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RIEJS
APRENDIZAJE SERVICIO EN LAS PRÁCTICAS EXTERNAS DE GRADO:
LA EXPERIENCIA DE LA UNIVERSIDAD DE LA RIOJA EN EL GRADO EN TRABAJO SOCIAL

1. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA

Las prácticas externas son un elemento clave en la formación de los estudiantes. En el proceso de prácticas intervienen un conjunto de factores internos y externos que condicionan todo el aprendizaje. Entre los factores internos cabe destacar aspectos tales como las características personales de los diferentes agentes implicados (estudiante, profesional, profesor) que condicionan el tipo de relación que se establecerá entre los mismos. Junto a ello, cabe considerar los aspectos organizativos del programa, en particular la incorporación del estudiante al centro, que implica la coordinación interinstitucional (Universidad- entidad) y el programa formativo durante el periodo de prácticas. Por otro lado, están los factores externos que actúan en un nivel macro, como por ejemplo la política social y/o económica del país o de la entidad. Así por ejemplo, la puesta en marcha de un determinado programa o servicio puede generar acumulación de trabajo en los centros que dificulta la incorporación de estudiantes en prácticas.

Por tanto, existe una diversidad de factores que influyen sobre el resultado del aprendizaje de las prácticas, que no resultan fácilmente controlables, a priori. De ahí que las prácticas puedan ser fuente de insatisfacción para el alumnado, tanto más cuanto se han depositado unas expectativas elevadas sobre el aprendizaje a conseguir durante el desarrollo de las mismas. En el estudio de Giménez, Lillo y Lorenzo (2003) las expectativas que esperaban cubrir los estudiantes con la realización de las prácticas pre-profesionales en los estudios de diplomatura de Trabajo Social, por orden de representatividad fueron: a) aprobar la asignatura; b) conocer la realidad social; c) entrar en contacto con los usuarios; d) contar con un buen supervisor; e) aprender el contenido de la práctica profesional; f) Aprender a ejercer como profesional; g) integrarse en un equipo de trabajo. Por su parte Puig (2004) señala que “los estudiantes llegan a las prácticas con unas expectativas creadas, que pueden ser muy altas o casi inexistentes, ya que su naturaleza depende de la madurez y el juicio que hace el estudiante de la situación. Generalmente, las expectativas se vinculan a sentimientos idealizados del tipo “las prácticas no requerirán esfuerzo”, “el tiempo de prácticas es lo único que cuenta”, “nada depende de mí”, “tan sólo es una asignatura”, “aquí aprenderé y saldré siendo un profesional”, etc. Si las expectativas –concluye la autora- que el alumno se ha creado son razonables hay más posibilidades de que los resultados de las prácticas sean exitosos”.

Desde la teoría constructivista podemos describir las prácticas externas (Porcel, Vázquez, 1995) como el acercamiento a un “Observatorio natural”, desde el cual el alumno tendrá la oportunidad de observar la realidad profesional en sus diferentes facetas: relación profesional-persona usuaria; utilización de herramientas profesionales (técnicas y documentales específicas); conocimiento y aplicación de recursos; planificación y gestión de servicios, etc. El microcosmos en el que se desarrolla su práctica preprofesional puede ser muy rico pero deberá prestar mucha atención a lo que sucede en él para captar esa realidad. Los instrumentos para agudizar la observación son aportados desde la universidad, mediante la realización de los trabajos personales sobre las prácticas (estudio-diagnóstico; plan de intervención; memoria de actividad, etc.). En esa actividad de observación de la realidad profesional, en la que incluso podrá tener la oportunidad de “actuar”, es fundamental la capacidad de construir el propio aprendizaje. Para ello, consideramos necesario incorporar metodologías que fomenten el proceso de aprendizaje del estudiante durante el desarrollo de las prácticas externas, como es el Aprendizaje-Servicio (en adelante ApS).

“Una metodología de enseñanza-aprendizaje mediante la cual los estudiantes desarrollan sus conocimientos y competencias a través de una práctica de servicio a la comunidad” es como Nieves Tapia define el Aprendizaje-Servicio (2000, p. 23). Esta autora señala que numerosas investigaciones desarrolladas en Estados Unidos así como en otros países han mostrado el impacto positivo de las prácticas de aprendizaje-servicio en la calidad de los aprendizajes académicos, así como en la formación humana y social de los futuros profesionales (Tapia, 2006). El ApS puede aplicarse a todos los niveles educativos desde infantil hasta la universidad y a todo tipo de materias. Puede conectarse con contenidos de diferentes disciplinas o áreas de conocimiento. En cualquier caso, se trata de articular el proceso de aprendizaje con el servicio a la comunidad, a través de un proyecto de trabajo que posibilita el aprendizaje interviniendo en la realidad. La aplicación de proyectos ApS proporciona “argumentos suficientes para cambiar el sentido del aprendizaje y el sentido de la ciudadanía” (Puig, 2004). Con ello, se ponen en relación simultáneamente la intencionalidad pedagógica, mejorando la calidad de los aprendizajes en tanto se articula teoría y práctica, y la intencionalidad solidaria de ofrecer una respuesta participativa a una necesidad social.

Esta propuesta pedagógica conecta a priori plenamente con los contenidos de las prácticas externas del Grado de Trabajo Social. En los estudios de Trabajo Social se cuenta con una larga experiencia de realización de prácticas externas en entidades sociales tanto de titularidad pública, como privada no lucrativa y en los últimos años, también en empresas gestoras de servicios sociales. En la diplomatura de Trabajo Social las prácticas externas han estado presentes en los planes de estudio de todas las universidades, siendo un elemento clave de la formación. De hecho, algunas universidades contaban con prácticas los tres cursos; otras en dos y la mayoría en el último curso, como se puede ver en la tabla 1.

Tabla 1. Relación de Universidades según los cursos en los que se desarrolla el Practicum de la Diplomatura de Trabajo Social

Tres cursos

Dos cursos

Un curso

Comillas
La Laguna

Pais
Vasco
Tarragona

Castilla La Mancha
C.C. Santa Ana (Extremadura)
Huelva
Illes Baleares
Jaén
León
Málaga
Oviedo
Pública de Navarra
Salamanca
Santiago de Compostela
Pablo Olavide
Talavera de la Reina

Tarragona (Ramon Llull
)

Alicante
Barcelona
Cádiz
Complutense
Deusto
Gijón
Granada
Lleida
Murcia
Ourense
Palmas de G.C.
La Rioja
Santiago de Compostela
Valladolid

Valencia
Zaragoza

4

14

16

Fuente: Elaborado a partir de Raya (2006).

Las prácticas externas en los estudios de diplomatura en Trabajo Social han supuesto históricamente un acercamiento de los estudiantes a la realidad social en la que desempeñarían su futura actividad profesional. Y en muchos casos, durante el desarrollo de las prácticas los estudiantes tenían ocasión de intervenir directamente en la realidad, desarrollando de forma implícita proyectos de ApS, como por ejemplo, la puesta en marcha de un servicio de voluntariado hospitalario. De hecho, en muchos centros de prácticas los estudiantes desarrollan actividades que se pueden encuadrar en la categoría de ApS sin que sean conscientes de ello los actores implicados.

