REICE 2014 - Volumen 12, Número 1
LA INTEGRACIÓN DE LOS DIBUJOS ANIMADOS EN EL CURRÍCULO DE EDUCACIÓN INFANTIL. UNA PROPUESTA TEÓRICA

INTRODUCCIÓN

Desde que la televisión redefinió el tiempo libre y de ocio de los individuos allá por los años 50, muchos han sido sus panegiristas así como sus detractores. La realidad, sin embargo, nos indica que si bien la forma de llegar a las audiencias ha cambiado, la vida de la televisión ha sido, es y será muy larga, así como los diversos usos y utilidades que se le adjudiquen (Hermoso, 2009). Superadas las tradicionales funciones que se le asigno en épocas pasadas -teleguardería, teleadicción, teleconsumo y teledivulgación- hoy debemos tratar de acercarnos a una visión que le otorgue un valor tanto formativo como de entretenimiento al unísono.

El éxito de la omnipresencia de la televisión en nuestra sociedad se inicia desde la misma infancia. De hecho, supone un elemento fundamental de fricción con las nociones tradicionales de esta etapa, a la vez que influye en la conducta y las expectativas de los niños (Leiva y González, 2000; Álvarez y del Río, 2004; Chacón y Sánchez-Ruiz, 2009). Este escenario -ya no nuevo, sino más bien consolidado- requiere una respuesta educativa capaz de nutrir de valores y contenidos el amasijo de información audiovisual que los pequeños reciben indiscriminadamente de la televisión (Steinberg y Kincheloe, 2000).

Evidentemente los medios de masas ejercen una función informativa muy importante y paralelamente tienen unos efectos multiplicadores, influyendo en el desarrollo infantil (del Río y Román, 2005). Por este motivo la escuela debe mantenerse en contacto con los medios en general y con la televisión en particular. Resultaría alarmante que la escuela le diese la espalda a tal componente de la realidad (Escofet y Rubio, 2007). Actualmente los niños no participan de la cotidianidad de los adultos como en épocas anteriores, donde en su compañía solían obtener los conocimientos, las destrezas y las actitudes necesarias para su desarrollo personal y su futuro laboral. Una vez identificada la infancia como estadio cultural diferenciado, por primera vez en la historia los niños no precisan de la intervención directa de los adultos para aprender. La televisión especialmente y demás medios audiovisuales facilitan todo una oferta formativa que los propios niños prefieren descubrir y explorar. De esta manera, desde la preocupación científico-pedagógica debemos alentar por aunar esfuerzos entre la escuela y la familia, en tanto instituciones educadoras por excelencia, y la televisión como una influencia infantil consolidada (Aguaded, 2011; Míguez Pérez et al., 2012).

Inicialmente fue entendida como un medio que acercaba la información lejana a los telespectadores; hoy tiene que competir con otros recursos, como es el caso de Internet y la telefonía móvil. Aun así, la televisión se caracterizaba y se caracteriza por acercar la fantasía a la realidad, y es ahí donde tenemos la posibilidad de aprovechar una relación entre la educación y la televisión. En esta combinación coincidimos con Aguaded (2002) al afirmar que ambas inciden en el proceso de socialización de los individuos, y, en consecuencia, deben buscar puntos de encuentro que las acerquen.

1. LA TELEVISIÓN EN EL ÁMBITO EDUCATIVO

La televisión y la educación, en general, presentan unos rasgos característicos que las hacen complementarias. Mientras que la televisión se centra en el espectáculo y en el entretenimiento, alejándola del carácter formativo que, por otro lado, sí tiene la educación, esta centra su trabajo en una perspectiva histórica, que necesita de una constante actualización para evitar la obsolescencia de los contenidos (Aguaded, 1997). En consecuencia, su combinación dota a aquella del halo formativo que necesita para ser entendida como un medio productor de aprendizajes, que desde los centros educativos se trata de desarrollar (Franco y Justo, 2010).

