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.Presentación
 
       
       
   
II Coloquio Iberoamericano
 
       
    Jesús M. Jornet Meliá  
       
   

La Red Iberoamericana de Investigadores en la Evaluación de la Docencia (RIIED: http://iide.ens.uabc.mx/ried/ibero/) es un colectivo que reúne a investigadoras e investigadores de diversos países latinoamericanos, Portugal y España. Su propósito es coadyuvar a la mejora de la educación a partir de las aportaciones de la evaluación.

Sus líneas de investigación se dirigen hacia la evaluación de la Docencia, entendida como la acción psico-socio-educativa que involucra todos los procesos en los que se produce la enseñanza y se da el aprendizaje. De este modo, tiene una orientación de carácter sistémico, reconociendo que la educación es producto de todos.

No obstante, desde esta perspectiva, se privilegia el análisis de la función docente –en cualquiera de los niveles educativos-, atendiendo el valor indudable del profesorado en estos procesos, y asumiendo su responsabilidad personal e institucional.

La RIIED nace de la Red de Investigadores en Evaluación de la Docencia (RIED: http://iide.ens.uabc.mx/ried/mnacional/). Esta Red fue constituida por colegas de México que con su compromiso han propiciado el desarrollo de trabajos conjuntos en su país, a la par que han promovido y animado este mismo tipo de actuaciones para el conjunto de países iberoamericanos.

De este modo, RIIED se puede identificar como una Red de cooperación. Su apuesta es la colaboración, por lo que apoya el trabajo conjunto entre sus miembros como medio para lograr un desarrollo armónico para todas las personas y sociedades. Para este objetivo, promueve la realización de trabajos conjuntos y encuentros en donde favorecer la comunicación y el intercambio de conocimiento.

En este número monográfico se presentan los trabajos presentados en su Segundo Coloquio celebrado en la Universitat de València (España) en Septiembre de 2010 (http://www.uv.es/riied/). Este coloquio fue realizado en homenaje a la Dra. Edith Litwin (http://www.litwin.com.ar/site/home.asp), una de las personas que mayor impulso quisieron darle a la RIIED. Su semblanza, realizada por la Dra. Marilina Lipsman se presenta a continuación.
En la organización del Segundo Coloquio se implicó buena parte del profesorado del Departamento de Métodos de Investigación y Diagnóstico en Educación (MIDE) de la Universitat de València. Entre nosotros, Luisa Cardona Sahuquillo, Profesora Asociada del Departamento MIDE-UV tuvo un rol muy destacado en la organización del Coloquio celebrado en Valencia. Desgraciadamente, Luisa falleció de forma repentina el 14 de Marzo de 2011, cuando este trabajo estaba prácticamente acabado y listo para ver la luz.

Luisa Cardona Sahuquillo, tenía una gran conciencia humana, personal, y estaba muy implicada en diversos procesos de cooperación y desarrollo, tanto en su entorno cercano como a nivel internacional. Pedagoga, ejerció su trabajo como Técnico de Cooperación del Patronat Sud-Nord (http://www.uv.es/psudnord/), y como Profesora Asociada del Departamento MIDE (http://www.uv.es/mide). Como señalamos en su homenaje, en el Acto de entrega de la Primera Edición de las Becas Luisa Cardona de Cooperación Internacional de la Universitat de València{1}, Luisa tenía una sensibilidad especial que ofreció a todos los que la conocimos y tuvimos el honor de trabajar junto a ella y de aprender de ella. Su trabajo en el Patronat Sud-Nord, durante más de dieciocho años, en permanente relación de ayuda con el alumnado que provenía de países en vías de desarrollo, así como en los años que fue Profesora Asociada del Departamento MIDE, puso de manifiesto enormes virtudes y cualidades que la identificaban con el simple apelativo, pero difícil de lograr en la realidad, de PERSONA.