La importancia de las prácticas externas se ha mantenido en el desarrollo de los Grados, tal como se puso de manifiesto en el Libro Blanco de la Titulación. En el mismo se refuerza la importancia de las prácticas externas en la formación de los trabajadores sociales:

Una formación teórico-práctica, (…) en la que adquiere una importancia notoria la realización de Prácticas profesionales así como la realización de una tesis de grado. Además cuando se analizan los criterios e indicadores del proceso de calidad de la titulación de Trabajo social, en el punto 16 se incluye la referencia a un programa específico de Prácticas profesionales de trabajo social, donde se recoja tanto los contenidos docentes que el alumnado debe alcanzar como las instrucciones necesarias para el desempeño de los profesionales colaboradores con las mismas.

Este papel central de las prácticas externas en el proceso formativo de los trabajadores sociales ha tenido su correlato en el diseño de los planes de estudios de Grado, tal como se refleja en el documento elaborado por la Conferencia de Decanos y Directores de Centros y Departamentos de Trabajo Social (CDTS) junto con el Consejo General de Trabajo Social en 2007 titulado Criterios para el diseño de planes de estudio de Grado en Trabajo Social. En el mismo se establece la organización por módulos, siendo uno de ellos el Módulo de Prácticas Externas y Trabajo Fin de Grado, con una dedicación de al menos 60 ECTS, es decir, una cuarta parte de los estudios. Este peso de las prácticas externas era claramente superior al mínimo establecido por el Real Decreto 1707/2011 que regula las prácticas académicas externas de los estudiantes universitarios de 6 ECTS de prácticas externas y 6 TFG. Con ello, se pone de manifiesto la importancia dada a este aspecto de la formación.

Esto se entiende fácilmente si se toma en consideración las competencias específicas de la titulación, y que consisten en:

  • Establecer relaciones profesionales al objeto de identificar la forma más adecuada de intervención.

  • Valorar las necesidades y opciones posibles para orientar una estrategia de intervención.

  • Interactuar con personas, familias, grupos, organizaciones y comunidades para conseguir cambios, promocionar el desarrollo de los mismos y mejorar las condiciones de vida a través de la utilización de los métodos y modelos de Trabajo Social, haciendo un seguimiento con regularidad de los cambios que se producen al objeto de preparar la finalización de la intervención.

  • Promover el crecimiento, desarrollo e independencia de las personas identificando las oportunidades para formar y crear grupos, utilizando la programación y las dinámicas de grupos para el crecimiento individual y el fortalecimiento de las habilidades de relación interpersonal.

  • Diseñar, implementar y evaluar proyectos de intervención social.

  • Preparar y participar en las reuniones de toma de decisiones al objeto de defender mejor los intereses de las personas, familias, grupos, organizaciones y comunidades.

  • Administrar y ser responsable de su propio trabajo asignando prioridades, cumpliendo con las obligaciones profesionales y evaluando la eficacia del propio programa de trabajo.

  • Contribuir a la administración de recursos y servicios, colaborando con los procedimientos implicados en su obtención, supervisando su eficacia y asegurando su calidad.

  • Gestionar, presentar y compartir historias e informes sociales manteniéndolos completos, fieles, accesibles y actualizados como garantía en la toma de decisiones y valoraciones profesionales.

  • Trabajar de manera eficaz dentro de sistemas, redes y equipos interdisciplinares y multi-organizacionales con el propósito de colaborar en el establecimiento de fines, objetivos y tiempo de duración de los mismos contribuyendo igualmente a abordar de manera constructiva los posibles desacuerdos existentes.

  • Trabajar dentro de estándares acordados para el ejercicio del trabajo social y asegurar el propio desarrollo profesional utilizando la asertividad profesional para justificar las propias decisiones, reflexionando críticamente sobre las mismas y utilizando la supervisión como medio de responder a las necesidades de desarrollo profesional.

El logro de tales competencias requiere la toma de contacto con la realidad y, su desarrollo en un contexto de práctica profesional. Por tanto, se puede afirmar que el objeto de las prácticas está bastante delimitado si bien la cuestión clave es determinar cómo se consiguen esos objetivos formativos. O, dicho en términos más pragmáticos, cómo se puede asegurar qué dichas competencias han sido adquiridas por el alumnado y de qué manera la formación práctica ha contribuido a ello.

El modelo de organización de las prácticas externas más extendido entre las universidades españolas consiste en la realización de una estancia delimitada en un campo profesional, bajo la supervisión de un trabajador-a social profesional y mediante el seguimiento, a través de las supervisiones periódicas –grupales y/o individuales– por un profesor-a del área de Trabajo Social y Servicios Sociales en la universidad. Durante este tiempo además el alumnado debe realizar un trabajo o memoria sobre la actividad de las prácticas.

El diseño de los planes de estudios en cada una de las universidades ha dado lugar a modelos diferenciados de prácticas externas, tanto en número de ECTS a cursar, como en organización interna de las mismas. La mayor parte de las universidades, ofrecen más de 26 créditos ECTS de prácticas externas, que equivalen a 650 horas de trabajo del alumno, como se puede ver en la tabla 2.

Tabla 2. Distribución de ECTS en las prácticas externas de los títulos de Grado en Trabajo Social

ECTS prácticas externas

Porcentaje

Universidades

De 11 a 15 ECTS

4.76

1

De 16 a 20 ECTS

19.05

4

De 21 a 25 ECTS

0

0

De 26 a 30 ECTS

23.81

5

Más de 31 ECTS

52.38

11

Fuente: Elaboración propia a partir de Ovejas (2012).

Las prácticas externas tienden a realizarse en la última fase del programa formativo, lo que posibilita al estudiante el contacto con la realidad cuando ha asimilado la mayor parte de los contenidos de la formación, como se observa en la tabla 3.

Tabla 3. Curso en el que se desarrollan las prácticas externas

Curso

Porcentaje

Universidades

curso

0

0

curso

14.29

3

curso

57.14

12

curso

100

21

Fuente: Elaboración propia a partir de Ovejas et al. (2012).

En todos los casos se desarrolla un programa de prácticas externas en el cuarto curso. Además en más de la mitad también se imparten prácticas en tercero. En aquellos casos en los que se realizan prácticas en dos cursos, tienden a ser en dos entidades diferentes. Si bien, en algunos casos, las prácticas de tercero y cuarto se plantean como un continuum dentro de la misma entidad, como es el caso de la Universidad de la Rioja o la de Valladolid.

Las prácticas externas posibilitan la conexión entre la teoría y la práctica. En la tipología de los cuadrantes del Aprendizaje-Servicio, ideado por la Universidad de Stanford, la mayor parte de las prácticas externas se sitúan en el tipo de Trabajo de Campo. Esto supone que el estudiante adquiere mucho aprendizaje generando poco servicio a la entidad/comunidad. De hecho, este es uno de los aspectos más criticados por parte de las entidades colaboradoras. Destacan la falta de retorno del aprendizaje del estudiante. Durante la estancia de prácticas externas la entidad invierte tiempo en la formación del estudiante y cuando se muestra competente el periodo de prácticas ha terminado. Por ello, consideramos que añadir el ingrediente de ApS a la organización de las prácticas externas permite conectar la suma positiva de Aprendizaje para el estudiante y Servicio para la comunidad.