Aún más, consideramos que el valor educativo de la televisión radica en que ayuda en el aprendizaje de conceptos, y/o modifica/genera hábitos de conducta, valores y costumbres, ayuda a aprender conceptos… (Marín, 2005; Medrano, 2005; Sevillano y Prelado, 2005; Medrano, Cortés y Palacios, 2007). Para que la televisión pueda ser concebida como un instrumento educativo, debemos ubicarla como un elemento más de la ecología del aula y, además, implica formación y consumo crítico de su uso, tanto por parte de los docentes como de los escolares. El docente debe incluir realmente la televisión en el currículum como un instrumento educativo, solo así será útil al desarrollo curricular y, en consecuencia, el modelo didáctico requiere un punto de vista integrador, caracterizado por ser flexible y abierto (Aguaded, 2005).

Debemos ser conscientes de que la televisión por sí sola no desarrolla todo su potencial formativo (Digón, 2008), pues los mensajes que manda han de ser ubicados en un contexto, de ahí que la figura del docente sea la piedra angular para su utilización.

2. LA TELEVISIÓN EN EL AULA DE EDUCACIÓN INFANTIL

La conjugación de la curiosidad por aprender y la emoción que provoca la televisión en edades tempranas, son elementos que bien fusionados harán que la inclusión de la TV en las dinámicas educativas sea una realidad. La combinación de un lenguaje fácil y rápido con imágenes ricas en colores atraen al público infantil y juvenil (Marín, González et al., 2011), un ejemplo de ello son los canales temáticos que han nacido con la televisión digital terrestre, como Clan TV, Disney Channel o Boing, los cuales presentan una programación cargada de series de dibujos animados, caracterizados por estos aspectos. Entendemos que la televisión en general y las series de dibujos animados en particular pueden introducirse como un recurso más de la clase, sumándose a las aportaciones de las TIC a las aulas, como así lo han hecho las pizarras digitales y los ordenadores.

En la etapa de Educación Infantil la televisión se convierte en un gran recurso, dado que para los más pequeños es una ventana al mundo, trasciende el tiempo y el espacio, rompe con las leyes de la física, etc. El estudio realizado por Anderson et al. (2001) así lo refleja, ya que en sus resultados resaltaban que aquellos sujetos que durante la infancia habían visto mucha televisión presentaban las puntuaciones más altas en las materias curriculares. En esta línea, la investigación llevada a cabo por Christakis y Zimmermann (2004) reflejaba resultados similares muy interesantes, pues indicaban que los menores de 11 años dedicaban a ver la televisión una media de 2 horas diarias, mientras que los mayores de esta edad lo repartían entre la videoconsola y la televisión, sin que ello interfiriera en su rendimiento educativo.

Los resultados de estas investigaciones hacen que pensemos que la incorporación de la televisión al aula de Educación Infantil generará una renovación en la metodología del aula, pues así los contenidos más tediosos para los estudiantes se volverán atractivos, y la atención se verá incrementada.

Las diversas editoriales con las que los centros educativos trabajan, ya han incluido en sus materiales de aula los medios de comunicación en general y las TIC en particular. Así por ejemplo, en la editorial Everest (Calvo, Díez y Estébanez, 2008) en el material destinado a tercer curso, segundo trimestre (destinado para alumnos de 5 años), podemos encontrar una unidad dedicada a la Televisión. En este sentido, debemos seguir ampliando el poso científico que facilite la integración curricular de las TIC, y en este caso concreto proponemos el uso didáctico de la TV.

Los profesores asumen una responsabilidad extra en la integración curricular de la televisión, ya que debe combinar la planificación didáctica con la organización escolar, implementando estrategias que fomenten la mejor interacción entre alumno, escuela y televisión-realidad (Aguaded, 2005). Así hemos procurado proponer un diseño curricular que facilite un desarrollo donde se integren los agrupamientos más adecuados, optimizando los recursos y creando espacios para el trabajo en grupo y la reflexión individual y conjunta, con una evaluación del proceso de enseñanza-aprendizaje y la propia integración curricular de la televisión en sus diferentes aspectos.