Tenía una profunda preocupación porque en todos los hechos de la vida cotidiana se crearan oportunidades de igualdad para todas y todos, y esta preocupación la afrontaba con un profundo compromiso personal y gran honestidad. Gran amiga y compañera, su disponibilidad era completa para ayudar a quien la necesitara. Su concepción ética giraba en torno al reconocimiento del otro, de los demás, como seres que por el simple hecho de haber nacido tenían todos los mismos derechos. Tolerancia, solidaridad, responsabilidad, compromiso, eran términos que definían bien su comportamiento, su forma de estar en el mundo.

Su capacidad para leer en el comportamiento humano el fondo del pensamiento y analizar las consecuencias del mismo respecto a las emociones que desencadenaban en los demás, era una clave para su buen hacer. Esta cualidad, por desgracia, pocos la poseen. Así, era especialmente exquisita, sensible a las necesidades de los demás, reconociendo en ellas, no sólo las materiales, sino también las que más profundamente afectan al espíritu, y a su bienestar emocional, personal y social. Por ello, en su labor en el Patronat Sud-Nord, y en el Departamento MIDE de la Universitat de València, Luisa fue una persona central. También para RIIED, durante el tiempo que pudo acompañarnos, tuvo un impacto indudable en las personas que la pudieron conocer durante el Coloquio. Por ello, decidimos dedicarle este número monográfico. Tan sólo se trata de un pequeño reconocimiento a añadir a los que se le han venido realizando desde diferentes esferas de la vida académica, pero formado con la conciencia plena de que encarnaba perfectamente lo que RIIED quiere ser: solidaridad y compromiso.

 
       
   

Edith Litwin
(7 de diciembre de 1944 – 5 de setiembre de 2010)

 
       
    Marilina Lipsman  
       
   

Edith era maestra y Profesora de Enseñanza Secundaria, Normal y Especial en Ciencias de la Educación y Doctora de la Universidad de Buenos Aires en el Área Ciencias de la Educación. Fue Profesora Titular Plenaria de Tecnología Educativa del Departamento de Ciencias de la Educación de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires e Investigadora del Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Educación de la misma Facultad.

Fue Secretaria Académica de la Universidad de Buenos Aires y Directora y creadora de UBA XXI. En la Facultad de Filosofía y Letras fue Vicedecana, Directora del Departamento de Ciencias de la Educación, Directora de la Maestría en Didáctica, Directora del Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Educación y Directora de la Maestría en Tecnología Educativa. Dirigió el programa de investigación "Una nueva agenda para la didáctica" en el Instituto de investigaciones en Ciencias de la Educación desde el año 1993. Fue Consejera Directiva, entre otros cargos como representante del Claustro de Profesores.

Fue Coordinadora General del Programa Nacional de Formación Docente del Ministerio de Educación y asesora, docente, evaluadora e investigadora de otras universidades nacionales y del extranjero.

Presidió el I Congreso Internacional de Pedagogía Universitaria; I y II Congreso Internacional de Educación; el Primer y Segundo Seminario Internacional de Educación a Distancia. Fue miembro fundador y Coordinadora de la Red Universitaria de Educación Argentina (RUEDA) y Coordinadora del Nodo Argentino de la Red Latinoamericana de Educación a Distancia (REDLAED).

Entre sus principales obras se cuentan “El oficio de enseñar. Condiciones y contextos”; “Tecnologías educativas en tiempos de Internet”; “Educación a distancia. Temas para el debate en una nueva agenda educativa”; “Las configuraciones didácticas: una nueva agenda para la enseñanza superior”; “Enseñanzas y tecnologías en las aulas para el nuevo siglo”; “Tecnología Educativa: historia, políticas y propuestas” y “Educación a Distancia en los 90”.