El ApS conforma, junto con otras metodologías centradas en el estudiante, un modelo educativo adecuado a las nuevas premisas establecidas en el Espacio Europeo de Educación Superior, que sitúan en el centro del proceso de enseñanza aprendizaje al alumnado. Además posibilita la adquisición de las competencias anteriormente enunciadas. Este método significa una participación plena del alumno, donde la responsabilidad del aprendizaje depende directamente de su actividad, implicación y compromiso, generando aprendizajes más profundos, significativos y duraderos que facilitan la transferencia a contextos más heterogéneos (Fernández, 2006). Una de las funciones básicas del trabajador social es la puesta en marcha de proyectos de intervención social. Por tanto, la incorporación del ApS como metodología de organización de las prácticas, es perfectamente compatible con las competencias de la titulación, y las etapas de todo proyecto de ApS son correlativas con el proceso metodológico del Trabajo Social. En ambos casos, se trata de intervenir en una realidad social para ofrecer una respuesta a una situación de necesidad. En líneas generales estas etapas pueden describirse en los siguientes términos:

1. El diagnóstico e identificación del problema (o intencionalidad e identificación del desafío) : Requiere de la atención a diversas variables, geográficas, sociales, económicas, etc., y utilización de variedad de herramientas de investigación para la realización de un “mapeo” del entorno. La identificación del problema sobre el que se actuará dependerá de varios factores, especialmente de la viabilidad real de abordarlo desde el punto de vista operativo y la posibilidad de articulación con las propuestas curriculares.

2. El diseño del proyecto: involucra la definición de objetivos generales y específicos, la elaboración del plan de acción, su fundamentación con base en el diagnóstico de la realidad, la identificación de beneficiarios y responsables, el diseño del cronograma de actividades, la explicitación del presupuesto y la identificación de las fuentes de recursos que financien las actividades.

3. La ejecución del proyecto: se trata del desarrollo de las actividades y tareas planificadas; el seguimiento y vigilancia del progreso comparándolo con el plan de acción y la consideración de la necesidad de posibles ajustes a la planificación y estrategias. Implica asimismo, el mantenimiento de un sistema de coordinación del equipo participante: alumnos, docentes, actores comunitarios, organismos que cooperan y financian el proyecto.

4. La evaluación: es un proceso dinámico que debe permitir, a través de la definición de indicadores adecuados, evaluar el cumplimiento de los objetivos pedagógicos y de los objetivos hacia la comunidad. Tiene carácter participativo, involucrando a todos los actores, y debe considerar multiplicidad de factores.

5. El seguimiento (o monitoreo) : es parte del proceso de evaluación e implica el seguimiento y registro del desarrollo de todas las acciones durante la ejecución, de modo que permita el análisis de la adecuación de las estrategias elegidas.

Además de la conexión metodológica entre ApS y Trabajo Social, también puede encontrarse una estrecha relación en cuanto a sus objetivos y principios. La aproximación filosófica del ApS destaca entre sus rasgos característicos el de formar el pensamiento crítico y reflexivo; afirmar la sensibilidad hacia las necesidades de la comunidad; fortalecer el compromiso social y adquirir actitudes que dispongan a la responsabilidad cívica (Puig, 2004). Todos estos aspectos son coherentes con los principios del Trabajo Social.

Como se puede observar, a priori existe una fuerte conexión entre los objetivos de las prácticas externas en los estudios de Trabajo Social y el ApS. Sin embargo, es preciso que se de un proceso planificado >em>ex profeso en torno a un proyecto de trabajo consensuado entre todos los actores implicados en las prácticas: profesionales del servicio; profesorado de la universidad y estudiante, que sitúen al estudiante en el centro del proceso de enseñanza aprendizaje como se explica en el siguiente epígrafe.

2. METODOLOGÍA DE IMPLEMENTACIÓN DE ApS EN LAS PRÁCTICAS EXTERNAS

El siguiente epígrafe describe la metodología utilizada para la implementación del ApS en la organización de las prácticas externas en el Grado en Trabajo Social de la Universidad de la Rioja.

2.1.Del estudio diagnóstico a la intervención social

Incorporar el ApS como metodología de las prácticas de Trabajo Social, a pesar de los puntos de conexión anteriormente señalados entre nuestra disciplina y el ApS, supone una apuesta decidida por parte de los actores implicados. Esto ha sido así por parte de la comisión de plan de estudios del Grado en Trabajo Social de la UR que en el epígrafe 5.3 de la Memoria de Verificación del Título aprobada por la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad, estableció lo siguiente respecto al módulo de Prácticas Externas y Trabajo fin de Grado:

Este módulo tiene un carácter fundamentalmente práctico. Se basa en la metodología de Aprendizaje-Servicio. Por medio de estas prácticas el estudiante aprende mientras presta un Servicio en la organización colaboradora, con la que la Universidad tiene un convenio de práctica.

Además estructuró el módulo de tal modo que fuera posible articular las prácticas externas en torno a un proyecto de intervención social sustentado bajo la metodología de ApS. El módulo se ubica en la última fase del plan formativo, a lo largo de dos cursos académicos (3º y 4º), y se configura tal como muestra la tabla 4.

Tabla 4. Plan Formativo del Grado en Trabajo Social

Materia

Asignatura

Curso

Periodo

ECTS

Horas

Prácticas de Estudio Diagnóstico

Prácticas de Estudio Diagnóstico

anual

15

375

Prácticas de intervención social

Prácticas de intervención social

anual

12

300

Supervisión

1er semestre

6

150

Trabajo fin de grado

Trabajo fin de grado

anual

6

150

Fuente: Elaboración propia.

Para cursar la asignatura Prácticas de Estudio Diagnóstico los alumnos deberán haberse matriculado de dos asignaturas que aportan conocimientos complementarios para el desarrollo de las prácticas, tales como: a) Métodos y Técnicas de investigación social, primer cuatrimestre de tercero; Diseño y evaluación de programas sociales, segundo cuatrimestre de tercero. Además deben tener aprobados un total de 96 ECTS. Para cursar las Prácticas de Intervención social deben tener aprobadas las Prácticas de Estudio Diagnóstico.

Asimismo, durante el primer semestre de cuarto cursan la asignatura Supervisión, en la cuál además de los contenidos teóricos sobre el proceso de supervisión, se ofrece un espacio de supervisión de apoyo, que les permite reflexionar sobre su experiencia práctica y adquirir herramientas de autocuidado en los procesos de intervención social. Finalmente, el Trabajo Fin de Grado posibilita a los estudiantes la realización de un trabajo de sistematización o profundización teórica sobre los aspectos tratados en las prácticas externas.

De forma general, las prácticas se realizan en la misma entidad durante dos cursos académicos, desarrollando todo el proceso metodológico de Trabajo Social, actuando en el marco de una situación de necesidad definida por la entidad colaboradora. Como todo proyecto de intervención en la realidad recorre tres grandes etapas: preparación del proyecto, ejecución y evaluación. De ahí el paralelismo con el proceso de ApS, como muestra la tabla 5.

Tabla 5. Proceso metodológico

Fases ApS

Módulo Prácticas y Trabajo Fin de grado

Preparación del proyecto

Prácticas de Estudio Diagnóstico

Realización del proyecto

Prácticas de intervención social

Supervisión

Evaluación del proyecto

Trabajo fin de grado

Fuente: Elaboración propia.