Como bien nos indica Aguaded (1997) la explotación didáctica de la televisión puede trabajarse desde diferentes ópticas. En este caso hemos optado por la integración curricular de la televisión introduciendo un capítulo de dibujos animados para un aula de Educación Infantil. Debemos entender que la televisión ofrece todo un abanico de posibilidades formativas, aprovechando el interés y la motivación que despiertan en los niños en edades tempranas. El visionado y análisis de programas de televisión para el desarrollo del currículo requiere de una coherente planificación.

Nuestra propuesta didáctica plantea actividades en diferentes bloques de las áreas curriculares de Educación Infantil para cumplir los objetivos de la etapa, desde una visión reflexiva y práctica.

El uso didáctico que aportamos pivota sobre la concepción educativa de la televisión en calidad de complemento pedagógico, de tal forma que nos sirve como eje transversal del currículum, con un claro componente motivador de la realidad de los niños. Además, desde el punto de vista pedagógico el visionado de los dibujos animados debe contribuir al desarrollo de los objetivos generales de la Educación Infantil, de capacidades a través de procesos como observar, escuchar, descubrir, sentirse motivado, implicarse… y de esquemas conceptuales como situaciones (arriba, abajo, delante, detrás…), colores, formas básicas, tamaños, direccionalidad…

3. EXPERIENCIA DE TRABAJO

La propuesta que aquí hacemos la ubicamos en tercer curso del segundo ciclo de Educación Infantil y se centra en la serie de dibujos animados «Sandra, detective de cuentos», que actualmente se proyecta en el canal del grupo Televisión Española denominado «Clan TV».

La serie cuenta las aventuras de una pequeña Sandra, que se convierte en una detective por herencia de su abuelo. Su labor consiste en ayudar a diferentes personajes de los cuentos tradicionales a resolver diversos enigmas. Siempre va acompañada en sus aventuras por un elfo llamado Fo de un color verde brillante y vestido con un traje rojo, quien recibe en la «seta oficina» las llamadas y mensajes pidiendo ayuda a la detective. Para trasportarse al mundo de fantasía del cuento emplean el llamado «túnel del caos», donde una vez que la protagonista se ha introducido se detiene el tiempo en el mundo real.

El capítulo seleccionado se titula «Frutas del bosque» el cual se basa en el tradicional cuento Caperucita Roja. Fo va a buscar a Sandra, quien está preparando un pastel para celebrar el cumpleaños de su padre, y la encuentra en la cocina, donde le transmite la llamada de auxilio que la abuelita de Caperucita Roja ha realizado. Mientras hablan, Fo se come el pastel que Sandra había preparado para su padre, momento en que por el pasillo se le escucha llamando a la pequeña, instante en que Sandra y Fo acceden al túnel del caos a través del horno, para llegar al cuento y atender a la llamada.

Una vez que llegan a la casa de la abuelita, esta les cuenta que han desaparecido sus agujas de tejer y que no podrá hacerle a su nieta, Caperucita Roja, su capa. Sandra le realiza una serie de preguntas y va a ver a la nieta, quien la informa de sus movimientos en los días de la desaparición, mientras el elfo es secuestrado por el lobo que pretende comérselo. Fo para entretener al lobo le va indicando la guarnición que debe preparar para que sea más sabroso al comérselo. Mientras Sandra llega a la casa del lobo y observa la escena que se ve interrumpida por la llegada de Caperucita quien rompe su trato con el lobo, pues fue ella quien hizo desaparecer las agujas de tejer con la ayuda del lobo.

Finalmente todo se arregla, le devuelven a la abuela las agujas y Sandra le propone que no le haga más caperuzas a Caperucita Roja, dado que ella no desea llevarlas ya, si no que se las haga al cazador quien está muy necesitado de sus prendas.

Tras este breve resumen del episodio, queremos extraer los puntos fuertes aprovechables para el diseño, desarrollo e innovación del currículum. En un primer momento debemos partir de la legislación vigente para integrar adecuadamente nuestra propuesta didáctica.

