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2010 - Vol. 4 Num. 2  
           
 

El Derecho a la Educación, más allá de la cobertura. La Telesecundaria en Guerrero, México

 
           
 

Dulce María Quintero Romero y Blandino Bibiano Mendoza

 
     

Antecedentes

La discusión de los problemas a los que se enfrenta el Derecho a la Educación en las realidades de los distintos países latinoamericanos es una tarea urgente sobre todo  considerando la propuesta elaborada por la Relatora Especial de la ONU, Katarina Tomasevski, quien propugnó por ir más allá de los elementos cuantitativos.

Esta es la visión para abordar el caso que se presenta en educación secundaria, especialmente por que en México es parte de la educación obligatoria reconocida por el Estado desde 1993. Con su análisis se muestra que la política educativa mexicana, más que encaminarse hacia un proyecto educativo centrado en la equidad, implementa acciones sólo para empatar la oferta educativa con el vertiginoso crecimiento de la población, con una respuesta preferentemente cuantitativa a los requerimientos educativos de este país.

Se toma el caso específico de la telesecundaria mexicana, un subsistema que surge en 1968 con la finalidad de brindar atención educativa en comunidades apartadas y con difíciles condiciones de marginalidad, considerando el que en aquellos años la mayor parte de la población habitaba en comunidades dispersas a lo largo del territorio, con localidades menores a los 500 habitantes, y era urgente brindar a los jóvenes una alternativa para continuar sus estudios una vez terminada su educación primaria.

Por las características de su operación, pues el uso de las tecnologías y el apoyo de materiales didácticos permitía que un profesor impartiera todas las materias de un grado, la telesecundaria fue creciendo en número, sin embargo, es precisamente su proceso de crecimiento y la orientación un elemento que vale la pena analizarse desde la perspectiva del  derecho a la educación.

La telesecundaria en México

La telesecundaria, en su trayectoria de más de tres décadas, ha transitado en paralelo al desarrollo de las tecnologías de la información y la comunicación, particularmente acentuado en la década de 1990, donde las posibilidades de las tecnologías han surgido como apoyos importantes a la educación y el aprendizaje en este país latinoamericano.

Esta modalidad es un servicio educativo de instrucción básica, público y escolarizado, que atiende el nivel de secundaria mediante una metodología propia apoyada con materiales didácticos específicos, tanto televisivos como impresos, es un subsistema del sistema educativo nacional, que propone auxiliar al cumplimiento del derecho de todos los mexicanos a recibir educación, como lo establece el artículo tercero de la constitución política de los Estados Unidos Mexicanos.

El subsistema de telesecundaria, en su origen, tenía como característica que casi la totalidad de su matrícula era de lugares muy lejanos. En la actualidad “este modelo atiende en un 30% a estudiantes de comunidades suburbanas y urbanas; sus mayores oportunidades de crecimiento se encuentra en donde el número de egresos de las escuelas primarias son menores y hace inviable establecer otro tipo de servicio educativo” (Buenfild, 2001:46). Es decir, este modelo educativo, si bien conserva su presencia rural, de acuerdo a los principios de su creación también se ha expandido hacia otros ámbitos.

La telesecundaria formalizó su incorporación al sistema educativo mexicano el 2 de enero de 1968; el 31 de agosto de 1973 mediante el acuerdo 11000 de la SEP, con el que se otorga plena validez oficial en toda la República Mexicana a la educación secundaria por televisión, así como los estudios que se realizan en esta modalidad y a los certificados que la avalen (SEP, 1994).    

Con el establecimiento de la obligatoriedad de la secundaria en 1993, la participación de la telesecundaria recibió un fuerte impulso y crecimiento como lo demuestra el aumento de su matrícula en los últimos 10 años, que inclusive llegó a ser superior (Cuadro N°1) en comparación con las escuelas secundarias técnica y generales (donde se consideran datos de la secundaria de los trabajadores). Los datos muestran que triplica casi la mitad del crecimiento nacional, ya que 45% de los jóvenes que ingresaron a la secundaria en este mismo lapso de tiempo, lo hicieron por medio de esta modalidad.

Cuadro 1. Crecimiento de la matrícula del nivel secundaria por modalidad en México en el periodo 1993-2003

Modalidades

   1993-1994

    2002-2003

  Crecimiento %

Telesecundaria

558 779

1 146 600

105.0

Sec. Técnica

1 209 728

1 592 633

31.6

Sec. Generales

2 573 417

2 920 829

13.5

Fuente: Elaboración propia con datos de la Secretaría de Educación Pública (2007) y  Reflexiones sobre Telesecundarias (Santos, 2004).