Además, se posibilitan los cinco requisitos básicos del ApS, como se pone de manifiesto en la figura 1.

Figura 1. Requisitos básicos de ApS y su relación con el módulo de prácticas externas

Fuente: Elaboración propia.

En la base de la pirámide se sitúan los dos ingredientes básicos: el aprendizaje vinculado al curriculum formativo del plan de estudios y el servicio organizado con las entidades colaboradas de las prácticas externas, con las que existe un convenio de colaboración previamente firmado. Para pasar del cuadrante de Trabajo de campo al de ApS es preciso que la relación se articule entorno a un proyecto de intervención en la realidad. El punto de partida para la identificación de necesidades es formulado por la entidad al inicio del periodo de prácticas. El diseño y desarrollo del proyecto se define con la participación de todos los agentes implicados, a través de las tutorías, con el tutor académico y el tutor profesional. Finalmente, la reflexión sobre el aprendizaje y el servicio se articula por un lado, a través del espacio de supervisión previsto dentro del módulo en una asignatura específica denominada supervisión y con la elaboración del TFG, donde los estudiantes tienen la oportunidad de profundizar en alguna de las dimensiones del proyecto abordado o bien de sistematizar la experiencia.

La estructura del módulo de prácticas externas permite disponer del molde para desarrollar proyectos de ApS a través de las diferentes asignaturas que configuran el mismo. En la tabla 6, se presentan de forma esquemática las características principales de las prácticas.

Tabla 6. Características de las PED y PISCOC

Prácticas de estudio diagnóstico

Prácticas de intervención social

CON un centro de prácticas.

Un estudio de una realidad o problema social determinado, PROPUESTO por el centro de prácticas.

Revisión bibliográfica y documental

Aplicación de técnicas de investigación social

Análisis de la información

Elaboración del informe à DIAGNÓSTICO

ANTEPROYECTO DE INTERVENCIÓN

EN el mismo centro

Desarrolla la actividad propia del trabajador social en el centro (prácticas tradicionales)

Y, en la medida de lo posible, desarrollará el proyecto de intervención

Deberá SISTEMATIZAR Y EVALUAR el proyecto o actividad

 

Fuente: Elaboración propia.

Las Prácticas de estudio diagnóstico (PED) permiten la aproximación del estudiante a la realidad social a través del contacto directo con un centro de prácticas. Por tanto, son prácticas de observación y conocimiento de la naturaleza de los problemas y necesidades sociales, la actividad de los diferentes profesionales que conforman el sistema de servicios sociales, en general y del trabajador social de forma particular. Durante estas prácticas los estudiantes toman contacto con el ámbito profesional y con la aplicación del proceso metodológico de Trabajo Social en lo relativo a las dos primeras fases (estudio y programación).

En las PED, los estudiantes realizan un estudio de una realidad o problema social determinado, a partir de la demanda realizada por el centro de prácticas. En la realización del estudio deberá revisar la bibliografía científica relevante sobre el tema objeto de estudio; aplicar las técnicas de investigación social (cualitativas y/o cuantitativas), realizar el trabajo de campo (incluyendo entrevistas, grupos de discusión y/o cuestionarios); analizar la información, y proponer un diagnóstico. A partir del mismo elaborará una propuesta de intervención social, a través del diseño de un anteproyecto, en el que se indicará la finalidad, los objetivos y las actividades y que se concretará de forma operativa al inicio de las Prácticas de Intervención social.

Al finalizar el periodo de prácticas el alumnado presenta el estudio realizado y el plan de intervención propuesto, que en su caso, se podrá desarrollar en la institución durante las Prácticas de intervención Social, del siguiente curso. Y ello dará como resultado el Servicio que el estudiante realiza en y para la entidad.

El tiempo de dedicación del estudiante por semestre es de 15 horas semanales, distribuidas a lo largo de los dos semestres del curso, como muestra la tabla 7.

Tabla 7. Prácticas Estudio Diagnóstico: 15 ECTS

Semestre

ECTS

Horas totales

Media hora/semana

Primer semestre: octubre a diciembre (10 semanas)

6

150

15

Segundo semestre: enero a mayo (15 semanas)

9

225

15

Fuente: Elaboración propia.

La dedicación del alumno será de 375 horas (15 ECTS). De las cuáles al menos 22 serán horas de coordinación en el centro de prácticas y 12 de supervisión del alumno en la Universidad. Durante las PED el estudiante desarrolla un conjunto de actividades vinculadas con los objetivos del programa formativo. En concreto se llevan a cabo las siguientes actividades:

  1. Análisis del centro donde el estudiante realiza sus prácticas.

  2. Revisión bibliográfica y documental sobre la temática objeto de estudio

  3. Diseño del estudio de campo

  4. Recogida de información mediante técnicas cualitativas y cuantitativas

  5. Análisis de la información

  6. Elaboración del diagnóstico

  7. Elaboración de propuesta de intervención social, incluyendo como mínimo:

  • Finalidad y objetivos

  • Metodología

  • Plan de Trabajo/cronograma

  • Presupuesto

Tras la finalización de las PED, el siguiente curso académico se retoma el proyecto para la implementación del mismo con las Prácticas de Intervención Social.

Las Prácticas de intervención social (PISOC) se realizan EN la misma entidad del curso anterior. Con ello el estudiante se incorpora a la fase de intervención, con un conocimiento previo de la entidad. El objeto de las prácticas se centra en la intervención y la evaluación de las intervenciones. El estudiante, bajo la supervisión de un profesional, desarrolla la actividad propia del trabajador social en el centro. Esta actividad a desempeñar por el estudiante, incluirá, en la medida de lo posible, el desarrollo del proyecto de intervención propuesto en las PED, en cuanto a la ejecución y la evaluación. Con ello se completa el ciclo de ApS.

El principal objetivo de las PISOC es adquirir experiencia preprofesional que garantice la adquisición de competencias para el ejercicio profesional del Trabajo Social. Estas prácticas se articulan de forma sucesiva con la fase anterior de aproximación y se organizan en torno a los siguientes objetivos específicos:

  1. Trabajar en proyectos reales de Trabajo Social con profesionales en ejercicio.

  2. Conocer, diferenciar y aplicar las técnicas utilizadas en Trabajo Social.

  3. Aprender a utilizar los distintos sistemas de comunicación y registro utilizados por el trabajador social y su equipo.

  4. Ser capaz de desarrollar el proyecto de intervención social y programar actividades sociales.

  5. Ser capaz de sistematizar y evaluar su propio trabajo.

  6. Comprender los valores y principios éticos del Trabajo Social.

Las prácticas se realizarán a lo largo de todo el curso académico, entre los meses de septiembre y mayo. El tiempo de dedicación del alumno será de 12 créditos ECTS (300 horas). La distribución de estas horas se realizará de acuerdo con el profesional del centro receptor del estudiante de la forma más adecuada para el funcionamiento de la entidad y para la realización del proyecto ApS establecido, y garantizando la asistencia del alumno a las clases teóricas, teniendo en cuenta que la dedicación a prácticas varía en cada semestre, según se aprecia en el tabla 8. El período de prácticas será de 27 semanas y hasta un total de 300 horas, de las cuáles al menos 15 son de tutoría en la universidad.

