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ASISTENCIA Y DESERCIÓN EN ESCUELAS SECUNDARIAS RURALES DEL PERÚ

 

En el Perú, a diferencia de la educación primaria en la que casi la totalidad de la población en edad de acceder se encuentra inserta en el sistema educativo, alrededor de 3 de cada 10 jóvenes en edad de cursar la educación secundaria no lo hace y, en zonas rurales, poco menos de 5 de cada 10 jóvenes se encontraba en similar situación. Específicamente, definiendo como desertores a los jóvenes que alguna vez se encontraron en el sistema educativo, pero no concluyeron con la educación básica y que no se encuentran matriculados, se estima una tasa de deserción de 17.2% entre los jóvenes de entre 14 a 18 años (Encuesta Nacional de Hogares, 2004). La proporción de jóvenes desertores  se incrementa significativamente con la edad (26% en el caso de jóvenes de 18 años frente a 11.4% en el caso de los de 14 años), es mayor en la sierra y selva (19% y 25% respectivamente frente a 13% en la costa), para las mujeres (19.2% frente a 15.3% en el caso de hombres), y, en particular, es un problema básicamente rural (donde la proporción de desertores es 29.4% frente a 9% en zonas urbanas).

Entender a cabalidad el funcionamiento del sistema educativo en áreas rurales implica necesariamente conocer las características de la población e investigar las interacciones de las características familiares y las propiamente vinculadas al sistema educativo en las decisiones sobre asistencia a la escuela secundaria en zonas rurales. Además, resulta fundamental indagar acerca de qué tanto la asistencia de los jóvenes a la educación secundaria se encuentra condicionada por la carencia de un centro educativo próximo. Ello constituye un aporte respecto de otros estudios realizados previamente.

El objetivo general de este estudio es identificar los determinantes de la decisión de asistir (o desertar) a la escuela secundaria en el ámbito rural considerando aspectos tanto de oferta como de demanda.  Con este fin, el estudio utiliza como fuente de información encuestas aplicadas a jóvenes estudiantes y desertores de la educación secundaria en zonas rurales. La muestra con la que se trabajó incluye centros poblados rurales con y sin escuela secundaria (de modo que fuera posible identificar factores asociados a la oferta y demanda educativa) en 23 departamentos del Perú.

En la segunda sección se presenta el marco conceptual. En la tercera sección se describe cómo se realizó el diseño de los instrumentos y cuáles son las características de la muestra utilizada en el estudio. A continuación, en la sección cuatro, se presentan los resultados del estudio, incluyendo los perfiles de estudiantes y desertores, el análisis de las causas declaradas para la deserción, así como los factores asociados a la decisión de asistencia al colegio (a partir de la construcción de un modelo econométrico para estos efectos). Finalmente, se proponen algunas conclusiones y recomendaciones de política.

1. MARCO CONCEPTUAL

Una primera aproximación al fenómeno de la deserción es modelar directamente el abandono de la escuela como variable dependiente. Sin embargo, la asistencia a la escuela es una de las actividades alternativas a las que los jóvenes asignan su tiempo, por lo cual, en muchos estudios se modela conjuntamente la variable de asistencia a la escuela con la realización de alguna forma de trabajo (de modo que se recoge el trade-off existente entre ambas actividades){1} directamente o a partir del tiempo dedicado a cada actividad.
 
El conjunto de factores asociados que contribuyen a explicar las conductas de los jóvenes en torno a la asistencia o deserción escolar se ubican en distintos niveles: factores individuales, del hogar, de la escuela y de la comunidad. A continuación revisaremos algunos de éstos.

Los beneficios esperados de la educación se asocian en cierta medida con los resultados que alcanzan los estudiantes en la escuela (como proxy de los retornos que se esperan de la educación), de modo que mejores resultados académicos reducen los incentivos a la deserción. Así, por ejemplo, Rumberger (1987) muestra evidencias de una relación entre logros académicos pobres (calificaciones o repitencia) o problemas de conducta en la escuela con la deserción escolar. De forma similar, Steinberg, Lin Blinde y Chan (1984) detallan los hallazgos de diversos estudios en que la evidencia apunta a peores resultados académicos en los potenciales desertores respecto de sus pares que llegan a concluir efectivamente la escuela. En este punto, además, siguiendo la argumentación de Orazem y Gunnarson (2004), cabe indicar que un mayor nivel educativo alcanzado por el estudiante puede tener dos efectos: incrementar la productividad del niño en la escuela (de modo que éste podría lograr mejores resultados académicos), pero también puede significar un aumento en el nivel de salarios a los que se puede acceder

Los beneficios de la educación para el estudiante pueden depender también en buena medida de la calidad de la educación impartida en la escuela. Orazem y Gunnarson (2004) argumentan que la calidad de la escuela actúa a través del incremento esperado en capital humano por año adicional de educación.

La inserción temprana en el mercado laboral y la generación de ingresos para contribuir al mantenimiento de la familia en el momento actual representan un elemento relevante del costo de oportunidad que enfrenta el adolescente en su decisión de asistir o no a la escuela. De acuerdo a Ravallion y Wodon (1999), aunque la escuela implica ingresos futuros mayores, entre las familias pobres ésta compite en la asignación del tiempo de los niños con empleos intensivos en mano de obra (asalariados o trabajo en empresas de la familia). Dagenais, Montmarquette y Viennot-Briot (2002) presentan evidencia que apunta a un efecto negativo del trabajo sobre la asistencia a la escuela, aunque dicho efecto dependería del número de horas dedicadas a esta actividad en detrimento del estudio.

La presencia de hijos de forma temprana puede interferir con la continuación de los estudios debido al tiempo que deben dedicar las adolescentes a tareas de crianza, elemento que también representa el costo de oportunidad que se enfrenta en las decisiones de asistencia o deserción. En ese sentido, distintas investigaciones reporten una relación negativa de la maternidad temprana con la asistencia a la escuela (Anderson, 1993, Dagenais, Montmarquette y Viennot-Briot 2002, así como la revisión de literatura que llevan a cabo Steinberg, Lin Blinde y Chan, 1984).

El nivel educativo de los padres puede ser un indicador de la valoración que éstos tienen hacia la educación que reciben sus hijos. Emerson y Portela (2002) encuentran que una mayor educación de los padres incrementa la probabilidad que un hijo asista a la escuela. No obstante, estos efectos parecerían tener sesgos por género. Así, Emerson y Portela (2002) indican que el nivel educativo de los padres parece tener un mayor impacto sobre la asistencia a la escuela de los hijos hombres, lo cual puede ser explicado porque los padres anticipan retornos mayores a la educación de los hijos respecto a de las hijas. Por su parte, Jaychandran (2002) precisa que el efecto de la educación del padre sería mayor sobre el hijo varón y el efecto de la educación de la madre sobre la hija.

El nivel socioeconómico de la familia representa la capacidad que tiene ésta de asumir los costos directos derivados de la educación, además del apremio de ésta para una inserción temprana de los hijos en el mercado laboral. En esa línea, Emerson y Portela (2002) encuentran un efecto positivo de los ingresos no laborales sobre la asistencia de los hijos varones a la escuela; además, afirman que los ingresos del hogar pueden hacer más productiva la escolaridad mediante la provisión de materiales complementarios para reforzar lo aprendido en la escuela. Orazem y Gunnarson (2004) argumentan que ante un nivel constante de la riqueza del hogar, un mayor número de miembros implica menores recursos per cápita, con lo cual podría reducirse la probabilidad de asistencia a la escuela (aunque un mayor número de miembros en el hogar también puede incrementar la capacidad de generación de ingresos de la familia).

La presencia de los padres en el hogar puede considerarse como un indicador del apoyo familiar que reciben los jóvenes para continuar su educación. Así, por ejemplo, los resultados de Alexander, Entwisle y Horsey (1997) apuntan a un incremento del riesgo de deserción en hogares en que está presente uno sólo de los padres (respecto de aquellos en donde están ambos padres). Rumberger et al (1990) proponen algunos mecanismos a través de los cuales influye el apoyo de las familias sobre la educación, entre los cuales se encuentran la calidad de las relaciones en la familia y el monitoreo de los padres hacia las actividades de los hijos.

Entre los estudios del caso peruano que identifican causas asociadas a la deserción, cabe mencionar a Cueto (2002){2} que identifica a la edad, ser mujer, tener relativa mayor talla para la edad (debido a lo cual es más probable que se perciba que están en edad de trabajar) y no vivir con ambos padres, entre otros, como factores que influyen positivamente sobre la probabilidad de desertar en una muestra de estudiantes rurales. Con especto al género, el estudio atribuye la mayor probabilidad de las mujeres para abandonar la escuela a alguna forma de discriminación por parte de la familia o del sistema educativo o la percepción de que la maternidad debe empezar más temprano en contextos rurales.

