El Sistema Educativo chileno está en un proceso de transformación. De una gestión burocrática, donde la totalidad de las acciones dependían de decisiones externas, se transita a una delegación que lleva a una creciente autonomía de los centros educativos y, por lo tanto, de sus actores. En lo que respecta al Nivel de la Educación Parvularia, las iniciativas de reforma se han acrecentado a finales del año 2001 y con mayor intensidad en los años 2003 y 2004. Las modalidades de organización de los contenidos curriculares, las estrategias metodológicas, y la evaluación de la calidad de los procesos de enseñanza – aprendizaje son temáticas abiertas, que la implementación de las Bases Curriculares para la Educación Parvularia ha venido a profundizar en el debate teórico – metodológico actual. El escenario real nos muestra que las Bases Curriculares para la Educación Parvularia tienen como pretensión, el promover (y asegurar) oportunidades de aprendizaje considerando las características y potencialidades de los niños y niñas. En ese escenario, los requerimientos profesionales para implementar dichas Bases, ponen de manifiesto las tensiones entre las exigencias que estas plantean y el nivel de competencias de las educadoras para lograrlas, (demostrándolas). La tensión advertida, definitivamente, impacta (rá) en la toma de decisiones eficiente para el mejoramiento de la gestión pedagógica en el aula. Las dificultades observadas en el mencionado contexto no han sido evidenciadas desde las diferentes líneas de investigación vigentes.
Entonces, el problema que motivó esta investigación puede expresarse en algunas preguntas: Las competencias profesionales de las educadoras de párvulos ¿logran responder adecuadamente a las demandas y desempeños exigidos por la implementación de las Bases Curriculares? Estas competencias, ¿son evaluadas en función de dichos desempeños y en función de la calidad de los ambientes de aprendizaje que planifica e implementa en su nivel? Es así como durante el desarrollo de esta investigación se efectuaron una cantidad importante de observaciones de clase. Los focos de cada observación estaban centrados en la organización de la situación de enseñanza, en las estrategias de enseñanza, en los procedimientos de evaluación, en la interacción pedagógica, en el saber pedagógico y en el trabajo docente. La noción de competencia, en el contexto de esta investigación, asumió la referencia de aquella combinación articulada e integrada de conocimientos, habilidades, actitudes y valores conducentes a desempeños pedagógicos adecuados, oportunos y satisfactorios en diversos contextos educativos, según criterios utilizados en el área ocupacional. Competencias que debieran orientar a la educadora en la búsqueda de propuestas pedagógicas que le permitan planear, organizar su trabajo, tomar decisiones y comprender el sentido profundo de su papel siendo un profesional competente.
Los principales hallazgos se refieren a una detallada caracterización de las competencias profesionales de las educadoras que intervienen en la gestión pedagógica en el segundo nivel de transición y una caracterización de los ambientes de aprendizaje de los preescolares del segundo nivel de transición en relación con la calidad de las experiencias de aprendizaje que les son ofrecidas.