Edith fue precursora de la educación a distancia en el país, recreó el estudio de la Didáctica a partir de la definición de una nueva agenda y su análisis de las configuraciones didácticas desde tres perspectivas: la clase que promueve la reflexión, la comunicación didáctica en la clase reflexiva y la perspectiva moral en la comunicación didáctica de una clase reflexiva. Estableció las bases para el desarrollo del campo de la Tecnología Educativa desde una perspectiva crítica y creativa. En su hacer cotidiano Edith soñó proyectos educativos innovadores y los llevó a la práctica en su constante búsqueda por la democratización y la mejora del sistema educativo. Como maestra Edith generó propuestas memorables de buena enseñanza que mostraron la coherencia entre lo que se enseña y lo que se hace, a partir de su idea de meta análisis de la clase. Como visionaria incansable apostó a la formación y deja un enorme legado en sus discípulos de todo el país y el extranjero a los que inspiró con su pasión, compromiso y generosidad. Su mirada humanista, de profundos valores éticos, trasciende en su obra.

Edith fue miembro de la RIIED y en relación con la temática del Coloquio podría decirse que a la hora de pensar la evaluación de la docencia Edith se centró una vez más en el análisis de las prácticas de enseñanza y en la perspectiva del docente. En su propuesta para la evaluación de las cátedras de la Facultad de Filosofía y Letras trabajó sobre criterios que fueron discutidos y compartidos con profesores, investigadores y autoridades de la casa. La evaluación se implementó con esfuerzo por diferenciarse de aquellas que viniendo de organismos centrales se enfocaban en el control y asociaban los resultados a estímulos económicos. Esta distinción implicó hablar en cada curso y con cada profesor explicando el sentido de una autoevaluación pensada hacia adentro de la institución y centrada en la mejora de las prácticas. A la hora de comunicar los resultados su mirada vuelve a reflejarse en la cautela, en el cuidado de los profesores y en una utilización responsable que preservara el sentido con el que la evaluación había sido concebida. Más allá de las consideraciones técnicas y de los resultados destacamos aquí el enfoque: un abordaje en el que la evaluación se sostiene por su sentido ético, libre de sospechas, y por ser un camino posible a la hora de concebir políticas institucionales que, con fuertes definiciones pedagógicas, sigan pensando la clase como espacio creativo, relevante de calidad para  todos aquellos que concurren a la universidad pública.

Viene a mi memoria el día que la conocí personalmente a Edith. Fue allá por el año 88; hace más de 20 años. Estaba yo cursando Didáctica en la Carrera de Ciencias de la Educación y ella fue a dar una clase como invitada. Luego de introducir brevemente el tema nos dijo que pasaría un video sobre Conductismo que habían desarrollado en UBA XXI, el Programa de Educación a Distancia de la UBA en el que en ese momento ella era Directora. Ella apagó las luces, encendió el video y, en ese momento,  todos los alumnos tomamos nuestros cuadernos y lapiceras y, mientras comenzaba la proyección, tomábamos apuntes cual clase típica. Edith paró el video, encendió las luces del aula y nos dijo: “¿Qué van a escribir? Un video es para mirar y escuchar”. Todos nos quedamos asombrados, y dejamos de tomar notas para mirar con atención de qué se trataba la propuesta. Esa fue mi primera clase de Tecnología Educativa y la primera vez que sentí que un docente me proponía desnaturalizar mi ritualizado oficio de alumna. Esa clase me generó el entusiasmo por seguir luego la orientación en Tecnología Educativa con Edith y luego investigar y ser docente en su cátedra. Cursé con ella al año siguiente y podría hoy recordar una a una sus clases memorables.

En estos 20 años la acompañé como discípula innumerables veces a clases, congresos, conferencias; nunca repitió la misma clase - y Edith daba muchas clases por semana- porque sobre todo era una docente nata, disfrutaba de dar clase, se apasionaba y transformaba en ellas.