El estudio de Alcázar, Rendón y Wachtenheim (2002) evalúa los determinantes de la asistencia a la escuela y el trabajo de adolescentes (10 a 18 años) pertenecientes a zonas rurales en una muestra de diez países latinoamericanos. Los autores encuentran que los determinantes más significativos de la asistencia a la escuela en el Perú comprenden la edad, los años de educación alcanzados y el nivel educativo del jefe del hogar; sin embargo, otros factores como el género, la composición del hogar, el ingreso de la familia o el género del jefe del hogar no resultan significativos.

La investigación de Rodríguez y Abler (1998), enfocada en el análisis de la asistencia escolar y participación en la fuerza de trabajo de niños y adolescentes (entre 6 y 16 años),  encuentra que la probabilidad de asistir a la escuela es mayor para los hombres y es afectada positivamente por la edad (aunque la relación exacta tiene la forma de una U-invertida) y el nivel educativo del menor, así como la edad y nivel educativo del jefe del hogar; por otro lado, encuentran un efecto negativo de la residencia en zonas rurales sobre dicha probabilidad. No obstante, sus estimaciones sugieren que los ingresos familiares no tienen impactos significativos sobre la probabilidad de asistir a la escuela.

Por último, los resultados del estudio de Alcázar y Valdivia (2005), basado en una encuesta a jóvenes desertores de entre 15 y 25 en cuatro localidades urbanas del Perú,  sugieren que factores relacionados con la condición de pobreza de las familias afectan la decisión de deserción de los jóvenes urbanos de ambos géneros. Sin embargo, influye también sobre las posibilidades de abandono de los estudios escolares, el grado de integración y estructuración de las relaciones familiares influye, tanto directamente a través de la capacidad de la familia para evitar que ello ocurra, como de forma indirecta mediante una débil internalización de valores en torno a la educación.  A pesar que los jóvenes entrevistados indicaban que el trabajo no les impidió seguir estudiando, en situaciones específicas la combinación de trabajo y estudios se hace difícil y genera el abandono escolar, luego del cual los posibles cambios en la vida personal y la falta de tiempo pueden impedir el retorno al sistema educativo.

2. METODOLOGÍA

La fuente de información principal del estudio fueron los resultados obtenidos a partir de encuestas aplicadas a jóvenes estudiantes y desertores de la educación secundaria en zonas rurales del Perú. Para estos efectos, se definió a los jóvenes (entre los 14 y 18 años de edad) desertores en el nivel secundario como aquellos que cuentan con educación primaria completa y no iniciaron o no completaron la educación secundaria y no se encuentran asistiendo a la escuela y a los estudiantes como aquellos que se encontraban cursando el 3ero, 4to. o 5to de secundaria de una escuela pública rural del Perú.

El diseño de las encuestas tuvo como punto de partida la identificación de los determinantes que normalmente se asocian a la decisión de asistencia o deserción de la escuela en la literatura existente sobre el tema (ver sección 2). Así, se incluyeron variables contextuales del hogar (nivel socioeconómico y características de los miembros){3}, información sobre el historial educativo de los jóvenes (realización de educación inicial, repetición de grados, entre otros temas), preguntas que representasen los costos y beneficios que enfrentan los jóvenes en la decisión de asistir o abandonar la escuela secundaria (trabajo, tareas domésticas y aprendizaje de un oficio), los costos directos asociados a asistir al centro educativo y los beneficios directos y percibidos de continuar la educación.

El trabajo de campo se realizó en una muestra de centros poblados rurales pertenecientes a una muestra de departamentos del país que representaban diferentes zonas geográficas. La muestra fue de 370 centros poblados rurales que cuentan con una escuela secundaria y 70 en los que no existe una escuela secundaria (de modo que fuera posible identificar factores asociados a la oferta y demanda educativa). Como resultado del trabajo de campo, se logró aplicar los instrumentos a 932 jóvenes estudiantes y a 416 jóvenes desertores (entre los cuales, 340 son residentes de centros poblados con escuela secundaria y 76 de centros poblados sin escuela). Los jóvenes estudiantes debían estar ubicados entre el tercer y quinto año de secundaria y los jóvenes desertores debían tener entre 14 y 18 años. La muestra obtenida, resultó balanceada por género, en la medida que se aplicó 455 encuestas a estudiantes varones, 477 a estudiantes mujeres, 196 a desertores varones y 220 a desertores mujeres.

Con la información recogida a través de las encuestas se construyó un perfil comparativo para jóvenes estudiantes y desertores mediante la elaboración y  análisis de estadísticas descriptivas de la información recogida en las encuestas. En segundo lugar, para la determinación de los factores asociados a la asistencia y deserción escolar entre los jóvenes, se realizó un análisis de regresión discreta para estimar el efecto de las características individuales y familiares sobre la decisión de asistir o no a la escuela. 

Asimismo, se trata de examinar por separado la situación de los desertores pertenecientes a centros poblados con escuela de aquellos ubicados en centros poblados sin escuela, con la finalidad de identificar factores vinculados a la oferta y demanda educativa. La importancia de hacer esta distinción radica en que el análisis de la decisión de estudiar es relevante sólo en el primer caso, en la medida de que en el segundo no existe propiamente una decisión de no estudiar dado que la oferta de educación secundaria está restringida (por factores que pueden considerarse exógenos a la demanda en el sector rural; por ejemplo. decisiones de asignación de gasto publico en educación, etc.). Los resultados del análisis de determinantes de la decisión de escolaridad en centros poblados con escuela permitirán posteriormente extrapolar la situación de la escolaridad que ocurriría en centros poblados, en caso que éstos tuvieran acceso a ella (análisis contrafactual).

Se asume que las familias funcionan como unidades que buscan maximizar el bienestar de sus miembros en su conjunto. En este sentido, la decisión de escolaridad de los jóvenes se asume que es tomada por la familia en su conjunto, considerando los beneficios esperados de la educación y la totalidad de costos que se incurren en la escolaridad de los hijos. En este sentido, se hace necesario incluir en el análisis tanto variables que reflejen características individuales, como familiares, de los jóvenes en las zonas rurales.

Un tipo de costo importante en la escolaridad de los hijos es el costo de oportunidad de su tiempo. En este sentido, es de primera importancia considerar en el presente análisis el tema del trabajo juvenil. Debido a que la escolaridad requiere de cierta asignación específica de tiempo, meses y días específicos, y una cantidad de horas de estudio mínima, muchas veces las decisiones de asignación serán exclusivas entre ambas alternativas. Dado que el objetivo es analizar la decisión laboral en cuanto resulte en una dificultad seria para los estudios e induzca a aumentar las probabilidades de deserción de los jóvenes, se define la situación de trabajo para los jóvenes sólo en la medida en que estos realicen actividades familiares o no familiares (remuneradas o no) por mas de 4 horas diarias por 6 días a la semana (24 horas por semana). Cabe resaltar que los resultados presentados en el presente documento son en gran medida robustos a variaciones con respecto a esta definición (por ejemplo utilizando la definición de trabajo a partir de sólo 180 horas a la semana).

2.1.  Metodología econométrica

La estrecha relación entre las decisiones de trabajo y escolaridad genera algunos problemas estadísticos que requieren de metodologías especiales para su tratamiento. En particular, se considera que la decisión de trabajar, considerada en un modelo para explicar la asistencia a la escuela, sería fuertemente endógena: si bien la situación laboral ayudaría a explicar la decisión de asistir a la escuela, también  la decisión de escolaridad explicaría la primera.{4} La endogeneidad hace una estimación directa de la probabilidad de estudiar inconsistente. Es decir, los parámetros estimados estarían no sólo sesgados, sino que además no se acercarán en ninguna medida razonable a los valores poblacionales sin importar que tan grande y/o representativa sea la muestra obtenida. En definitiva, es necesario incluir la decisión de trabajo como parte de la decisión de estudiar de los jóvenes. En el presente estudio se siguen dos caminos para tratar con ese problema:

  1. Variables instrumentales. Se instrumentaliza la decisión de trabajo con un conjunto de variables que se estima ayudan a predecir esta decisión, y que no estarían correlacionadas con el error en ecuación para explicar la probabilidad de estudiar. Para esto, en una primera etapa se estima un modelo de elección discreta Probit para la decisión de trabajo contra variables con las características descritas. Luego, en una segunda etapa, se incluyen las predicciones del modelo anterior (probabilidades ajustadas) como variables explicativas en la ecuación de la probabilidad de estudiar.
  2. Probit Bi-variado. La alternativa es considerar explícitamente un sistema de dos ecuaciones para explicar las probabilidades de estudiar y trabajar. El modelo del Probit bi-variado permite hacer justamente esto, y además brinda un estimado paramétrico del grado de relación entre las dos decisiones

Se utilizan las dos metodologías en paralelo debido a que ambas tienen ventajas queueden ser complementarias y su uso en paralelo sirve como una prueba de robustez. La primera permite concentrar los esfuerzos en la decisión de estudio. La segunda metodología permite discernir más claramente los mecanismos por los cuales las características individuales o familiares ayudan a determinar la decisión de escolaridad. Dado que se tiene un modelo para el trabajo y otro para el estudio, se pueden analizar los efectos directos de cada variable (los que se ven en la ecuación de estudiar), y los indirectos (los que afectan primero a la decisión de empleo, y a través de esta a la decisión de escolaridad).

