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RIEJS
REVISITANDO A PABLO LATAPÍ SARRE:
48 AÑOS DESPUÉS DE EDUCACIÓN Y JUSTICIA SOCIAL

Y convinimos en que fuera de lo útil está lo bello, y que el arte es la belleza; comprendimos lo que son el uno y la otra, y Fedka comprendió del todo porque el tilo crece y para qué se debe cortar…
(Tolstoi, 1978:37)

No hay empresa más difícil que contemplar las obras de mujeres y hombres “grandes” en la historia; los legados que nos heredan son inconmensurables y en la reducción obligada de unos cuantos folios -por aspectos editoriales -puede provocar que todo homenaje sea banal e incompleto. Además el acto de elección del detalle a celebrar puede tropezarse con el descuido o con una elección equivocada, desvirtuando la obra de los homenajeados

Quizás –desde una perspectiva humilde- fijarse en el acto ontológico, aquel que origina una serie de acontecimientos virtuosos posteriores, es un manera simple y correcta de iniciar un homenaje de carácter académico, como en este caso se produce por la re-publicación del texto “Educación y Justicia Social[1] de Pablo Latapí Sarre, impreso por vez primera en el periódico Mexicano EXCÉLSIOR, el miércoles 8 de enero de 1964.

Intentando situarnos, los medios de “in-formación masiva” de México (Bonfil, 2006: 180) se han masificado en los años sesentas; radio, prensa y televisión provocan efectos directos en la población, perfilándose como un elaborado sistema de control cultural que lleva su mensaje de forma desigual, unidireccional, centralizado y cargado de los valores urbanos, permitiendo la transmisión de informaciones erróneas, estereotipadas y carentes de objetivad, provocando desinformación en los grupos sociales más vulnerables, ante lo cual es urgente contar con voces comprometidas con el desarrollo social al interior de los medios de difusión de la época.

En el año 1963 Julio Scherer García, periodista y escritor mexicano,  invita a Pablo Latapí a colaborar con el periódico EXCÉLSIOR. La historia del artículo presentado y la participación en calidad de columnista, en palabras del propio autor e investigador educativo (2008a), se generó de manera natural, presentándose inicialmente como una oportunidad de divulgación de sus ideas en un medio de amplia difusión y en específico en la sección editorial de la prensa escrita (figura 1) denominada como “las famosas páginas 6 y 7” (p.107).

La valiente y arriesgada decisión de traspasar la línea académicay sus círculos de difusión reducidos -por especificidad, por convicción o por simple opción-  no solo responde a una distinción personal de Latapí, sino a un anhelo personal de consecución de la justicia para todos y cada uno de los ciudadanos de México, estimulando con estas acciones y parafraseando las palabras de Martha C. Nussbaum (2007), el desarrollo de “un modelo teórico de un mundo justo en su totalidad, donde los accidentes de nacimiento y de origen nacional no viciaran desde el principio y en todos los sentidos las opciones vitales de las personas” (p.23)

El texto publicado por el Dr. Latapí (1964) no solo expresa sus ideas frente al fenómeno de la Educación y Justicia Social del México de la época, sino que en sí mismo abre una serie de debates actuales y de relevancia contemporánea. Su actitud crítica frente al desmesurado optimismo de políticos y periodistas frente a los niveles de cobertura escolar, planteando la necesidad de examinar si el contenido educativo proviene efectivamente de una razón filosófica que permita generar un “orden social justo” (p.7).

Figura 1. Continuación columna Educación y Justicia Social – Periódico EXCELSIOR
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Figura 1. Continuación columna Educación y Justicia Social. Imagen de “Periódico EXCÉLSIOR” por P. Latapí, Periódico EXCÉLSIOR, p.8. Copyright 1964 por Periódico EXCÉLSIOR, S.A. de C.V.

Nos encontramos en esta primera entrega un Pablo Latapí creyente de la educación, de su capacidad transformadora y de su influencia directa en las sociedades como promotora del cambio y la mejora social. Sin lugar a dudas su anhelo era lineal a la efervescencia de la década de los sesenta en torno al desarrollo económico, situación que en comparación con el actual estado de pesimismo contemporáneo, nos haría creer que este texto no es más que un artículo cargado de ilusión e ingenuidad, pero no nos engañemos. La simpleza y contundencia de su redacción esconde una fuerte crítica a la injusticia producida por el sistema político, económico y educativo,  situación que pareciera repetirse en estos tiempos en que tenemos la impresión de estar condenados a movernos en el espacio de la hegemonía desterritorializada de los conflictos, sin posibilidades de interrumpir su mecanismo ni de contrarrestar sus devastadores efectos en las comunidades educativas y sociales.

El texto en cuestión es una especie de reivindicación, quizás hasta un “elegante” acto político, y siguiendo las ideas de Slavoj Žižek (2009) sobre lo verdaderamente político, no es pretensioso afirmar que en dicha editorial existen una serie de reivindicaciones puntuales, no como simples elementos “en la negociación de intereses, sino que apunta a algo más y empieza a funcionar como condensación metafórica de la completa reestructuración de todo el espacio social” (p.46), situación que sería una bandera de lucha durante la vida del Dr. Latapí.