Bueno, sí recuerdo que repetía sus relatos. Una vez observé para el programa de investigación unas clases de un docente de economía y contabilidad en la escuela secundaria. Su innovación consistía en realizar los “desayunos económicos”. Cuando se los conté a Edith ella rápidamente hizo su primer análisis de la clase: el docente generaba una propuesta a dos bandas. Un día por semana daba la tradicional clase de contabilidad y el otro día los chicos desayunaban con el diario analizando la micro y la macro economía. Para Edith estas situaciones de informalidad en las que el docente decía no evaluar a sus alumnos generaban un clima propicio para comprender distendidamente cuestiones complejas. En muchos escritos, clases, en su propio concurso de renovación de titular plenaria, Edith volvía a retomar dicho relato. Siempre me lo dedicaba o me mencionaba, sin embargo, con una mirada cómplice solía darle una vuelta de interpretación de los desayunos que me sorprendía y me dejaba pensando. Edith no repetía sino que reconstruía permanentemente su mirada del objeto de análisis y transparentaba su pensamiento reflexivo de forma modélica cual experto para andamiar nuestros procesos novatos.

En sus preguntas de investigadora se puede traslucir su preocupación en torno a la clase: ¿Qué convierte a una clase en una experiencia memorable? ¿Qué sentidos adquieren lo incierto y lo imprevisible en la experiencia didáctica? ¿Qué valor tiene para la comprensión de las prácticas de la enseñanza el estudio de estas experiencias memorables e inciertas? Son preguntas que Edith se hace en el “Oficio de enseñar”, su último libro, a través de narraciones, relatos de docentes. En su libro relata cómo una docente universitaria  recuerda una clase en la que el tema para desarrollar era la radio y la educación; había preparado muy bien la clase pero cuando llegó al aula se había confundido al llevar los audios. La docente estaba segura que sin esos cassettes no podía dar la clase y entonces recurrió a su memoria para pasar al tema siguiente. Al terminar la cursada evaluó con sus alumnos la cursada y se sorprendió cuando los alumnos destacaron a esa clase improvisada como la más motivante, atractiva y hasta muy bien organizada. Es probable que la clase sea más sencilla, se planteara menos desafíos o su preocupación por el olvido la transformara en el mayor de los desafíos. Para Edith, una interpretación posible se debía a que la intuición construida a lo largo de la experiencia docente puede permitir  el despliegue de actividades adecuadas a la secuencia de una clase y estimular un proceso comprensivo por parte de los estudiantes.  Edith nos proponía reflexionar a través de sus clases, sus charlas, sus conferencias, sus libros, relatos de la literatura, de investigaciones como el de esta docente, muchas veces paradigmáticos a la hora de pensar la enseñanza, la evaluación y la tecnología educativa. Cuando ella elaboraba argumentos que nos iban generando explicaciones convincentes  nos generaba otro interrogante o contrapunto para mirar a través de un nuevo relato las cosas desde diferentes puntos de vista y así comprender el objeto.

Tengo los mejores recuerdos de ella; quienes hemos tenido el privilegio de conocerla y compartir el día a día sabemos que era un ser humano increíble.

Esposa, madre y abuela argentina con una familia hermosa. Optimista por default, cuando surgía algún problema en medio del trabajo solía decir “no te preocupes, la vida pasa por otro lado, la familia, los amigos”. Irradiaba admiración,  respeto y alegría donde iba. Fue siempre generosa en compartir su conocimiento con todo el que se mostraba atento a su escucha. Recomendaba libros, novelas, películas, obras de teatro a todos y, a través de ellos, nos transmitía su mirada acerca de la vida. Lectora incansable; jamás podíamos regalarle un libro que no haya leído ya. Fomentó que sus discípulas se formen, escriban, viajen a Congresos, presenten trabajos, terminen sus tesis y formen discípulos. Disfrutaba viajar. De los viajes junto a ella no voy a olvidar sus audaces comentarios de las conferencias que escuchábamos, la ruta cultural que nos proponía en los días libres: museos, vistas históricas y bares. De todo ella sabía para enseñarnos, pintura, música, literatura, historia y gastronomía. Una maestra difícil de olvidar.

Edith hoy acá tu discípula te recuerda con amor y profundo agradecimiento. Te llevo en mi corazón.

 

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