 3. ANÁLISIS DE RESULTADOS

3.1.  Perfil del estudiante y del desertor

El análisis de las características de la vivienda, el acceso a servicios públicos y la tenencia de activos, muestra que los jóvenes estudiantes, en promedio, pertenecen a hogares con un mayor nivel socioeconómico en comparación con los jóvenes desertores (cuadro 1 y gráfico 1). Dentro del grupo de desertores, los indicadores examinados muestran algunas diferencias importantes que parecen indicar que los residentes en centros poblados sin escuela pertenecen a hogares de mayor nivel socio económico que los de centros poblados con escuela, aunque las diferencias no son muy significativas. Los resultados encontrados se pueden explicar porque el nivel socioeconómico condiciona, en buena medida, la capacidad de los hogares para asumir los costos directos de la educación, además que puede implicar la necesidad que los jóvenes generen recursos para apoyar en el mantenimiento de sus familias.

Gráfico 1. Características de la vivienda y acceso a servicios públicos (%).  
Jóvenes Estudiantes y Desertores

a

Cuadro 1. Tenencia de activos en el hogar (%)

 

Estudiantes

Desertores CP con Colegio

Desertores CP sin Colegio

Radio

92,2

85,8

81,6

Televisión

53,9

43,7

48,7

Teléfono

4,8

2,1

6,6

Refrigeradora

8,9

5,9

10,5

Computadora

4,8

0,0

1,3

Bicicleta

41,8

30,4

35,5

Moto

4,5

2,4

3,9

Automóvil

2,8

1,2

1,3

Combi

4,2

1,2

1,3

En cuanto a la estructura familiar se analizó si existe en alguno de los grupos bajo análisis, una mayor carga familiar (en particular, la presencia de un número mayor de niños pequeños o ancianos) que pueda afectar las decisiones de asistencia a la escuela por parte de los jóvenes. Sin embargo, no se encontró diferencias relevantes entre los tres grupos analizados, como se puede apreciar en el gráfico 2.

Se examinó además si los padres se encontraban presentes en el hogar de los jóvenes, como un indicador de eventos familiares que puedan incidir sobre las decisiones de asistencia a la escuela. Los jóvenes estudiantes, en promedio, cuentan en mayor medida con ambos padres presentes en el hogar (77.4%), respecto de los desertores en centros poblados con escuela (71.8%) y sin escuela (72.4%) y el género del jefe del hogar es una mujer en 14.1% de los casos de los estudiantes respecto a 17.6% y 19.2% en el caso de los desertores de centro poblados con y sin escuela respectivamente.

Gráfico 2. Composición del hogar. Jóvenes Estudiantes y Desertores

b

El inicio de la convivencia o la presencia de hijos de forma temprana pueden favorecer el abandono temprano de la escuela con el objeto de generar ingresos para la familia o para permitir una mayor dedicación a las tareas de crianza de los hijos. Además, es posible algún tipo de discriminación (de parte del propio centro educativo, de sus compañeros o de padres de familia), contra las mujeres que quedan embarazadas mientras aún asisten al colegio que las empuje a abandonar los estudios. Al respecto, se observa que entre 9 y 11% de las jóvenes que abandonaron sus estudios tienen hijos y entre 3 y 6% se encuentren viviendo con su cónyuge o pareja (respecto de menos de 1% entre las estudiantes, en ambos casos).

Otro de los aspectos que también se examinó en el grupo de jóvenes encuestados fue la precariedad en las relaciones familiares. La relación con los padres parece ser, en general, mejor entre los estudiantes respecto de los desertores; así, mientras que un 76 a 77% y un 86 a 87% de los estudiantes declaran que la relación con sus padres es buena, los desertores consideran lo propio sólo en un 60 a 70 % de los casos, en promedio. En cuanto a la relaciones con otros miembros de la familia, no parecen haber diferencias significativas entre los grupos analizados.

La existencia de otros desertores en el hogar (padres o hermanos) puede ser un síntoma de los obstáculos que puede tener la familia para mantener a los hijos en el sistema educativo o también de la valoración que se tiene acerca de la educación. Al respecto, como se observa en el gráfico 3, se registra una mayor incidencia de deserción entre los padres (no así con las madres) y, especialmente, entre los hermanos de los desertores respecto de los estudiantes. Además, la ausencia de un centro educativo secundario en el centro poblado parece influir notablemente sobre las decisiones de asistencia de los hermanos, en tanto que la proporción de hermanos desertores entre los residentes en centros poblados sin escuela es significativamente mayor.

 Gráfico 3. Incidencia de deserción en padres y hermanos (%). Jóvenes Estudiantes y Desertores

c

De manera similar, se debe resaltar el hecho que los padres de los jóvenes estudiantes presentan, en promedio, mayor nivel educativo que los padres de sus pares desertores: mientras que un padre promedio entre los estudiantes cuenta con 7 años de educación y una madre promedio con 5.3, estos valores se reducen hasta 5.5 a 5.6 entre los padres de los desertores y 4 a 4.3 entre las madres de los desertores (cabe notar que los niveles educativos de los padres de los desertores de centros poblados sin escuela son ligeramente mayores a los de los centros poblados con escuela).

Los problemas de los jóvenes en la escuela y su perfil educativo en general (realización de educación inicial, edad de inicio de la primaria, percepciones acerca de la propia dedicación a los estudios y los problemas experimentados en la escuela, repetición de grados) puede afectar la percepción e interés que éstos tienen sobre la continuación de sus estudios, y por lo tanto, la motivación para asistir a clases. Al respecto, se encuentra que los estudiantes realizaron en mayor proporción educación inicial que los desertores de ambos grupos (y, en general, las mujeres han cursado inicial en mayor medida que los hombres). De manera similar, se encuentran diferencias en cuanto a la edad de inicio de la educación primaria (cuadro 2). Cabe notar también que al examinar qué tan importante es la repetición de grados en los jóvenes encuestados, aquellos que se mantienen en el sistema educativo muestran mejores resultados, por cuanto sólo un 24% ha repetido algún año de estudios, en tanto que un 45% a 50% de los desertores han repetido. La presencia de algún episodio de deserción (sin considerar el abandono definitivo) en algún momento durante la permanencia en la escuela es similar para los tres grupos analizados.

Cuadro 2. Perfil educativo general

Característica

Estudiantes

Desertores CP con Colegio

Desertores CP sin Colegio

Horas de estudio en clases (promedio a la semana)

28,9

n.a.

n.a.

Horas de estudio en casa (promedio a la semana)

13,6

n.a.

n.a.

Ha hecho educación inicial (%)

74,2

64,5

60,0

Edad de inicio de educación primaria (media)

6,2

6,4

6,5

Repitió algún año de estudios (%)

23,9

50,1

45,3

Episodio de deserción previo (%)

13,6

13,5

11,8

n.a. = no aplica

La evidencia encontrada acerca de la repetición de grados resulta consistente con las percepciones acerca de la frecuencia promedio en que declaran estudiantes y desertores haber tenido distintos problemas en la escuela. En general, los desertores declaran en mayor medida, respecto de los estudiantes, haber tenido problemas escolares de varios tipos sobre los que se les preguntó. Así, por ejemplo, mientras que entre un 49% y 53% de los desertores señalan que no entienden lo que les enseñan con regular o mucha frecuencia, sólo un 38% a 40% de los estudiantes indica algo similar. Como se indicó previamente, la presencia de problemas escolares puede ser un indicativo de una menor valoración de los estudios o de una reducida motivación para continuar con éstos.