Los objetivos generales para la Educación Infantil, presentes en el artículo 3 del Real Decreto 1630 de 2006, que proponemos lograr son los siguientes:

«a) Conocer su propio cuerpo y el de los otros, sus posibilidades de acción y aprender a respetar las diferencias.

c) Adquirir progresivamente autonomía en sus actividades habituales.

d) Desarrollar sus capacidades afectivas.

e) Relacionarse con los demás y adquirir progresivamente pautas elementales de convivencia y relación social, así como ejercitarse en la resolución pacífica de conflictos.

f) Desarrollar habilidades comunicativas en diferentes lenguajes y formas de expresión».

Centrándonos exclusivamente en el área 1 -Conocimiento de sí mismo y autonomía personal-, pretendemos abordar el currículum desde una visión global e integradora que fomente el interés y el significado para los escolares. De esta forma, presentamos a continuación los elementos curriculares específicos del área analizada para posteriormente introducir su concreción en el desarrollo curricular de Educación Infantil a partir de la integración didáctica de la serie televisiva, Sandra Detective de Cuentos, para implementarla en una semana, con al menos una hora por día.

En el área 1 (Conocimiento de sí mismo y autonomía personal) proponemos el desarrollo de los objetivos 3, 4 y 5:

«3. Identificar los propios sentimientos, emociones, necesidades o preferencias, y ser capaces de denominarlos, expresarlos y comunicarlos a los demás, identificando y respetando, también, los de los otros.

4. Realizar, de manera cada vez más autónoma, actividades habituales y tareas sencillas para resolver problemas de la vida cotidiana, aumentando el sentimiento de autoconfianza y la capacidad de iniciativa, y desarrollando estrategias para satisfacer sus necesidades básicas.

5. Adecuar su comportamiento a las necesidades y requerimientos de los otros, desarrollando actitudes y hábitos de respeto, ayuda y colaboración, evitando comportamientos de sumisión o dominio».

Los contenidos y valores, que podremos trabajar a través del visionado de este capítulo serán:

  • Área 1. Conocimiento de sí mismo y autonomía personal:
    • Bloque 1: El cuerpo y la propia imagen: Identificación y expresión de sentimientos, emociones, vivencias, preferencias e intereses propios y de los demás. Control progresivo de los propios sentimientos y emociones. Aceptación y valoración ajustada y positiva de sí mismo, de las posibilidades y limitaciones propias. Valoración positiva y respeto por las diferencias, aceptación de la identidad y características de los demás, evitando actitudes discriminatorias.
    • Bloque 3: La actividad y la vida cotidiana: Habilidades para la interacción y colaboración y actitud positiva para establecer relaciones de afecto con las personas adultas y con los iguales.

A partir de tales contenidos proponemos realizar dos baterías de actividades estructuradas del siguiente modo: previas al visionado y posteriores al mismo:

*Actividades Previas: al inicio de la sesión de clase se realizará una pequeña asamblea, con la temática del cuento de Caperucita Roja. Se leerá el cuento y se realizará una batería de preguntas en torno a él, tales como quién era Caperucita Roja, cuál era su misión, qué le pasaba al lobo, qué hacia el cazador, etc.

  • Preguntarles cómo se llevan con sus abuelos y como se porta Caperucita Roja con la suya.
  • Indagar con los niños las ideas principales del cuento (¿Por qué tuvo problemas caperucita? ¿te puedes fiar de las apariencias?...)
  • Identificar en el cuento las diferentes nociones espaciales, que podemos trabajar en un mural u otro material al efecto.
  • Hacer un dibujo de sus abuelos y colorearlos

*Actividades posteriores al visionado:

Área 1:

Bloque 1: El cuerpo y la propia imagen:

  • Deberán dibujar su cuerpo y el de Fo el elfo, colorearlos y ver las diferencias entre ambos.
  • Se asignará un rol familiar a cada grupo. Un grupo deberá defender a Caperucita por hacer desaparecer las agujas de tejer y otro grupo defenderá a la abuela. Esto servirá como lluvia de ideas para analizar por qué Caperucita Roja le roba las agujas a su abuela y le engaña. Lo harán en voz alta en grupo, respetando el turno de palabra.
  • Como hemos hablado del Túnel de Caos, realizaremos una sesión de psicomotricidad donde los alumnos pasen a través de dicho túnel (elaborado con anterioridad) y simularemos que pasaría, siempre guiados por el docente.
  • Dibujar caras en función del estado de ánimo, que trabajaremos en asamblea donde haremos gestos y mímica mostrando los diferentes sentimientos. En una ficha colocar las caras dibujadas que expresan diferentes sentimientos (alegría, tristeza, enfado…), que muestre cómo se puede sentir la abuela al descubrir el engaño de Caperucita y en otros momentos del episodio.
  • Cada niño pensará en una situación donde su abuela haya hecho algo que no le guste (en el caso de Caperucita demasiadas capas), y explicará de qué manera se lo diría, pensando cómo se sentiría ella.

Bloque 3: La actividad y la vida cotidiana:

  • Realizaremos una lluvia de ideas relativo a la familia: los miembros de cada una de ellas, edades, profesiones, etc.
  • Con la ayuda y colaboración de la familia en casa, elegirán fotografías de los electrodomésticos que pueden encontrar en las cocinas de sus hogares, ordenándolos de mayor a menor tamaño y luego en clase los pegarán en un mural. Una vez hecho esto marcarán con una estrella roja el electrodoméstico que sirve a Sandra y a Fo para trasladarse al mundo de los cuentos.
  • Colorearán una capa con los adornos que a ellos le gustaría llevar y pegar gomets.
  • En una asamblea veremos qué ropa le gusta ponerse a los niños, si reciben ropa de sus hermanos o primos mayores o si ellos le dejan la ropa a otras personas cuando ya les está pequeña.
  • Recordaremos que la abuela de Caperucita cuenta que las agujas las heredó de su abuela, su abuela de su bisabuela y su bisabuela de su tatarabuela. Explicaremos estos términos y los alumnos deberán buscar información en casa y realizarán en clase un gran árbol genealógico, con fotografías o dibujos. En la medida de lo posible se facilitará la participación de la familia, tanto para la elaboración como para la exposición en clase.

En definitiva, desarrollamos temas de necesario aprendizaje a estas edades como el trabajo colaborativo a través de las distintas actividades (como en las asambleas, la actividad a. del bloque 1, y las actividades b. y d. del bloque 3), donde potenciaremos la cooperación, el compañerismo, la amistad y otros valores interpersonales, para la búsqueda de soluciones a problemas comunes. En este sentido también trabajamos actitudes ligadas a la asertividad, la empatía, la humildad… (especialmente en las actividades b, c, de y e del bloque 1, y la d del bloque 3) para que se sensibilicen de la situación de los demás y sepan ponerse en el lugar del otro. Los tópicos tradicionales serán otro aspecto de presencia constante en las actividades, tratándose con detenimiento los finales felices, las relaciones familiares (actividades b, c, d y e del bloque 1 y prácticamente en todas del bloque 3).

Siguiendo en esta línea profundizamos en las relaciones de parentesco (abuelo-nieto) y facilitaremos la concepción de un árbol genealógico, las conexiones dentro de la familia, los roles familiares, entre diferentes aspectos en las actividades a, b, d y e del bloque 3. Otro tema fundamental que damos la oportunidad de trabajar con los niños hace referencia a los contravalores como el egoísmo, la pereza o el engaño, buscando alternativas más positivas para afrontar las situaciones cotidianas (como en las actividades d y e del bloque 1).

Aprovechamos nuestra propuesta para conocer y manejar las dimensiones espaciales, la coordinación psicomotriz y las nociones temporales básicas (actividades c del bloque 1, y b, c y d del bloque 3.

Y finalmente otro tema importante en estas edades gira en torno a los colores primarios y secundarios, trabajados en las actividades b del bloque 1 y c del bloque 3. Estos dos últimos temas también implican procesos de percepción, memoria visual, análisis (semejanzas y diferencias), reversibilidad de pensamiento… que mejoran el desarrollo integral de nuestros alumnos.

