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RIEJS
CHAPMAN, L., Y WEST-BURNHAM, J. ( 2009). EDUCATION FOR SOCIAL JUSTICE. ACHIEVING WELLBEING FOR ALL. LONDRES: CONTINUUM INTERNATIONAL PUBLISHING GROUP. 169 PÁGINAS.
ISBN: 9781855394698

 

El foco principal de este libro es la justicia social en educación y cómo lograr el bienestar para todos/as. La educación es vista como la clave para realizar un cambio social profundo para lo cual proporciona a todos aquellos que se vinculan o trabajan en educación, una especie de fórmula para  abordar las desigualdades que enfrentan niños y niñas y jóvenes más vulnerables de la sociedad.

Basado en un diagnóstico de la realidad de injusticia social existente en el Reino Unido, el libro se centra en exponer las opresiones que generan las injusticias a las que se encuentran expuestos los grupos minoritarios y más vulnerables, concentrados generalmente en el nivel socioeconómico más bajo de la sociedad británica, según la jerarquía de clases que aún en el siglo XXI persiste. Compromete a los centros educativos para generar el bienestar, a los niños y niñas, a los y las jóvenes y a la comunidad en general. Explora además, algunas formas en que la oferta educativa podría restablecer el equilibrio entre la desigualdad y la injusticia arraigadas histórica y socioculturalmente en esa sociedad.

El libro desarrolla la temática en once capítulos. El primero de ellos, presenta un diagnóstico de la situación actual del Reino Unido desde una perspectiva de igualdad, equidad y justicia social. El capítulo dos aporta una visión general de fundamentos y argumentos para hacer frente a la justicia social dentro de la educación. El capítulo tercero se refiere a los grupos marginados, según la clasificación social, y los desafíos que tiene la escuela para enfrentar las diversas realidades  y así planificar y aplicar estrategias que aseguren el éxito escolar para todos/as. En el cuarto capítulo y los siguientes, como lo señalan los mismos autores, el debate se basa en los resultados del informe “Every Child Matters” y los principios relacionados con el Plan de la Infancia (DCSF, 2007b).

Sorprende conocer las altas cifras de desigualdad en la distribución de la riqueza y el aumento de la pobreza infantil en el Reino Unido siendo la quinta economía mundial. Se cita el informe de Taylor de 2006, el cual revela que el factor determinante en el éxito escolar es la “clase social” a que pertenece el alumnado y no al profesorado o el tipo de escuela como se cree; que además demuestra que las personas de clase social baja tienen los más altos índices en problemas de salud física y mental, menos perspectivas de vida, menos posibilidades de acceso a estudios superiores o universitarios y aquellos con alguna discapacidad  tienen menos oportunidades de trabajo.

Ante esta realidad, una sociedad comprometida con la justicia social o una sociedad justa, debería ser capaz de asegurar el derecho, en términos de igualdad y equidad, a cada niño o niña, cada joven, independientemente de su origen, filiación, código postal o cualquier otra variable social, a los beneficios de crecer en una sociedad moderna, democrática y próspera, asimismo velar para que crezca experimentando los niveles óptimos de bienestar.

Al comenzar cualquier discusión sobre la justicia social, según la autora, tendría que  ser abordado de manera explícita el valor fundamental de la “dignidad humana”, pues  reducir la desigualdad no es suficiente. Se debe cambiar el espíritu general de la sociedad, orientada más hacia la generosidad, al respeto y no solo al éxito. A nivel social, la actitud debe traducirse en un comportamiento que demuestre tanto la tolerancia como la aceptación de puntos de vista diferentes dentro de una cultura de la diversidad cada vez mayor.

Aunque la mayoría de las veces, la justicia social se define por el grado de igualdad y equidad existentes, en este libro es definida como el “bienestar”, cuyo propósito es lograr la “felicidad” de las personas. Tratar de definir el concepto de bienestar  es dominante en el resto de la discusión y para ello se basa en los derechos del niño y los descriptores que influyen negativamente en su logro, como la discriminación y los prejuicios, el género, la pobreza infantil, la clase social, la esperanza de vida, la salud física y mental, la discapacidad, el acceso a la educación secundaria y la justicia social.
Así como el gobierno, las escuelas, colegios y universidades tienen un papel importante en la formación de actitudes y conocimiento de la justicia social.  En este sentido cobra importancia el liderazgo ejercido en estos centros, imprescindible para asumir la responsabilidad de dar respuestas adecuadas mediante la creación de programas inclusivos que abarquen tanto la totalidad de los temas  como a toda  la comunidad en la práctica de la justicia social.

El lenguaje del libro es claro y la inclusión de un mapa que muestra la relación entre todos los elementos de la justicia social en la Fig.2.2, p. 38., facilita la comprensión de las discusiones tratadas  a lo largo de él. La lectura se ve facilitada por la gran cantidad de citas que componen el texto, que impiden el cansancio ante lo extenso y cantidad de temas abordados. Por lo tanto, cualquier persona cercana a la educación puede entenderlo perfectamente y le será útil para valorar el mensaje que entrega a la educación en general y a todos sus participantes.

El contenido de este libro tiene una alta connotación emocional, humanista y social, con especial sensibilidad  hacia las personas con necesidades educativas especiales. Se encuentra contextualizado en la conocida panorámica de las injusticias a que se ven sometidas las personas más vulnerables de cada pueblo, causadas por la cultura del capitalismo que fomenta la individualidad, la competencia y los resultados; sin embargo es destacable el hecho de proponer una guía práctica para impulsar y generar cambios, tanto a nivel gubernamental como comunitario y personal, que puede ser aplicado en otras realidades y no solo en el Reino Unido.  El desafío es para los centros educativos de convertirse en los principales agentes para generar una nueva cultura más armoniosa y solidaria, a la vez de ser los responsables de provocar los profundos cambios que la sociedad necesita, los que se verían materializados a través de las prácticas inclusivas, el respeto por las diferencias, la valoración de la individualidad, el fomento de la pertenencia, la participación y el trabajo colaborativo.  

 

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