Tabla 8. Prácticas de Intervención: 12 ECTS

Semestre

ECTS

Horas totales

Media hora / semana

Primer semestre: octubre a diciembre (12 semanas)

3

75

6,25

Segundo semestre: enero a mayo (15 semanas)

9

225

15

Fuente: Elaboración propia.

Las actividades concretas se deberán personalizar en función de la entidad, institución o empresa en la que se desarrollen y del proyecto ApS que se vaya a ejecutar. En líneas generales, el estudiante realizará las siguientes actividades:

  1. Observación y estudio de casos (individual, familiar, grupal o comunitaria).

  2. Desarrollo de las actividades concretas establecidas por el centro vinculadas a la funciones del trabajador social.

  3. Ejecución, en la medida de lo posible, del proyecto elaborado en las prácticas de Estudio Diagnóstico.

  4. Evaluación del proyecto de intervención realizado por el alumno

  5. Autoevaluación de las prácticas.

  6. Elaboración de la memoria final.

La puesta en marcha de las prácticas externas supone un proceso que recorre diferentes fases. En términos generales y de forma global para los dos cursos académicos cabe destacar las siguientes fases:

2.2. Fases de la puesta en marcha y ejecución de un proyecto ApS

2.1.1. Fase I: Asignación y definición del proyecto ApS

Durante el segundo semestre de segundo curso, se convoca a todos los estudiantes que tengan previsto iniciar las prácticas el siguiente curso académico. Se realiza una reunión informativa sobre la dinámica y el procedimiento de prácticas externas. Esta información sirve de base para la captación de plazas de prácticas. Desde la Dirección de Estudios y la Coordinación de Prácticas del título se contacta con las entidades para explicarles la metodología de ApS inherente al modelo de prácticas externas.

Al inicio del curso, desde la coordinación de prácticas de Trabajo Social se presentan las plazas disponibles para la realización de prácticas externas en cada curso académico formuladas por los centros. Se da un plazo a los estudiantes para la solicitud de plaza de práctica. En la asignación de las plazas se tiene en cuenta la nota media del expediente académico.

Finalmente se publican los centros con los alumnos asignados a cada uno y el tutor académico que le corresponde, y a partir de este punto se da inicio al desarrollo de las PED, tal como se ha explicado anteriormente.

En la fase de inicio, el tutor del centro en coordinación con el tutor académico, definen de manera operativa el programa formativo del estudiante en la entidad, explicitando la idea de proyecto ApS sobre el que va a trabajar. Este es uno de los momentos más importantes de las prácticas, puesto que de él depende su desarrollo. En este punto comienza la labor del estudiante en cuanto a la búsqueda de información sobre el centro, el sector y la temática objeto de intervención, mediante la revisión bibliográfica, documental, consulta en internet y la observación en el centro de prácticas.

Tras la primera reunión de coordinación entre el Tutor/a Académico y el Tutor/a de la Entidad, con el objeto de centrar el proyecto a desarrollar durante las prácticas externas, cada tutor académico cita a sus estudiantes para darles las orientaciones precisas respecto al proyecto formativo y el inicio de su actividad en el centro.

El estudiante mantendrá una reunión con el profesional tutor de la entidad y empezará a centrar el tema objeto de estudio, sin perder de vista, que la investigación es una fase del proceso metodológico y está al servicio del objeto de intervención propuesto por la entidad. En esta reunión se recomienda fijar un calendario de seguimiento entre el tutor y estudiante.

Esta fase puede generar altas dosis de incertidumbre en el estudiante, puesto que se enfrenta a una nueva realidad que no conoce. Asimismo, las entidades tienen sus propios ritmos de trabajo, sus prioridades y sus expectativas. El alumnado debe ser capaz de adaptarse a las nuevas circunstancias que todo ello puede suponer. Esta fase finaliza cuando cada estudiante es capaz de definir su proyecto de ApS en el centro, proceso que puede durar aproximadamente un mes, desde la asignación de los centros de prácticas. Al finalizar esta fase el alumnado será capaz de realizar una descripción completa y exhaustiva de los programas y servicios que presta el centro y presentarla a sus compañeros/as en una actividad grupal.

2.2.2. Fase II: Estudio de la realidad social

Durante esta fase el alumnado diseña un proyecto de investigación en función del objeto de intervención. Se trata de dar respuestas a cuestiones tales como ¿Qué ocurre?, ¿Dónde ocurre?, ¿De qué forma? respecto a la problemática planteada por la entidad que sirva para orientar la formulación del proyecto de intervención en la siguiente fase. Para poder dar respuesta a este tipo de cuestiones, el estudiante pone en práctica los métodos y técnicas de investigación de las ciencias sociales. De ahí la conexión con la asignatura de Métodos y Técnicas de investigación social, una de las asignaturas obligatorias que debe cursar o haber cursado el alumnado matriculado en las prácticas externas de la titulación. El diseño del proyecto de investigación para el estudio de la realidad debe realizarse de forma adecuada para poder llegar a un diagnóstico que sirva para orientar la intervención. Durante esta fase, el alumnado mantiene contactos periódicos con el centro, en función de las necesidades de información que se requiera para desarrollar el estudio.

Esta fase finaliza con la elaboración del informe de diagnóstico, donde cada estudiante presenta el análisis de los datos recogidos durante la fase de estudio, las principales conclusiones, la valoración técnica, que servirán de base para la propuesta del proyecto de intervención.

2.2.3. Fase III: Propuesta de proyecto de intervención social

En esta fase se trata de responder al interrogante ¿Qué vamos hacer? para dar respuesta a las situaciones de necesidad detectadas en el estudio y plasmadas en el diagnóstico. Para ello, cada estudiante desarrolla una planificación de la intervención, a nivel individual-familiar, grupal y/o comunitario en función de las características de la problemática objeto de intervención. Para desarrollar esta tarea es necesario aplicar los conocimientos adquiridos en la asignatura Diseño y evaluación de programas sociales. Durante esta fase, el alumnado mantiene contactos periódicos con el centro, con el fin de orientar los objetivos de intervención, la metodología del trabajo y valorar la viabilidad del proyecto. Una vez definidas las líneas generales del proyecto de intervención debe presentársela a sus tutores (académico y profesional) con el fin de centrar la propuesta. Y una vez alcanzado el acuerdo sobre el proyecto de intervención a desarrollar, formula el proyecto ApS que se ejecutará durante el siguiente curso académico.

Esta fase finaliza con la formulación del proyecto de intervención, donde da respuesta a las preguntas básicas de programación (qué, por qué/ para qué, cómo, dónde, cuándo, con qué, quiénes, etc). En las PED es suficiente con el diseño de un anteproyecto de intervención, con indicación de la finalidad y objetivos, metodología y actividades, así como una estimación presupuestaria.

2.2.4. Fase IV: Incorporación al centro de prácticas

Al inicio de curso se retoma el contacto con los centros para coordinar la incorporación del alumnado a sus respectivos centros de prácticas. En los primeros días deberá concretarse la programación operativa del proyecto elaborado el curso anterior, o en su caso, identificar alguna actividad o proyecto de la entidad sobre la que trabajará cada estudiante en la ejecución y evaluación.

