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Presentación

Agustín de la Herrán Gascón

 

El estudio de la creatividad aparece por primera vez en la Historia en el seno de la Pedagogía unido a la formación. Consideramos que “De Institutione Oratoria” -obra en doce volúmenes escrita por Quintiliano entre los años 93 y 96- es el primer manual de Didáctica. El autor esboza un currículum para la enseñanza de la oratoria, define una metodología, que se inicia desde los primeros años de vida, y se detiene especialmente en la formación del orador. Con el antecedente de Aristóteles -que también se refiere a ella, aunque débilmente-, sus libros III y IV, dedicados a la “Inventio” (una de las cinco fases de la actividad del rethor, profesor y experto en oratoria) constituyen el primer estudio sistemático sobre creatividad aplicada a la enseñanza.

Actualmente, como ámbito de investigación, la creatividad puede percibirse como un espacio transdisciplinar especialmente relevante para las Artes, la Pedagogía, la Empresa, las Ingenierías, las Ciencias de la Información, la Psicología, etc. Sin embargo, no hay disciplina o arte que pueda substraerse a ella y por tanto afrontar su estudio como factor íntimamente constitutivo de su tejido epistemológico. No en balde la investigación científica y artística de calidad precisa de la creatividad para su desarrollo, aunque también requiera de la reiteración.

El presente monográfico incluye una amplia variedad de temas de creatividad y formación desde su disciplina de referencia, la Pedagogía, comprendida como ciencia compleja de la educación y la enseñanza para la formación. Desde esta perspectiva aplicada la creatividad se puede percibir desde muy diversos modos: como una aptitud educable, una finalidad didáctica, un principio didáctico, una fuente y estrategia para la motivación didáctica de alumnos y docentes, un imperativo ético para la enseñanza, un referente del respeto didáctico al alumno, una condición de calidad de la enseñanza-aprendizaje, un proceso de aprendizaje y ámbito de formación para todos, un reto para profesores y equipos, un factor del desarrollo profesional y personal de los docentes, valor social, etc. En todo caso, resulta una clave fundamental de la enseñanza, la formación, la organización y la transformación educativa de todos los niveles de enseñanza, desde la Educación Infantil (o Preescolar, en algunos sistemas educativos) hasta la Universidad, y tanto en contextos formales como no formales.

A partir de lo anterior se podría considerar -con ligereza, a mi entender- que la creatividad es un anhelo deseable a priori. Pero esto es matizable desde la Pedagogía.

En efecto, desde una perspectiva didáctica y organizativa, la creatividad no es una finalidad terminal, sino una intención secundaria. Lo prioritario, cuando en educación de creatividad se trata, es que sea formativa o que contribuya a la mejora personal y social. Quiere esto decir que, a veces, la creatividad se emplea mal, con afán destructivo o egocéntrico. Del mismo modo, otros constructos, como la cooperación, la empatía, la solidaridad, la eficacia, etc. son cuestionables si su motivación es egocéntrica o inmadura. Esta evidencia o esta orientación no tan excepcional cuando de creatividad se trata es lo que nos anima a apreciarla con cautela.

La creatividad en la práctica pedagógica no es sólo un objeto externo aplicable a alumnos, programas, competencias, organización, investigación, proyectos de innovación, problemas, situaciones, etc. Es, sobre todo, un constituyente de la razón -como pueda serlo la duda, los afectos, las virtudes o el sentimiento-, porque la creatividad no es algo diferente del conocimiento. Nos adherimos a esta reflexión de F.E. González Jiménez, catedrático de Didáctica de la Universidad Complutense de Madrid: “Somos lo que conocemos y manifestamos lo que somos. Lo que se educa es la razón, sensibilidad y afecto incluidos”. Desde este punto de vista se puede deducir que todo ser humano que conoce y que ejercita su razón es forzosamente creativo, que toda creatividad es educable y que la mayor o menor creatividad en unos u otros es finalmente una cuestión de grado. Siendo lo anterior científicamente constatable, es preciso ir más lejos: la creatividad es un fenómeno presente en la totalidad de la naturaleza, la satura completamente, no es ajena a ninguna especie biológica y rebosa en el universo. Por ello, al hilo de Comenio podemos afirmar que la Naturaleza puede ser una excelente maestra también en creatividad y que la relación didáctica con ella se basa en la observación atenta, sensible y flexible.

Durante décadas, la creatividad ha estado a punto de deteriorarse en manos de científicos-eco de la creatividad, que han explotado hasta la nausea las relativamente pocas contribuciones de los escasos científicos-voz. De este modo, la creatividad se ha transformado en un campo contradictoriamente trillado por expertos muy influyentes ocupados de su investigación, sobre todo de los campos pedagógicos y psicológicos. Ha sido tal la reiteración ‘anticreativa’ de enfoques y contenidos, y tan escasa la autocrítica, que algunos hemos llegado a lamentarlo públicamente. Y éste es otro lamento.

Actualmente y tomando como base la sucesión histórica de múltiples enfoques evolutivos en el estudio de la Creatividad Aplicada –estudiados por Jessica Cabrera-, algunos sectores de la Pedagogía han iniciado una nueva fase comprensiva e investigadora de gran interés teórico y aplicado. Nos referimos a trabajos asociados a enfoques pedagógicos holísticos, basados en la (auto)formación, la creatividad comunitaria, la transformación social, la creatividad a través de las TICs basadas en soportes abiertos y redes (Joaquín Paredes), la transdisciplina, la complejidad, los niveles y procesos de conciencia, las ciencias emergentes, la evolución humana, la investigación de frontera, etc. Es desde las nuevas comprensiones, cada vez más profundas, complejas y mejor orientadas al crecimiento personal y a la mejora social a través de la educación como caben imaginarse otros ángulos, descubrimientos e investigaciones para la mejora de la escuela y de la sociedad.

Es la flexibilidad y la teleología productiva e interpretativa de las nuevas preguntas, procesos y resultados de una Pedagogía enriquecida lo que podría influir indirecta o directamente en la totalidad de las disciplinas que se ocupan del estudio de la Creatividad Aplicada. Porque, si bien la creatividad las permea en sus ambientes, personas, procesos y productos, la formación educativa para la evolución social los ahorma y pudiera orientar finalmente. Nos parece pertinente volver ahora a Platón o a Kant. Porque para interpretar la realidad en su complejidad y diferenciarla de su apariencia es preciso abandonar nuestras confortables cavernas y atrevernos a caminar sobre la tierra bajo el sol. Sólo así accederemos a un saber experimental que nos permita discriminar entre lo que son sombras y mejores aproximaciones al conocimiento de la realidad.

 

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