Para la evaluación, a partir del trabajo diario y la oportuna reflexión sobre la práctica, recogeremos los avances de cada alumno en una ficha individual, donde se incluyan los principales aspectos planteados en los objetivos: conocer las partes cuerpo humano y demostrar capacidad para hacer las actividades de forma autónoma. En virtud de la participación y las respuestas dadas a las situaciones que requieren habilidades comunicativas, reconocemos el nivel de empatía y asertividad mostrada por cada uno.

4. REFLEXIONES FINALES

Con este artículo pretendemos animar a los docentes de cualquier nivel educativo, pero especialmente de Educación Infantil, para que identifiquen los diferentes recursos tecnológicos de su entorno y los aprovechen en su quehacer didáctico. El impacto televisivo en los escolares queda patente en diferentes estudios e investigaciones. Por ejemplo, en 2012 el Consejo Nacional de Televisión de Chile publicó un documento titulado «Zoom a los hogares con menores de edad» fruto de la VII Encuesta sobre Televisión realizado entre la población chilena en 2011, donde recogía la fuerte influencia de la televisión como fuente de entretenimiento, información, compañía y educación de las familias chilenas con hijos menores de 18 años. Estos datos junto a los aportados por Hager (2006) que señalaba que los norteamericanos veían una media de 30 horas semanales la televisión, hacen necesario continuar pensando en que la televisión sigue jugando un papel importante en nuestras vidas.

No debemos darle la espalda a la realidad de nuestros escolares. Si la televisión está tan presente en sus vidas, como educadores debemos integrarlas en la cotidianidad escolar. La escuela debe armonizar las necesidades sociales de hoy desde la implementación de programaciones didácticas capaces de formar hacia un consumo racional de los mensajes televisivos, en el marco de la educación integral de los ciudadanos en un contexto cada vez más tecnológico, cargado de experiencias con los medios de comunicación, siendo el principal la televisión en la etapa infantil (Aguaded, 1999).

La escuela es una institución donde se pretende impulsar el desarrollo individual y la integración sociolaboral. Y esta doble misión requiere de la integración de la realidad sociocultural, transmita por la televisión entre otros medios, que no sólo difunden cultura, también la moldean. El uso de la televisión en la escuela es una iniciativa que podía verse facilitada por el desarrollo de la televisión universitaria, como plataforma compartida inter e intrauniversitaria de experiencias y contenidos que mejorarían la formación de los futuros educadores y otros profesionales relacionados con la educación (Aguaded, 2012). En cualquier caso la integración curricular de la televisión en la escuela implica una serie de cambios pedagógicos (Almenzar, 2004):

  • El docente amplia su función formativa e informativa, aportando un mayor grado de significatividad a la tarea docente.
  • Los alumnos tienen un papel más activo y participativo en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
  • Los recursos didácticos aumentan y mejoran en diversidad.
  • El currículum en general se concreta y puede adaptarse a las características del alumnado.
  • Introducir cambios estructurales y organizativos.

Evidentemente la planificación y estudio de la presencia de la televisión en el aula resulta imprescindible, para que su aplicación y utilidad sea beneficiosa para la Educación Infantil.

Aprovechar e integrar la televisión en nuestras aulas supone una pieza clave para articular la combinación entre el mundo mediático y la institución escolar. La televisión facilita la conexión entre la escuela y el resto de esferas sociales (Aguaded, 2005).

La institución escolar tiene los recursos necesarios para proporcionar diferentes opciones de aprendizaje que incluya en la forma y en el fondo la televisión en el diseño y desarrollo del currículum. Podemos encontrar reticencias ante la incorporación de la televisión al negar su valor cultural o entenderse un instrumento contracultural, pero debemos aprovechar sus virtudes y sobre todo considerar su posición privilegiada en el seno de la sociedad y de cada hogar. Los educadores debemos de ser conscientes ante la variedad de vivencias y experiencias que propone la televisión (Almenzar, 2004; Marcos, 2010).

El consumo de televisión es responsabilidad directa de la familia, si bien la institución escolar tiene un importante papel como agente socializador y educativo. En definitiva, y para concluir, como dicen García y Torres (2009) la televisión educa, solo hay que saber emplearla para que tenga una influencia positiva en los telespectadores.

REFERENCIAS

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