2.2.5. Fase V: Desarrollo de las prácticas externas

En esta fase la actividad del alumnado en el centro de prácticas comprende dos dimensiones, una de observación del desempeño profesional del rol de trabajador social en su puesto de trabajo y otra de responsable de un proyecto o unidad de intervención de acuerdo a lo establecido en la fase anterior, es decir, la parte del Servicio del binomio ApS. Ambas actividades son complementarias, y permiten que cada estudiante vaya adquiriendo mayor grado de autonomía y responsabilidad para la intervención social. Para ello, realizará las actividades propuestas por su tutor de la entidad, durante el horario de prácticas acordado y propondrá la realización de las actividades vinculadas a su proyecto de intervención de acuerdo al calendario establecido en la programación operativa, que serán llevados a cabo, bajo la supervisión del tutor de la entidad, contando con el Visto Bueno del tutor académico, previa revisión por parte de la Coordinación de Prácticas. Esta fase ocupa la mayor parte del periodo de prácticas, y durante la misma el alumnado elabora diferentes informes y sistemas de registro de información, tales como Diario de Campo, Registro de intervenciones.

a) Observación y estudio de casos (individual, familiar, grupal o comunitaria)

El alumnado de prácticas llevará un registro de los casos o situaciones en los que ha participado tanto en el rol de observador del trabajador social, como en el rol de técnico. Deberá presentar un Informe Social, de un caso en el que haya intervenido o colaborado. En el informe presentará las características principales del caso o situación, objetivos, metodología y resultados de la intervención, así como todos los apartados que tenga el modelo de informe que utilice.

También, en función del número de casos y de la naturaleza de las intervenciones, puede optar por presentar un análisis global final del perfil de población que haya atendido, acompañado de un informe estadístico destacando los aspectos principales.

b) Registro para la sistematización y la evaluación de la intervención

El registro y la sistematización de la intervención son necesarios con el fin de evaluar y mejorar la propia práctica. Para ello, desde el inicio el estudiante llevará un registro de los casos y situaciones y un diario de campo. Asimismo elaborará los sistemas de registro necesarios para poder realizar una sistematización y evaluación de la práctica, de acuerdo a las características y naturaleza del proyecto de intervención que vaya a desarrollar en la entidad. El registro y la recogida de información para la evaluación será una tarea continua que realizará a lo largo de las prácticas y será analizada en la fase final. El diseño de evaluación se realizará en los primeros meses, con el fin de establecer el tipo de evaluación, los momentos de la evaluación y los sistemas de registro. Una vez que haya realizado el diseño, presentará el segundo informe de prácticas.

2.2.6. Fase VI: Finalización y evaluación

El último mes de prácticas consiste en el cierre de las intervenciones emprendidas por cada estudiante en su organización de prácticas. En esta fase se aplicará el diseño de evaluación, con los objetivos y la metodología utilizada para la recogida de información. En el informe reflejará una descripción del proceso seguido para la evaluación señalando los momentos y las unidades de análisis. También se detallarán los instrumentos empleados y el análisis de resultados y las conclusiones que se desprenden del mismo.

3. RESULTADOS

La puesta en marcha de las prácticas de Grado en Trabajo Social con metodología ApS ha supuesto un cambio sustancial en la organización de las prácticas, produciendo un resultado de suma positiva en diferentes aspectos. En términos generales da la oportunidad al estudiante de añadir al aprendizaje tradicional nuevos elementos que lo convierten en protagonista del proceso de prácticas, generando un aprendizaje significativo. Algunas de las dimensiones en las que se ha podido comprobar el cambio, respecto al modelo de prácticas tradicionales se sintetizan en la tabla 9.

Tabla 9. De las prácticas tradicionales al Aprendizaje-Servicio

Practicas Tradicionales

Aprendizaje-Servicio

Participar de un proyecto realizando las actividades que ya existen

PARTICIPAR

Crear un servicio nuevo dentro de un proyecto de la entidad

CREAR

Recibir una formación general sobre la entidad y los proyectos que se realizan

RECIBIR FORMACIÓN

Obtener una formación continua derivada de las bases sobre las que trabaja la entidad y los conocimientos que el alumno va adquiriendo por su propia experiencia

APRENDER DE LA EXPERIENCIA

Tras la aportación de la persona en prácticas no tiene porqué existir una transformación del proyecto

CONTINUIDAD

El alumnado en prácticas aporta una modificación y mejora al proyecto, que no había antes de su intervención

TRANSFORMACIÓN

Fuente: Elaboración propia a partir de la información facilitada por la Asociación InterEuropa.

Tal como señalaba la Asociación Inter Europa, una de las entidades colaboradoras de las prácticas, en una jornada de difusión de resultados, este modelo permite al estudiante participar de las actividades existentes en la organización y desarrollar el aspecto creativo del Trabajo social, mediante la puesta en marcha de un servicio o programa nuevo en la entidad. Además de recibir formación de la práctica, aprende desde su propia experiencia. Finalmente este modelo tiene impacto en la propia organización, en la medida que a la finalización del proceso la aportación del estudiante, a través de la realización del proyecto o servicio tiene la capacidad de transformación en el ámbito de su actividad, dejando con ello un “poso” de su estancia de prácticas externas. En suma, la incorporación de la metodología ApS implica la incorporación de un conjunto de aprendizajes vinculados con las competencias del título, especialmente en lo relativo a la aplicación del proceso metodológico a una realidad social concreta, mediante la intervención en una situación problema señalada por la entidad de prácticas. En la tabla 10, se presenta de forma esquemática los principales aprendizajes obtenidos a lo largo del proceso.

Tabla 10. Aprendizajes del estudiante en las prácticas externas con metodología ApS

Prácticas estudio diagnóstico PED

(3º curso)

Prácticas de intervención social PISOC

(4º curso)

Realización del estudio diagnóstico

Elaboración del anteproyecto de intervención social

Ejecución del proyecto

Evaluación del proceso y/o resultados

Revisión bibliográfica y documental

Elaboración de un marco teórico

Aplicación de las técnicas de investigación

Análisis de la información

Presentación del informe de resultados

Diseño del proyecto

Presentación de la propuesta

Gestión y coordinación del proyecto

Información a los participantes

Ejecución de las actividades

Diseño de la evaluación

Establecimiento de indicadores y herramientas

Recogida y análisis de información

Presentación del informe de resultados

 

Fuente: Elaboración propia.

Asimismo, desde el punto de vista del Servicio, implica el desarrollo de proyectos de intervención social en las entidades. En la tabla 11 se exponen algunos de los proyectos ejecutados en el periodo 2011-2013, por los estudiantes de la primera promoción.

Como se desprende de la tabla 11, las temáticas sobre las que han trabajado los estudiantes han sido variadas, de acuerdo a la diversidad de ámbitos de intervención del Trabajo Social. En la mayor parte de los casos, el objeto del estudio durante la primera etapa de las prácticas era muy amplio, concretándose posteriormente en la fase de intervención. Este aspecto ha sido especialmente acusado el primer año de implantación de la metodología ApS en la organización de las prácticas.