Cuadro 3. Problemas en la escuela*  (%)

 

Estudiantes

Desertores CP con Colegio

Desertores CP sin Colegio

No entiendo lo que me enseñan 

Mucho

9.7

15.7

15.9

Regular

29.95

37.1

35.2

Poco  

27.95

28.3

31.0

Nunca

32.4

19.0

26.4

Poco interés en estudiar  

Mucho

17.55

17.7

22.0

Regular

10.65

27.0

26.7

Poco  

11.85

26.2

21.0

Nunca

59.95

29.2

30.4

Bajo rendimiento  

Mucho

2.25

8.8

7.8

Regular

22.7

41.4

39.3

Poco  

32.1

30.1

30.6

Nunca

42.95

19.8

22.5

Problemas de conducta 

Mucho

1.75

5.2

5.1

Regular

6.65

13.9

1.5

Poco  

16.1

16.0

12.9

Nunca

75.5

65.0

80.7

Ausencias y tardanzas 

Mucho

1.5

8.0

6.4

Regular

11.25

26.5

29.8

Poco  

30.6

28.7

23.7

Nunca

56.6

36.9

40.4

Problemas con compañeros 

Mucho

1.6

3.1

7.8

Regular

3.55

7.0

6.4

Poco  

10.65

12.8

2.7

Nunca

84.2

77.3

83.3

Problemas con profesores 

Mucho

1.05

3.3

2.7

Regular

2.05

4.9

2.7

Poco  

4.65

7.2

2.7

Nunca

92.25

84.7

92.1

* Los jóvenes respondieron cuán frecuentemente enfrentan los problemas señalados  (mucho, regular, poco o nunca)

   
En cuanto a la ubicación del centro educativo, un porcentaje similar de estudiantes y desertores en centros poblados con escuela asiste (o asistía) a un colegio secundario fuera del centro poblado, el cual es menor en comparación con los desertores residentes en un centro poblado sin escuela (en estos casos, como señalamos, la referencia al último centro educativo puede incluir al centro educativo primario o al centro educativo secundario ubicado en el anterior lugar de residencia). Sin embargo, el porcentaje que tiene que incurrir en algún gasto para trasladarse hasta el colegio nos da una idea de una menor accesibilidad comparativamente para los desertores respecto de los estudiantes y para los desertores en centros poblados sin escuela respecto de los demás jóvenes. Más aún, se debe considerar que la distancia promedio al centro educativo secundario más cercano que reporta el informante local en centros poblados que no cuentan con éste, es de alrededor de 50 minutos, con un valor máximo entre 5 y 10 horas

.
Cuadro 4. Ubicación y gasto para trasladarse al centro educativo

* Último colegio en que estudió
** Porcentaje de jóvenes que incurre en un gasto diario para trasladarse
a la escuela

Percepciones negativas hacia aspectos como qué tan apropiados resultan los horarios de clase, el acceso a materiales educativos o aspectos del desempeño de los docentes pueden influir considerablemente sobre la valoración a la escuela y los beneficios percibidos de la educación. En cuanto a las percepciones sobre las condiciones del actual / último centro educativo, los jóvenes estudiantes consideran en mayor medida que éste ofrecía horarios adecuados, lo cual probablemente se vincula a la mayor inserción laboral y horas de trabajo que presentan los desertores (como veremos más adelante). No obstante, en cuanto a las proposiciones de la existencia de una infraestructura adecuada y el acceso a servicios públicos, las percepciones de los estudiantes parecen ser más críticas, lo cual probablemente refleje el hecho que éstos no sean elementos tan trascendentes en la decisión de asistencia (o abandono) para los desertores.

Cuadro 5. Percepción sobre las condiciones del actual / último centro educativo (%)

Estudiantes

Desertores CP con Colegio

Desertores CP sin Colegio

Horarios adecuados 

De acuerdo

89.4

83.0

80.5

Mas o menos de acuerdo

7.3

12.8

12.7

En desacuerdo

3.2

3.7

6.9

No se

0.1

0.6

0.0

Infraestructura adecuada

De acuerdo

39.0

53.3

55.3

Mas o menos de acuerdo

33.7

29.2

26.7

En desacuerdo

26.6

17.2

18.1

No se

0.7

0.4

0.0

Colegio cuenta con servicios públicos

De acuerdo

26.5

32.0

36.0

Mas o menos de acuerdo

23.6

24.5

19.3

En desacuerdo

49.0

42.7

44.7

No se

0.9

0.9

0.0

Alumno recibe material necesario

De acuerdo

52.3

47.6

52.1

Mas o menos de acuerdo

24.8

26.9

22.3

En desacuerdo

21.8

22.2

25.7

No se

1.3

3.5

0.0

En los cuestionarios se incluyó una sección para recoger información concerniente al trabajo (si los jóvenes cuentan con un trabajo, el tipo de ocupación, el número de horas por semana y meses del año en que desarrollan esta actividad, así como en qué medida se percibe que éste interfiere con la continuación o reanudación de los estudios) y la realización de tareas domésticas (si es que los jóvenes apoyan en las tareas domésticas, el número de horas por semana y en qué medida se percibe que éstas interfieren con la realización de los estudios). A pesar que las cifras no apuntan a un mayor porcentaje de participación de jóvenes desertores en una actividad familiar respecto de los jóvenes estudiantes, si consideramos ésta conjuntamente con la realización de algún trabajo no familiar, la evidencia indicaría una mayor inserción en el mercado laboral de quienes han abandonado sus estudios. Más aún, a pesar de que la proporción de entrevistados que declara trabajar en una actividad familiar no difiere de forma significativa entre estudiantes y desertores, se observan brechas considerables en el número de horas trabajadas por semana (más horas de trabajo entre los desertores), tanto en relación al trabajo familiar como al no familiar.

Por otro lado, se encuentra que una mayor proporción de mujeres jóvenes asumen esta tarea (una cifra cercana al 100% en todos los casos, en comparación con una cifra de alrededor de 75% a 85% entre los varones). El número de horas por semana dedicadas a las tareas domésticas es coherente con la evidencia comentada previamente: mientras que el ratio entre horas promedio por semana en tareas domésticas entre mujeres y hombres estudiantes es alrededor de 1.3, éste alcanza un 2.3 en la muestra de desertores en centros poblados con escuela secundaria y un 2.9 en la muestra de desertores en centros poblados sin escuela secundaria. En suma, ello implicaría, en cierta medida, un sesgo en la división del trabajo al interior de la familia: en tanto que los hombres con mayor frecuencia se ocupan en actividades laborales no domésticas, las mujeres se dedican precisamente a llevar a cabo dichas tareas. Además, se debe mencionar que este sesgo en la asignación de la fuerza laboral familiar parece reducirse para el caso de los estudiantes (las diferencias en los porcentajes de participación en actividad familiar, no familiar y doméstica son menores por género en este grupo).

Cuadro 6. Trabajo en actividad familiar, no familiar y en tareas domésticas

Participación (%)

Estudiantes

Desertores CP con Colegio

Desertores CP sin Colegio

Hombre

Mujer

Total

Hombre

Mujer

Total

Hombre

Mujer

Total

Trabajo familiar

80,9

76,5

78,6

76,8

65,9

70,9

87,8

62,9

76,3

Trabajo no familiar

29,0

13,0

20,8

52,9

22,2

36,2

48,8

17,1

34,2

Trabajo domestico

87,3

97,3

92,4

73,5

98,4

87,1

75,6

91,4

82,9

Horas Promedio Semanal*

Hombre

Mujer

Total

Hombre

Mujer

Total

Hombre

Mujer

Total

Trabajo familiar

23,1

20,5

21,9

40,4

34,3

37,3

44,3

44,5

44,4

Trabajo no familiar

28,1

28,5

28,2

46,2

33,2

41,9

40,1

67,0

46,3

Trabajo domestico

10,3

13,4

12,0

11,1

25,9

20,3

10,3

30,3

20,4

Todo tipo de trabajo

35,8

31,4

33,5

61,1

53,3

56,8

64,4

64,4

64,4

Todo tipo, sin trabajo domestico

30,4

23,4

27,0

56,1

39,2

48,0

59,9

50,8

50,8

* Para los que participan en cada actividad

La estacionalidad en la realización de trabajos en actividades familiares y no familiares puede ser un factor que determine una mayor compatibilidad de estos empleos con la asistencia a la escuela, según estas actividades se realicen en mayor medida durante la época del año en que se llevan a cabo las clases o en aquella en que los centros educativos se encuentran en vacaciones escolares. Así, vemos que los estudiantes no sólo declaran trabajar en menor medida durante todos los meses del año, sino que además se observa una mayor intensidad en la realización de actividades familiares y no familiares durante los meses de enero a marzo (vacaciones escolares). En el caso de los desertores, su actividad parece más intensa en los primeros meses del año o hacia los meses de marzo a mayo (en mayor medida, para los desertores en centros poblados con escuela), estacionalidad posiblemente relacionada al ciclo agrícola.