La grandeza de Pablo Latapí Sarre (2008b) puede apreciarse en seis vertientes que desarrolló: [1] Investigador Educativo, [2] Formador de Investigadores, [3] Promotor de  instituciones educativas, [4] Dinamizador de la investigación educativa para la toma de decisiones políticas, [5] Divulgador educativo y [6] Personalidad Internacional.

En lo que respecta a su faceta divulgadora, el investigador educativo, filósofo y ex sacerdote jesuita siempre fue consciente de la responsabilidad que la educación tenía en la vida pública mexicana, por lo que consideró un acierto participar de la contingencia mediante la escritura de sus ideas en los medios de comunicación escrita, y no solo desde la perspectiva del “profesional tecnócrata opinante” sino como una persona que  somete sus ideas y anhelos al juicio público, compartiendo al mismo tiempo la responsabilidad de la mejora social con cada uno de los lectores y lectoras.

El autor no eludío la propia lógica de crítico externo que la acción de escribir en medios de opinión plantea regularmente (Latapí, 2008c), puesto que conocía que la especial posición del periodista editorial, excluido del poder formal, con aspiraciones personales sobre este, seleccionando sus temas y buscando el máximo impacto posible sobre los lectores, no interesándose en algunas ocasiones a formar opinión pública. Consciente de dicha situación y en función a la propia de comprensión de “su”papel en la prensa, el autor no rehúye de la “mecánica psicológica propia del periodista: el deseo de ser tomado en cuenta” (p.4) participando durante décadas con sus columnas en diversos medios de comunicación, llegando incluso hasta la televisión abierta.

Estamos incuestionablemente en presencia de un innovador, consciente de la potencia de sus ideas y de la necesidad de difundirlas adecuadamente. Dicho aspecto de “difusión” es clave en su historia, pues sortea hábilmente la simple propagación de las ideas, que supone regularmente un flujo de información en un único sentido de forma autoritaria (Connell, 1997), necesitándose una diversidad de foros para la circulación de ideas y conocimientos. Latapí sabía que el tema no solo era comunicar, sino que se trataba de hacerlo de la mejor manera posible, con credibilidad, rigor y profundidad, diferenciándose del oportunismo discursivo de estos tiempos.

Sensible a estas cuestiones, además de planificar la entrega de sus ideas, promocionó mediante ellas el logro de una mejor educación, con justicia, equidad y sobre todo, con una enorme sencillez y humildad, de manera contundente, valiente y comprometida con el logro de la justicia social y con el pueblo mexicano.

Es evidente el intento de provocación en sus palabras, en conocimiento de que el destinatario de sus ideas recibe el mensaje, generando un efecto poderoso y movilizador, provocado no solo por su posición de experto, sino por una honda y declarada vocación ciudadana:

"…Escribir en la prensa vino a concretar de modo importante mi responsabilidad social de investigador; me obligó a estar alerta a los acontecimientos cotidianos de la educación, a relacionar mis lecturas y proyectos con las necesidades de mi país, y me facilitó encauzar el conocimiento especializado hacia su natural vocación de llegar a la gente y formar opinión pública”… (Redacción Proceso, 2009).

Considerando la importancia y notoriedad del texto que presentamos, desde la Revista Internacional de Educación para la Justicia Social nos complace poner a vuestra disposición el siguiente escrito. Sus líneas no solo engrandecen nuestra publicación, sino que son un nuevo impulso en la lucha de las conquistas sociales que nunca pasan de tiempo: las luchas por la dignidad humana y las conquistas de la educación para la justicia social.


Referencias

Bonfil, G. (2006). México profundo. Una civilización negada. México D.F. Random House Mondadori.

Connell, R.W. (1997).Escuelas y Justicia Social. Madrid: Ediciones Morata.

Latapí, P. (2008). Andante con brío: Memoria de mis interacciones con los secretarios de educación (1963-2006). México: Fondo de Cultura Económica.

Latapí, P. (2008b). Una buena educación: reflexiones sobre la calidad. Colima, México: Universidad de Colima.

Latapí, P. (2008c). ¿Pueden los investigadores influir en la política educativa?. Revista Electrónica de Investigación Educativa - REDIE, 10(1),  1-11.

Latapí, P. (1964, Enero 8). Educación y Justicia Social. EXCÉLSIOR, pp. 6-8.

Nussbaum, M.C. (2007). Las fronteras de la justicia. Consideraciones sobre la exclusión. Barcelona: Paidós Ibérica.

Redacción Proceso (2009, Noviembre). Pablo Latapí: de Excélsior a Proceso. Proceso - Semanario de Información y Análisis, 1723. Recuperado de http://hemeroteca.proceso.com.mx/?p=120116

Tolstoi, L. (1978). La escuela de Yasnaïa Poliana. Madrid: Ediciones Júcar.

Žižek, S. (2009). En defensa de la intolerancia. Madrid: Ediciones Sequitur.

 

[1] Agradecemos al Periódico EXCÉLSIOR, S.A. de C.V. y especialmente a Gerardo Galarza, Director Editorial Adjunto, por el permiso de los derechos para la re-publicación del texto en la Revista Internacional de Educación para la Justicia Social – RIEJS.

 

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