Tabla 11. Relación de proyectos de ApS ejecutados por estudiantes de Grado en TS, periodo 2011/2013

Ámbito intervención

Necesidad o problema social

Servicio

Discapacidad

Autonomía personal de las persona con discapacidad en los ámbitos básicos de la vida

Poner en marcha (experiencia piloto) un programa de promoción de la autonomía, con un número determinado de familias

 

Menores y familia

Dependencia asistencial en familias con bajos recursos socioecomómicos

Taller de madres adolescentes

 

Adicciones

Carencia en cuanto al uso del tiempo libre y el ocio en personas en proceso de deshabituación de drogas

Puesta en marcha de un programa de actividades relacionadas con ocio y tiempo libre en la comunidad terapéutica

 

Salud

Necesidades de apoyo y orientación ante la vivencia del cáncer

Puesta en marcha un grupo mixto de autoayuda vinculado a los aspectos nutricionales

 

Justicia

Conocimiento de la implementación de la aplicación de medidas

Intervención en determinadas familias en función de la medida implementada

 

Servicios Sociales comunitarios

Conocimiento del perfil psicosocial de la población usuaria de IMI y AIS

Programa de contraprestación para los beneficiarios de la prestación del IMI y AIS

 

Menores/Inmigración

Promoción de las relaciones sociales, a través de la educación y el ocio, de mujeres inmigrantes

Trabajo con el grupo y el entorno

 

Menores

Bajo nivel de formación de los padres de menores infractores con dificultades sociales, con medidas judiciales en medio abierto.

Exprésate: Taller de comunicación

 

Mujeres inmigrantes

Carencias relaciones y de habilidades sociales

Café y Palabras: Taller de habilidades

 

Intergeneracional

Escasa relación entre colectivos de diferentes generaciones, sobretodo mayores y jóvenes

Actividades de intercambio de experiencias.

 

Hombres en situación de desempleo

Paro de larga duración

Creación de un Huerto Social

 

Fuente: Elaboración propia.

Como resultado se ha observado que ha habido una alta implicación de las personas receptoras del servicio a la par del empoderamiento de ellas mismas para abordar, en un futuro, las situaciones adversas que se les presenten con otra actitud, otra predisposición y otras habilidades adquiridas. En términos generales podemos señalar que la aplicación del ApS en las prácticas externas ha supuesto una serie de mejoras en el proceso de enseñanza aprendizaje y en la relación interinstitucional de la universidad con su entorno. La tabla 12 revela, de forma esquemática, las principales aportaciones del modelo en términos de resultados.

Tabla 12. Principales resultados

Aprendizaje

Servicio

Mejora en el interés, atención y rendimiento de los estudiantes en las materias relacionadas con las prácticas.

Entrenamiento real de las competencias relacionadas con el título y alto grado de adquisición de las mismas

Desarrollo de proyectos nuevo o experiencias pilotos en las entidades

El alumno como referente del proyecto y las prácticas como recurso

Fuente: Elaboración propia.

Desde el punto de vista del aprendizaje, el estudiante se sitúa en el centro del proceso, como protagonista del mismo, a quién se le proporciona una serie de estímulos y oportunidades de desarrollar su quehacer profesional, con apoyo y supervisión. Ello implica un aumento de la motivación respecto al estudio de las materias directamente relacionadas con las prácticas, como son Métodos y Técnicas de investigación social, necesaria para el diseño y ejecución del estudio diagnóstico; y la materia Diseño y Evaluación de programas sociales, la base para el diseño del proyecto en todas sus dimensiones. En ambos casos, las tasas de rendimiento son superiores al 90%, percibiéndose mayor nivel de logro en la parte práctica de las asignaturas, entre los estudiantes que cursan las mismas de forma paralela a las prácticas.

La organización de las prácticas en torno a un proyecto ApS garantiza el entrenamiento y adquisición de las competencias del título y del módulo. Ello permite comprobar de forma previa a la graduación, que los estudiantes no solo han asimilado una serie de conceptos sino que han adquirido las habilidades necesarias para intervenir en la realidad social en su rol profesional.

El ApS ha demostrado ser una metodología adecuada para reforzar los cuatro pilares de la educación del siglo XXI, establecidos por la UNESCO y recogidas en el Informe elaborado por Delors (1996), como son:

  • Aprender a CONOCER, a través del estudio de la realidad social,

  • Aprender a HACER, promoviendo el desarrollo de habilidades en la realización de proyectos, en torno a los cuales articular una intervención social,

  • Aprender a SER, forjando la propia personalidad en aspectos tales como autonomía, responsabilidad y profesionalidad,

  • Aprender a CONVIVIR, desarrollando la capacidad para trabajar en equipo y al servicio de la comunidad.

Todos estos aprendizajes se posibilitan en la relación con el entorno. Asimismo, aporta una serie de mejoras a la entidad, a través de la S de Servicio. Esto se observa en dos aspectos principalmente, por un lado, en la puesta en marcha de nuevos proyectos sociales o creación de experiencias pilotos, que hasta el momento no se habían planteado en la entidad, por diferentes motivos, tales como falta de tiempo o de confianza para desarrollarlos. Por tanto, las prácticas se convierten en una oportunidad o recurso más con el que se puede contar para emprender nuevas iniciativas.

4. DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES

La investigación realizada sobre ApS (Furco, 2004) muestra la existencia de impactos positivos en seis campos, como son el desarrollo académico y cognitivo; desarrollo cívico; desarrollo vocacional y profesional, desarrollo ético y moral; desarrollo personal; y, desarrollo social. Nuestra experiencia de implementación de las prácticas externas con metodología de ApS nos permite apreciar las ventajas en los campos señalados frente a modelos organizativos de prácticas que no incorporan de forma equilibrada el binomio del aprendizaje y del servicio. Así podemos señalar que en la organización de las prácticas existen tres situaciones típicas, o modelos, en función de la relación del estudiante con el centro. Por un lado, prácticas en las que el estudiante asume un rol de “sombra” del profesional (o modelo A-s). El estudiante comparte despacho con el profesional, observa su actividad, asiste a entrevistas y reuniones, interroga sobre procesos de trabajo, y progresivamente adquiere cierto nivel de responsabilidad, en la relación con directa con las personas usuarias; elaboración de documentación; la propuesta de intervenciones, etc. Este tipo de prácticas producirían una combinación de mucho Aprendizaje y poco servicio. La segunda, prácticas basadas en un “proyecto de trabajo” concreto dentro de la organización con aceptación por parte de la universidad y supervisión por un profesional tutor (o modelo A-S). Este proyecto está claramente enmarcado dentro de los objetivos de prácticas y es factible su realización en el tiempo previsto. Este segundo modelo corresponde con la metodología de ApS, como resultado de las mismas se produce mucho aprendizaje y mucho servicio. Existe una tercera situación, que se podría denominar prácticas “descarga” (o modelo a-S) que suele resultar problemática desde el punto de vista del estudiante. Se trata de prácticas en las cuales el alumno está en el centro, con poco contacto con el equipo técnico y con los usuarios. Al estudiante se le va dando tarea de forma progresiva, en gran medida descargándose de actividad, que tiene el peligro de convertirse en tarea administrativa, y que por su reiteración (e incluso saturación) puede no ayudar al aprendizaje del alumno, aunque presta un servicio al profesional de la entidad.