3.2.  Análisis de las causas declaradas para el abandono de la escuela

La razón clave para el abandono definitivo de la escuela (30% a 50% de casos), según declara el grupo de jóvenes desertores, es la presencia de problemas económicos familiares y/o la necesidad de conseguir un trabajo para el mantenimiento del hogar. Otro motivo muy importante para la deserción es la carencia de recursos para la matrícula o para adquirir materiales educativos (6% a 15%).

Otra razón de importancia similar del abandono escolar (6% a 15% de casos) es el referido a la decisión de no querer estudiar o querer trabajar, elemento probablemente  vinculado a la valoración individual de la educación  por parte de los jóvenes y no a la condición socioeconómica del hogar. El poco interés por el estudio podría también estar relacionado a factores de oferta (poca calidad de la educación que se ofrece o que ésta no se adecua a las necesidades de los jóvenes). Debido a las posibles dudas sobre las razones reales detrás del desinterés del estudio/quería trabajar como causa de la deserción, se indagó acerca del por qué de este desinterés. Este se explica, de acuerdo a los jóvenes desertores, principalmente por un tema de valoración hacia la educación (“no me gusta el estudio”, “las cosas que aprendo no me sirven en la vida”, “mis amigos dejaron de estudiar y les iba bien”) y también por características del estudiante (como “no entiendo lo que me enseñan”) y, en menor medida, a temas de oferta (“la escuela no tiene condiciones adecuadas”).

Cuadro 7. Razones declaradas para el abandono de la escuela (%), jóvenes desertores

Otras causas importantes del abandono escolar son el embarazo y la iniciación de matrimonio o convivencia, las cuales interfieren con la continuación de los estudios al  generar una mayor carga familiar que debe afrontar el estudiante. Aunque la realización de labores domésticas podría considerarse, a priori, como un factor relevante en la decisión de asistencia (por cuanto podrían ocupar una parte considerable del tiempo disponible para estudiar), los resultados de la encuesta muestran que ésta comprende menos de un 3% de las respuestas totales. La inexistencia de un centro educativo tampoco representó un elemento muy importante en las decisiones de deserción, en la medida que se registra menos de 5% de las respuestas en este sentido (aunque alrededor de 15% de hombres en centros poblados sin escuela señalaron este factor). 

En general, la mayoría de causas apuntan entonces más a la demanda que a la oferta educativa, así resalta la importancia de elementos como problemas económicos en el hogar o la necesidad de trabajar, la carencia de recursos para la matrícula o materiales, el embarazo, el matrimonio y convivencia, entre otros, en comparación con el aspecto de oferta que se indicó como razón de deserción en una proporción pequeña de los casos, como es la inexistencia de un centro educativo. Cabe mencionar que, además de la diferente importancia de la causa “no había colegio” entre los desertores de centro poblado con escuela y los de centro poblado sin escuela, no se encuentran otras diferencias significativas entre estos dos grupos. Incluso, llama la atención que  sólo el 14.6% de los hombres y menos del 3% de las mujeres de centros poblados sin escuela identifican a la falta de escuela como razón principal del abandono.

Las brechas más importantes por género se registran en alternativas que afectan la posibilidad de continuar los estudios en mayor grado entre las mujeres, como el embarazo (12% a 23%) o la iniciación de la vida en pareja (6% a 11%). Se puede observar también que los problemas económicos y la necesidad de trabajar decae en importancia para las mujeres, al tiempo que la realización de tareas domésticas adquiere mayor trascendencia. No se encuentran otras diferencias importantes.

3.3.  Estimación econométrica

Tal como se ha podido apreciar en las secciones anteriores, el análisis descriptivo estadístico da pistas sobre los efectos de las características individuales y familiares en la situación escolar del individuo. Sin embargo, no podemos discernir sólo sobre la base de este análisis si efectivamente cada una de estas características influye significativamente sobre la situación escolar de cada joven, y mucho menos estimar la magnitud de los efectos atribuibles a cada una de ellas. Por ello, se realizan las estimaciones del  análisis de regresión descrito en la sección metodológica, el cual sí permite realizar estimaciones confiables de los efectos de cada una de las características individuales y familiares en la decisión de desertar (o continuar con los estudios). En primer lugar, se comentan los resultados de la estimación en dos etapas con la instrumentalización de la decisión de trabajo del joven y, en segundo lugar, se presenta los resultados del modelo probit bi-variado que estima las decisiones de estudiar y trabajar mediante un sistema de dos ecuaciones simultáneas. Previamente, se presentan las variables utilizadas en el análisis econométrico de esta sección (ver cuadro 8)

Además de las variables anteriores, usadas como explicativas o independientes en los modelos estimados, también es oportuno precisar las definiciones de deserción y trabajo utilizadas. En el primer caso, se consideran a todos los jóvenes en la muestra (los cuales tienen edades entre 14 y 18 años) que han concluido la educación primaria pero no la secundaria y que no se encuentran asistiendo al colegio al momento de la encuesta. En el segundo, se consideran a todos los jóvenes que trabajan por más de 24 horas a la semana (sea trabajo familiar o no familiar, remunerado o no remunerado). La idea del umbral de horas de trabajo a la semana considerado es analizar los determinantes de una situación laboral represente un obstáculo para la asistencia escolar de manera completa.

3.3.1.  Estimación en dos etapas

Cuadro 8. Lista de variables utilizadas para el análisis econométrico

Tal como se menciona en la sección metodológica, la decisión de trabajo puede ser considerada endógena a la decisión de estudiar, de manera que una estimación directa de la probabilidad de estudiar considerando el trabajo como variable explicativa podría generar un sesgo muy serio tanto en el signo como en la magnitud de las variables explicativas de esta decisión. En este sentido, se busca instrumentalizar la decisión de trabajo mediante una regresión (primera etapa del análisis) sobre esta variable. El objetivo es buscar el conjunto de variables que ayude mejor a predecir la probabilidad de trabajar y que estén lo menos posiblemente correlacionadas con el término de error en la ecuación de la decisión de estudiar. El interés en esta etapa no es la estimación de la decisión de trabajo en sí misma, sino lograr instrumentalizar esta variable para su posterior incorporación en la decisión de estudio (segunda etapa). En el siguiente cuadro se presentan la estimación de esta primera etapa (de la decisión de trabajo).

Cuadro 9. Probit Etapa 1: Probabilidades de trabajar más de 24 horas a la semana

Como principal comentario se puede resaltar que se logra un nivel de predictibilidad razonable (test de significancia conjunta y pseudo R2). Adicionalmente, los tests de significancia individual en este caso dan una pista sobre la magnitud en la que cada variable ayuda a explicar la probabilidad de trabajo{5}. En primer lugar, puede llamar la atención que las variables proxies de pobreza (servicios y activos del hogar) no resulten determinantes significativos de la probabilidad de trabajar. Sin embargo, cabe considerar que estas variables son proxies del stock de activos del hogar y no cambios temporales en el ingreso. Dado que el stock de riqueza es relativamente estable en el tiempo, más aún considerando que se está trabajando sólo con áreas rurales, no debe sorprender que aquellos jóvenes inducidos al trabajo por esta situación se encuentren persistentemente en el mercado laboral. Por otro lado, la variable “experiencia” (en niveles y al cuadrado) explica fuertemente la decisión de trabajo. Otras variables que contribuyen a explicar significativamente la decisión de trabajo son la edad (a mayor edad mayor probabilidad de trabajar), el número de hermanos menores de 7 años (a mayor número, mayor carga familiar y más necesidad de trabajar), el número de hermanos entre 7 y 18 años (a mayor número, mayor apoyo familiar y por lo tanto menor probabilidad de trabajar) y el uso del español en el hogar (jóvenes pertenecientes a hogares con idiomas diferentes al español tienen una mayor probabilidad de trabajar).  Utilizando el modelo anterior, se procede a proyectar la probabilidad teórica de estar trabajando para los jóvenes de la muestra. Luego, esta variable instrumentalizada de trabajo se incluye como variable explicativa en la segunda etapa (ecuación de estudio), cuyos resultados se presentan en el cuadro 10.

Cuadro 10. Probit Etapa 2: Probabilidad de Estudiar

Los resultados muestran que la decisión de empleo es altamente explicativa de la decisión de estudiar. Como se explica en la sección metodológica, esto es natural dado que se trata en gran medida de una misma decisión de uso del tiempo. Con respecto al resto de variables se obtienen en general otros resultados importantes. Las variables de rendimiento escolar positivo, como el índice de problemas en la escuela o el de atraso escolar (recordar que por construcción este índice esta inversamente relacionado con los años de atraso) tienen coeficientes positivos y altamente significativos. Todo lo demás constante, un joven con pocos problemas en la escuela predeciría una mayor acumulación de capital humano en la escuela y un mayor retorno a futuro de esta actividad. De manera similar, el indicador de si repitió algún grado de estudios (también relacionado con el rendimiento o interés por el estudio) resulta como una variable explicativa significativa de la decisión de estudiar. Otra variable que explica significativamente la probabilidad de estudiar es la percepción acerca de la calidad de la enseñanza (que es mayor a medida que peor es la percepción de calidad). Llama la atención, por el contrario que la variable de percepción sobre calidad del centro educativo no tiene el signo esperado, ello podría deberse a que en el caso de los desertores, ellos posiblemente se refieren a las escuelas de primaria (dado que se les pregunta sobre el último centro educativo al que asistieron) y éstas escuelas podrían ser consideradas mejores a las de educación secundaria. 

En los casos de deserción anterior, el signo no es el esperado y la variable es significativa. Ello se podía explicar debido a que los actuales desertores, en un porcentaje significativo tienen sólo primaria completa, y los episodios de deserción suelen presentarse más frecuentemente en la secundaria. Además, los desertores tienen menos años de escolaridad y por lo tanto menos probabilidad de tener más episodios de deserción temporal previa.

Por otro lado, las variables que reflejan una situación familiar problemática, como tener hijos o vivir con la pareja afectan negativamente la probabilidad de estudio. Es también el caso del indicador de percepción de tener buenas relaciones con la madre, que tiene un coeficiente positivo y significativo. En el primer caso, tener o vivir en pareja impide el continuar los estudios debido a otras obligaciones que implica. En el segundo caso, se encuentra evidencia del efecto de la situación familiar y su apoyo en las decisiones de estudio (jóvenes tienden más probabilidades de ser desertores en contextos familiares conflictivos).

Otra variable que afecta negativamente y de manera significativa la decisión de escolaridad es el trabajo domestico. Esta relación es también esperable en la medida que el trabajo domestico puede reducir las posibilidades de asistir a la escuela directamente, o afectar el desempeño educativo y por medio de esto reducir la probabilidad de seguir en la escuela. Esta variable, definida con un indicador que señala los jóvenes que realizan trabajos domésticos por más de 21 horas a la semana, tiene un efecto mayor para las mujeres que los hombres. Este resultado confirma lo encontrado por estudios previos. Un resultado que llama la atención es que, controlando, entre otras variables, por el trabajo domestico, el género no resulta significativo en la decisión de escolaridad. Sin embargo, en especificaciones alternativas se puede comprobar que su grado de significancia aumenta si se omite la variable de trabajo domestico por más de 21 horas a la semana. Dado que aún este caso es algo restringido, también se probaron especificaciones con definiciones más laxas (menos horas de trabajo domestico), llegando a encontrar efectos significativos y positivos de la variable género. Se puede decir entonces que el trabajo domestico tiene un efecto importante y diferenciado en la escolaridad entre los jóvenes hombres y mujeres, perjudicando primordialmente a las jóvenes. Sin embargo, existiría una diferenciación adicional en la decisión de enviar los jóvenes al colegio por género (aunque no muy significativa), debido probablemente a factores culturales recogidos imperfectamente en las estimaciones.

Otras variables como la lengua y la residencia en las regiones de sierra y selva también resultan significativas aunque de manera más débil que las variables antes descritas. En todos estos casos los efectos son positivos sobre la probabilidad de estudiar. Una posible explicación de estos resultados puede deberse a las mayores oportunidades laborales en la costa lo que aumentaría el costo de oportunidad de asistir a la escuela en estas zonas rurales y aumentaría la deserción (tener en cuenta que esta conclusión se hace controlando por todas las otras variables antes descrita como por ejemplo lengua que recoge aspectos culturales: no se concluye que se debiera esperar una mayor deserción en la costa, que es algo que no se observa). Finalmente, la variable de años de educación del padre no resulta significativa de acuerdo con esta estimación. Usualmente esta variable aproxima el nivel del stock de riqueza de la familia, lo cual no parece determinar la decisión de estudios (aunque si puede tener un efecto en la necesidad de trabajar{6}). La hipótesis es que en este caso un factor relativamente más determinante para la decisión de escolaridad podrían ser shocks de corto plazo, como enfermedades o caídas repentinas en los ingresos laborales. La poca significancia de la educación de los padres que obtenemos podría también ser un reflejo de una situación en la cual los beneficios de la educación no son tan decisivos en la decisión de escolaridad.

En el siguiente cuadro se calculan los efectos sobre la probabilidad de estudiar, de un cambio marginal en las variables explicativas (en el caso de las variables discretas se considera el cambio de 0 a 1). Los resultados del siguiente cuadro hacen posible comparar las magnitudes de los efectos de cada una de las variables.

Cuadro 11. Efectos Marginales sobre la Probabilidad de Estudiar

Dos situaciones que pueden influir fuertemente en la decisión de escolaridad son los hijos y la convivencia con la pareja. En el primer caso la probabilidad de estudiar se reduciría en aproximadamente 0.57; en el segundo, aproximadamente 0.51. Sin embargo, ambos se tratan de fenómenos que no afectan masivamente a la muestra (1.7% y 1.2% de la muestra respectivamente). Por otro lado, la decisión de trabajar sí afecta a una parte importante de la muestra, y disminuiría significativamente la probabilidad de estudiar (efecto marginal negativo de 0.48). Otras variables con un efecto marginal importante son el índice de atraso escolar, las buenas relaciones familiares (con la madre), el trabajo doméstico, la residencia en las zonas de sierra y selva, el manejo del quechua desde la infancia temprana y el índice de problemas en la escuela.

3.3.2.  Estimación simultánea de las decisiones de estudiar y trabajar

Una alternativa metodológica es estimar simultáneamente las decisiones de trabajo y estudio. La principal ventaja es que permite visualizar más nítidamente la manera en que las variables afectan a la probabilidad de estudiar: de manera directa (mediante su efecto en la ecuación de estudiar) o de manera indirecta (mediante su efecto en la ecuación de trabajar, que influye a su vez sobre la decisión de estudiar). Tal como se describe en la sección metodológica se utiliza un modelo de probit bi-variado. De esta manera, los coeficientes estimados consideran la interacción entre las dos decisiones. Los resultados de la estimación considerada se presentan en el cuadro 12.

En primer lugar, como es de esperar, se estima una correlación negativa entre los errores de ambas ecuaciones (comparando dos jóvenes con características idénticas, si uno trabaja y el otro no, la probabilidad de estudiar del primero será menor que la del segundo). El mismo cuadro en la parte inferior presenta un test de razón de verosimilitud sobre el grado de significancia de esta estimación, el cual arroja resultados positivos: la correlación estimada es altamente significativa. Esto indica que una regresión que no controle de alguna forma la interacción entre el trabajo y el estudio presentaría resultados sesgados (e inconsistentes). En particular, no considerar la endogeneidad del trabajo aumentaría desproporcionadamente su importancia en detrimento del resto de variables que afectan directa o indirectamente (vía el trabajo) la decisión de estudiar.

Cuadro 12. Probit Bivariado: Decisión de Estudiar y Trabajar por más de 24 horas por semana

En la estimación, como se puede apreciar, se consideran básicamente las mismas variables que en la estimación en dos etapas. Los signos de los coeficientes y su significancia en la ecuación de estudios, son remarcablemente similares a los obtenidos en la misma ecuación con la primera metodología. Esto agrega confiabilidad a sus resultados, comentados en la sección previa. Asimismo, como se puede apreciar en el siguiente cuadro, los efectos marginales también resultan bastante similares, para las variables consideradas en ambas estimaciones. Nuevamente, esto agrega confianza con respecto a que la especificación de la ecuación de la decisión de trabajar esta razonablemente bien especificada, de manera que no se presentarían sesgos significativos en los coeficientes estimados por el sistema de ecuaciones.