Desde nuestro punto de vista, la situación ideal es la segunda, que genera aprendizaje significativo prestando un servicio. Para ello, es necesario contar con una adecuada programación de las prácticas del alumnado en cada una de las instituciones. No se trata de sumar horas, de “fichar” tiempo sino de realizar una serie de actividades y tareas que permitan afirmar el cumplimiento de determinados objetivos y la adquisición de las competencias. Para reducir los factores menos controlables respecto a las prácticas, y que este periodo se convierta en aprendizaje positivo consideramos esencial los trabajos (o entregables) que debe elaborar el estudiante durante las prácticas, y que en el segundo modelo de prácticas se articulan entorno al proyecto de ApS.

La estancia en un centro de prácticas es un momento privilegiado para dicho aprendizaje. Difícilmente en un proceso de inserción laboral volverá a encontrarse en una situación similar. Durante las prácticas el estudiante es aceptado en su rol de aprendizaje y los profesionales vuelcan su esfuerzo por enseñarle la forma de proceder en la institución en relación al trabajo social. En este marco, no se espera ni se exige una productividad; se acepta su nivel de realización como parte del proceso de aprendizaje. Es un tiempo en el que puede conocer, preguntar, informarse de todo aquello sobre lo que tiene dudas; es un tiempo para contrastar lo aprendido en el aula y su materialización en la realidad. Es un tiempo en el que de manera guiada va construyendo su conocimiento y su forma de ser profesional.

Todos los aspectos relacionados con las prácticas, desde su planificación, organización y desarrollo son espacios formativos adecuados para la interiorización de los valores, conceptos y procesos de trabajo para los futuros profesionales. Una premisa pedagógica básica es que el aprendiz necesita modelos y no consejos. Esta reflexión debe llevarnos a pensar en la potencialidad de las Prácticas para el entrenamiento del trabajo social en todas sus dimensiones y en la valía del ApS como metodología didáctica sobre la que sustentar las prácticas. Partiendo de esta convicción toman sentido las palabras de Cristina de Robertis (1992) cuando habla de la capacidad del trabajo social para “asumir el cambio, provocarlo y no temerlo”. Porque indudablemente, el Espacio Europeo de Educación Superior ha supuesto un cambio a todos los niveles dentro de la universidad española, y la organización de las prácticas no es ajena a ello.

La puesta en marcha de las prácticas externas con metodología ApS ha supuesto una innovación docente que genera, inevitablemente, cambios en la relación de los actores implicados (universidad y entidades sociales). En general, la experiencia arroja un balance positivo, en cuanto a los resultados obtenidos tanto en términos de aprendizaje como de servicio, según lo han manifestado en diferentes espacios de reflexión sobre las prácticas, tanto los estudiantes y el profesorado como los profesionales. En este sentido nuestra experiencia coincide con las conclusiones del trabajo realizado por Folgueiras (2010) cuando señalan el alto valor de satisfacción de los agentes implicados en procesos educativos con metodología ApS. Es objeto de un proyecto de innovación docente evaluar de forma empírica esos resultados. Si bien, a partir de las aportaciones de los actores implicados, con el fin de maximizar los resultados positivos en términos de aprendizaje y de servicio, se ha visto necesario profundizar en la metodología realizando una serie de mejoras en diferentes aspectos, entre los que cabe destacar los siguientes:

  1. Dedicar especial atención a la definición inicial del proyecto de aprendizaje servicio, en torno al cuál se desarrollará el estudio y la intervención social, con el fin de garantizar la consecución de resultados factibles en el periodo de prácticas, que permiten obtener proyectos de categoría A-S.

  2. Reforzar la coordinación entre entidades sociales y universidad, a través de la relación entre tutores profesionales y académicos, que permitan dirigir y orientar al estudiante en el desarrollo del proyecto ApS, neutralizando en la medida de lo posible los sesgos derivados de los rasgos personales de los diferentes tutores.

  3. Dar visibilidad a los proyectos ejecutados y profundizar en la sistematización de las buenas prácticas como mecanismo de refuerzo del modelo y de generación de conocimiento dentro de la disciplina.

Para finalizar este artículo queremos señalar que la apuesta realizada con la implementación de la metodología ApS en la organización de las prácticas externas está teniendo un efecto multiplicador de la experiencia en el territorio, que se manifiesta en diferentes acciones, tales como:

  • Impulso de la Red de Aprendizaje-Servicio de la Rioja, por la confluencia de entidades interesadas en la metodología, compuesta por una diversidad de agentes del mundo educativo y social.

  • Organización de encuentros, cursos y jornadas de difusión y formación en ApS, entre las que cabe destacar la organización de un curso de verano, dentro de la programación de la UR, titulado Aprendizaje servicio. Innovación en la docencia y la acción social.

  • Desarrollo de iniciativas de ApS en el diseño de proyectos de intervención social pilotados por estudiantes de Trabajo social o por las entidades, que tras conocer la metodología la aplican en el diseño de sus propios proyectos sociales. Con ello, el ApS como descubrimiento trasciende del ámbito educativo al social.

  • Capacitación de los futuros trabajadores sociales en el ApS como metodología para la intervención social, que podrán aplicar junto a otras metodologías de trabajo comunitario durante su etapa profesional.

Sirvan estas actividades como ejemplo de los efectos que está teniendo la puesta en marcha de la metodología. El camino emprendido presenta nuevos retos en el corto y medio plazo, tales como la ejecución de un proyecto de innovación docente para el curso 2013/14, cuyo objetivo general consiste en Consolidar el sistema de gestión, coordinación y seguimiento de las prácticas externas con criterios de calidad educativa y de servicio a la comunidad. Este objetivo general se concreta a través de tres objetivos específicos:

  1. Demostrar el grado de logro de resultados en términos de aprendizaje y servicio de los estudiantes de Grado en Trabajo Social a partir del desarrollo de las prácticas externas, con metodología de ApS.

  2. Estandarizar el sistema de acompañamiento y supervisión a los estudiantes en los centros de prácticas y en la universidad, promoviendo el uso de tecnologías 2.0.

  3. Valorar la aplicación de ApS en otras asignaturas del grado en Trabajo social y/o otros grados de la UR.

También se plantea con la Red de ApS de la Rioja, ofertar programas de formación dirigidos principalmente al ámbito educativo (universitario y no universitario). Dar mayor visibilidad a los proyectos ApS promovidos por entidades riojanas, a través de la creación de material audiovisual y difundir los resultados de la metodología, en términos educativos y sociales.

En síntesis, el camino emprendido por la Comisión de Plan de Estudios, que estaba dispuesta a asumir el cambio por la mejora del proceso de enseñanza aprendizaje, está generando un cambio en el entorno, que se afronta de manera decidida, en consonancia con las palabras arriba enunciadas por de Robertis (1992). Sirva este artículo para animar a otras personas (profesorado, estudiantes, profesionales) y a otras universidades, centros educativos y entidades sociales a no temer el cambio y apostar por el ApS como metodología que refuerza la responsabilidad social de los centros educativos; mejora la relación universidad sociedad e incrementa el aprendizaje y la adquisición de competencias de los estudiantes.

REFERENCIAS

Delors, J. (1996). Los cuatro pilares de la educación. En UNESCO, La educación encierra un tesoro (pp. 91-103). Madrid: Santillana

De Robertis, C. (1992). Metodología de la intervención en Trabajo Social. Buenos Aires: El Ateneo.

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Tapia, M.N. (2000). La Solidaridad como Pedagogía. Buenos Aires: Ciudad Nueva.

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