Cuadro 13. Efectos Marginales sobre probabilidad de Estudiar

Con respecto a las variables presentes en la ecuación de la decisión de estudiar en esta estimación, y que no se encuentran en la misma ecuación en la estimación anterior, el principal resultado seria el relacionado a las variables proxy de stock de riqueza del hogar: índice de equipamiento y acceso a servicios públicos (per capita) del hogar. Como se puede apreciar en el resultado de la estimación presentado, ninguno de estos índices resulta significativo en la ecuación de la decisión de estudiar, mientras que el índice de acceso a servicios públicos si resulta significativo para la decisión de trabajar de los jóvenes. Tal como se discute en la estimación previa, la hipótesis es que el stock de riqueza de la familia no es tan determinante de manera directa de la decisión de estudiar. Sin embargo, es plausible también creer que sí lo es en el caso de la ecuación de la decisión de trabajar, resultado corroborado en la presente estimación.

En este sentido, podemos concluir que el stock de riqueza permanente de la familia sí influye finalmente sobre la decisión de estudiar, mediante su efecto sobre la decisión de trabajar, que disminuye las posibilidades de seguir asistiendo al colegio para estos jóvenes.

Otras variables nuevas en esta estimación son las referidas a la composición familiar (numero de hermanos con menos de 7 años, y entre 7 y 18 años). En ambos casos se obtienen signos esperados: los niños menores representan una carga familiar y requieren de mayores esfuerzos para aumentar los ingresos familiares (o esfuerzo para cuidarlos); los jóvenes ya pueden colaborar con ambas actividades y por lo tanto disminuyen la probabilidad de que los hermanos tengan que abandonar los estudios. Los efectos marginales de estas variables también influyen en magnitud significativa sobre la probabilidad de estudiar, como se puede apreciar en el cuadro respectivo. Otra diferencia con respecto a las estimaciones anteriores, es que aumenta la significancia de variables como los años de educación del padre o si se tiene hermano o hermana desertor.

3.3.3.  Probabilidad de estudiar para jóvenes en centros poblados sin escuela

El modelo en dos etapas fue aplicado a la muestra de jóvenes desertores en centros poblados considerados sin escuela secundaria. En el siguiente cuadro se presenta el resultado de esta proyección; el promedio de las probabilidades proyectadas para esta sub-muestra, comparado con el promedio de los jóvenes estudiantes y de los jóvenes desertores que residen en un centro poblado con escuela.

Cuadro 14. Probabilidad proyectada de estudiar

Sub-muestra

Tamaño de la muestra

promedio

desv. est.

Estudiantes

880

0.850

0.185

Desertores en CP con escuela

330

0.415

0.275

Desertores en CP sin escuela

70

0.379

0.257

El resultado permite corroborar la similitud entre los jóvenes desertores encontrada en el análisis de las estadísticas descriptivas de la sección anterior, sea en centros poblados con y sin escuela, para las observaciones de la presente muestra. En particular, la probabilidad promedio entre ambas sub-muestras es bastante cercana (alrededor de 0.4), y muy inferior a la probabilidad proyectada para los jóvenes estudiantes (0.85). Hay que señalar que los jóvenes en centros poblados clasificados como sin escuela secundaria podrían eventualmente tener un acceso al centro educativo de algún centro poblado cercano.

No obstante, si consideramos a estos jóvenes como restringidos por la oferta educativa (se sabe que por ejemplo deben gastar significativamente más en transporte), el resultado se puede interpretar como que aproximadamente casi 40% de estos jóvenes (actualmente sin acceso a educación secundaria) asistirían regularmente a la escuela de tener dicho acceso. Asimismo, teniendo en cuenta la posibilidad de migración, puede justificarse en mayor medida esta interpretación del resultado encontrado. Los jóvenes en centros poblados sin centro educativo, no necesariamente están restringidos del acceso a la escuela por la distancia, sino también porque deciden no migrar hacia otras zonas donde si podrían tenerlo. Es plausible que las familias que decidan migrar tengan un perfil diferente y, según lo que la muestra sugeriría, las que deciden no hacerlo tengan características relativamente similares a la de los jóvenes desertores en centros poblados que sí tienen escuelas secundarias.

En las zonas rurales bajo estudio también toman una gran importancia factores sociales y culturales. Los resultados son consistentes con una división económica de las actividades familiares, asignando los roles por genero sea entre al escolaridad y/o el trabajo en la medida de lo posible. Principalmente, a las jóvenes se le asignan las labores de trabajo domestico y a los jóvenes hombres se les daría prioridad en la decisión de escolaridad.

4. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES

Información estadística y estudios previos mostraban que el Perú enfrenta aún un importante problema de deserción escolar, particularmente en la secundaria y en el área rural.  Sin embargo, aunque se cuenta también con información acerca de las causas declaradas de la deserción, no se conoce lo suficiente acerca de los determinantes de la deserción (asociados a la oferta educativa, al historial educativo del joven y a la estructura y características socio económicas de su hogar), menos aún en el contexto rural donde el problema es mayor, que permitan diseñar mejor las recomendaciones de política para contribuir a solucionar el problema de la deserción. El presente estudio contribuye al entendimiento de estos temas sobre la base del análisis de información recogida en encuestas aplicadas a 932 estudiantes y 416 desertores de entre 14 y 18 años de edad (340 de centros poblados con escuela secundaria y 76 de centros poblados sin escuela secundaria). Los principales resultados encontrados a partir del análisis descriptivo de la encuesta a jóvenes son los siguientes:

  1. Los jóvenes estudiantes pertenecen a hogares con mayor nivel socioeconómico, si se consideran las características de la vivienda, el acceso a servicios públicos y la tenencia de activos en el hogar.
  2. La estructura y relaciones familiares revelan una situación de mayor ventaja entre los estudiantes respecto de los desertores: la composición del hogar es similar para estudiantes y desertores; sin embargo, los estudiantes cuentan con ambos padres presentes en el hogar en mayor medida que los desertores y la relación de los jóvenes con sus padres parece ser mejor.
  3. La deserción parece ser un problema familiar: se encuentra una mayor incidencia de la deserción entre los padres (no tanto entre las madres) y, en particular, entre los hermanos de los desertores respecto de los estudiantes.
  4. El análisis de algunos indicadores del historial educativo de estudiantes y desertores muestra una situación más desfavorable para estos últimos (los estudiantes realizaron en mayor proporción educación inicial, se encuentran diferencias en la edad de inicio de la educación primaria y la evidencia de repetición de grados). Además, los desertores declaran con mayor frecuencia, respecto de los estudiantes, haber tenido mayor número de problemas en la escuela.
  5. La evidencia sobre la participación en el mercado de trabajo revela una mayor inserción laboral de los desertores respecto de los estudiantes (actividad familiar y/o no familiar). Más aún, se encuentra brechas considerables en el número de horas trabajadas por semana e ingresos laborales diarios superiores para los desertores respecto de los estudiantes.

En general, no se encontró diferencias relevantes entre los jóvenes en centros poblados con escuela y sin escuela que lleven a pensar en distintos perfiles para ambos grupos. La diferencia clave entre ambos grupos es la accesibilidad al centro educativo. 

Se encontraron diferencias por género básicamente en relación a la carga familiar generada por un nacimiento temprano o el inicio de la convivencia, así como la participación en tareas domésticas. 

Con respecto a las razones autodeclaradas de la deserción, en general, la mayoría de causas apuntan más a factores de demanda que de oferta. Así resalta la importancia de elementos como problemas económicos en el hogar o la necesidad de trabajar, la carencia de recursos para la matrícula o materiales, el embarazo, el matrimonio y convivencia, entre otros, en comparación con un aspecto de oferta que se indicó como razón de deserción en una proporción pequeña de los casos, como es la inexistencia de un centro educativo (incluso en el grupo de desertores de centros poblados sin escuela esta causa sólo fue identificada como principal en alrededor del 10% de los casos). Al interior de los factores asociados a la demanda educativa, destaca el nivel socioeconómico del hogar, la valoración individual hacia la educación (desinterés por el estudio) y aspectos vinculados a la estructura y relaciones familiares. Cabe indicar que el desinterés por el estudio o deseo de trabajar podría, como se indicó anteriormente, estar relacionado con factores de oferta, pero sin embargo, de acuerdo a las propias respuestas de los desertores, tiene más que ver con sus características e intereses.

El análisis econométrico permite corroborar muchos resultados anteriores y evidencia algunos elementos adicionales. En general, la decisión de continuar asistiendo a la escuela está determinada principalmente por el trabajo (proyección de probabilidad de trabajar estimada en primera etapa),  los problemas escolares, la percepción de calidad de la oferta educativa, el trabajo domestico, la región de residencia, el género y la situación familiar (relaciones con los padres, hijos, pareja, hermanos).  La significancia estadística y la magnitud de la variable estimada de probabilidad de trabajar la hacen un importante determinante de la asistencia a la escuela. Asimismo, este resultado muestra la  importancia de analizar los determinantes de la situación laboral de los jóvenes para dilucidar los efectos indirectos (vía el trabajo) que otras variables podrían tener sobre la decisión de continuar los estudios. Así por ejemplo, la región de residencia estaría relacionada a la decisión de estudiar recogiendo los costos de oportunidad de esta actividad.

Cuadro 15. Determinantes significativos de la Probabilidad de Estudiar*

Estimación en Dos Etapas

Estimación simultánea

Probabilidad de trabajar

 

Pocos problemas en la escuela

Pocos problemas en la escuela

Índice de atraso escolar

Índice de atraso escolar

Desertó anteriormente

Desertó anteriormente

Percepción de calidad del colegio

Percepción de calidad del colegio

Percepción de calidad de la enseñanza

Percepción de la calidad de la enseñanza

Repitió algún año de estudios

Repitió algún año de estudios

Trabajo doméstico (>21 hs. semanal)

Trabajo doméstico (>21h semanal)

Tiene hermano desertor

Tiene hermano desertor

Quechua hasta los 3 años

 

Buena relación con la madre

 

Tiene hijos

Tiene Hijos

Vive con  la pareja

Vive con la Pareja

Reside en la sierra

Reside en la sierra

Reside en la selva

Reside en la selva

 

Años del educación del padre

 

Hermanos menores de 7 años

 

Hermanos entre 7 y 18 años

 * Variables estadísticamente significativas al 90 o más por ciento de confianza

Como se muestra en el siguiente cuadro que resume las variables significativas que explican la decisión de continuar con los estudios, se tiene que otras variables asociadas a la oferta educativa o percepción de la oferta educativa tales como percepción de la calidad de la escuela y percepción de la calidad de la enseñanza, son también claves. Asimismo, son variables significativas y robustas como determinantes de la probabilidad de estudiar, aspectos relacionados con la experiencia del joven en la escuela (índice de atraso escolar, repitencias anteriores  y presencia de problemas) y con la historia de deserción del joven y de su familia. Variables encontradas también en otros estudios como el trabajo doméstico y la presencia de una pareja o hijos son también determinantes de la probabilidad de estudiar. Finalmente, el efecto de las variables asociadas al stock de riqueza de las familias seria indirecto, por medio de su efecto sobre la decisión de empleo. Es decir, las familias no decidirían el abandono de la escuela de sus hijos por razones de costo directo (sean gastos de transporte o materiales educativos), sino por el costo de oportunidad (indirecto) de esa actividad.

Finalmente, esta parte del análisis, confirma los resultados previos respecto a las similitudes entre el perfil de los jóvenes en centro poblados sin y con escuela secundaria. De esta manera, de acuerdo a las estimaciones, los jóvenes de centros poblados sin escuela, tendrían una probabilidad similar de asistir a la escuela, situación que ocurriría, según los modelos estimados, de instalarse un centro educativo en dichos centros poblados (análisis contrafactual).

En general, el estudio confirma que los factores que originan la deserción escolar en el Perú están principalmente asociados a la pobreza. Sin embargo, esta relación es bastante más compleja y la relación se produce principalmente a través del trabajo, la valoración de los estudios y algunos otros aspectos que podrían estar vinculados a la pobreza como la precariedad de las relaciones afectivas al interior del hogar.

Casi todos los jóvenes realizan actividades laborales y en la mayoría de los casos, esta situación no les impide –al menos en el corto plazo- seguir estudiando. La realidad del trabajo está presente desde tempranas etapas de sus vidas y se expresa en la necesidad de compartir su tiempo entre ese tipo de labores y la asistencia a la escuela. Sin embargo, parece ser que a partir de situaciones específicas, la combinación de trabajo y estudios se hace difícil y se genera así el abandono escolar.

Asimismo, los resultados dan cuenta de otros importantes factores asociados a la deserción, tales como el historial educativo del joven, su percepción acerca de la calidad de la educación, el costo de oportunidad del estudio y aspectos familiares tales como relaciones entre los miembros de la familia, y la maternidad adolescente (aspecto clave en el caso de las jóvenes). Aspectos relacionados con el historial educativo (tales como repeticiones previas o problemas de rendimiento) de los jóvenes resultan como determinantes importantes de la deserción. Ello podría deberse a características de los jóvenes o sus familias pero también podría estar explicado en parte por debilidades de la educación que se imparte en las escuelas secundarias de las zonas rurales. Los programas curriculares, los horarios de enseñanza  y las instituciones educativas mismas no están concebidos para atender las necesidades de los jóvenes rurales y menos aún de los jóvenes con problemas particulares de aprendizaje o familiares.

A nivel de recomendaciones, el estudio sugiere pensar en alternativas de políticas diferenciadas para hacer frente a un problema complejo y heterogéneo como el de la deserción escolar. Por un lado, resulta evidente que las principales causas vinculadas a situaciones de pobreza deben ser atendidas mediante acciones orientadas a elevar los niveles de vida de los hogares y proveerles los medios adecuados para el incremento de sus ingresos. Dada la importancia de los aspectos de demanda para la deserción escolar, se recomendaría reforzar la implementación de programas de transferencias monetarias directas condicionadas a la asistencia escolar, en particular, para atender la problemática de la deserción de la educación secundaria, áreas rurales, y de las mujeres (asignando por ejemplo mayores transferencias en el caso de asistencia  a grados de educación secundaria vis a vis educación primaria o de niñas vis a vis niños).

Sin embargo, existe otro tipo de problemas que requerirían otras políticas de atención. En esa línea, cabría establecer en primer lugar la necesidad de realizar esfuerzos para que el sistema escolar “adapte” mejor la pedagogía y la currícula escolar a los intereses y necesidades de los jóvenes y tenga en cuenta además los contextos sociales y familiares de los que provienen. En particular, se impone la necesidad de explorar alternativas de servicios educativos más flexibles que atiendan la doble necesidad de estudio y trabajo de muchos jóvenes y que se orienten a la reinserción de los desertores al sistema educativo.

Finalmente, dada la importancia del embarazo adolescente como factor asociado a la deserción escolar en el caso de las mujeres, resulta necesario profundizar el trabajo en el diseño e implementación de políticas para la prevención de la maternidad adolescente. Además, dada la importancia de las consecuencias en términos de interrupción de los estudios, deberían llevarse a cabo esfuerzos orientados al diseño de programas de apoyo a madres adolescentes de escasos recursos económicos, de manera que éstas puedan continuar sus estudios y obtener una educación de calidad, lo cual a su vez incidirá posteriormente sobre mejores condiciones laborales y socio-económicas, en beneficio de ellas y de sus hijos.

 

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{1} Así por ejemplo, Canagarajah y Coulombe (1997) evalúan los factores que influyen sobre la probabilidad de asistencia a la escuela y trabajo para una muestra de niños de Ghana mediante la estimación de un modelo probit bivariado, el cual tiene como particularidad asumir de forma explícita una interrelación entre las ecuaciones de estudio y trabajo (se parte del supuesto más realista que se trata de decisiones interdependientes y no independientes).

{2} La investigación de Cueto (2002) sobre el rendimiento y la deserción escolar estuvo basada en 3 observaciones en el tiempo (1998, 2000 y 2001) a un grupo de estudiantes pertenecientes a escuelas públicas rurales. En particular, la muestra estaba compuesta por 588 estudiantes de 20 escuelas públicas en dos zonas rurales del Perú, ubicadas en los departamentos de Apurímac y Cusco, los cuales se encontraban inicialmente en cuarto grado de educación primaria.

{3} En el caso de los jóvenes desertores se trató de considerar las variables al momento de realizarse la deserción dado que el objetivo es analizar los determinantes de la decisión de desertar.

{4} En términos técnicos: la variable indicador de situación laboral estará correlacionada con el error en cualquier regresión para explicar la probabilidad de estar estudiando.


{5} Dado que no es el propósito del estudio analizar la decisión de trabajo, no es necesaria una estimación precisa de los coeficientes de cada variable en esta ecuación, por lo cual no se mantienen algunas variables con poca significancia estadística.


{6} Como veremos en la estimación bi-variada, el stock de riqueza si afectaría la decisión de trabajo de los jóvenes. Dado que las decisiones de trabajo y estudio están relacionadas, el stock de riqueza afectaría indirectamente (por medio de la decisión laboral)

UQU