La telesecundaria ha fortalecido el servicio educativo en los espacios rurales, sin embargo no deben visualizarse como la panacea de los problemas educativos que vive el país. El que estas escuelas estén funcionando o llegando a estos espacios no indica el que por si sola esté respondiendo al derecho a la educación de muchos jóvenes mexicanos, ni que su presencia terminará con las dificultades educativas, y menos con los rezagos que trae consigo la pobreza. Para atender las necesidades de equidad de la población, y responder al derecho a la educación que tienen sus estudiantes, en su accionar tiene que ir acompañada de otras propuestas o programas sociales y así facilitar el aprendizaje de sus estudiantes.

Es urgente discutir las condiciones en que está operando este subsistema educativo en México para analizar si vale la pena consolidar y fortalecer el modelo, haciéndolo más funcional y operable con la inyección de recursos económicos, humanos y de infraestructura, pero sobre todo analizar la orientación y los beneficios que la telesecundaria está brindando a quienes reciben el servicio. En el documento Situación actual de la Telesecundaria mexicanase señala que para el ciclo escolar 2002-2003 había un déficit superior al 20% de los libros de Conceptos básicos e insuficiencia en las Guías de aprendizaje y Didácticas en las escuelas Telesecundaria. Asimismo, da cuenta de que sólo en 61.35% de las telesecundarias había biblioteca. Y añade que “una parte del acervo de las bibliotecas no está ordenado ni preparado para una consulta ágil y frecuente de maestros y alumnos: carece de los espacios físicos y los muebles adecuados para su resguardo”(Revista Contralínea 2009).

En esta misma revisión se enumeran otras carencias con las que operan las escuelas; se encontró que en el año 2009- 2010 había cerca de 2,901 escuelas que no tenían el equipo electrónico básico (integrado por un televisor, antena parabólica, receptor-decodificador y amplificador de señal LNB Edusat) por lo que operaban sin recepción de señal (aunque resulte difícil imaginar una telesecundaria sin televisión). De de las 14,780 escuelas encuestadas, un 33.3% no contaba con agua potable, casi 72% no disponía de drenaje, y poco más de la décima parte no tenía energía eléctrica, aun cuando este servicio es indispensable en un sistema de educación a distancia como Telesecundaria. Incluso menciona que no se tenía certeza de que esas 1,524 escuelas contaran con algún tipo de generador de energía eléctrica para paliar dicha deficiencia, o que efectivamente carecieran del servicio.

También se encontró escasez de recursos como pupitres, pizarrones y escritorios; asimismo, consigna que el 46% de las escuelas se encontraba por debajo del requerimiento que establecía una superficie mínima de 4 mil metros cuadrados para este tipo de espacios escolares. Sumado a ello, Chiapas, San Luis Potosí, Sonora y Guerrero reportaban 13% de sus aulas en mal estado, lo que resulta preocupante si consideramos que el número de centros escolares de este sistema le permite brindar atención a 47% de alumnos que ingresaron a la secundaria durante los últimos nueve años.

Un elemento importante en esta discusión son los costos, como lo muestra un estudio realizado por la SEP y la Universidad de Stanford en 1972. Dicho estudio establece que el costo por estudiante en secundarias generales era de 200 dólares por ciclo escolar, mientras que en la telesecundaria, el precio alcanza los 151 dólares. Además, si la secundaria general llegara a operar en el medio rural, el costo por alumno sería de 431 dólares lo que, sin duda,  muestra la importancia de este sistema en cuanto a la reducción de sus costos, no sólo para el Estado, sino para los propios usuarios que no invierte muchos recursos para recibir educación, pues ésta se ofrece más próxima a su vivienda.

Sin duda ello tiene que ver con el crecimiento que ha tenido la telesecundaria en México, pues, según estadísticas de la SEP, en el ciclo 2002-2003 los estados de Veracruz, Puebla, Guanajuato, México, Oaxaca, San Luís Potosí, Chiapas y Zacatecas concentraban el 60.90% de la matrícula nacional (697,670 alumnos), en tanto que el 39.10% (448,930 alumnos) en el resto del país. En ese mismo período, en Guerrero se atendían a 34,455 estudiantes (2.3% de la inscripción del país). Además del crecimiento que el sistema ha tenido en Latinoamérica{1}.

Cuadro 2. Evolución del Modelo de Telesecundaria en la última década en México

Telesecundaria

1993-1994

2002-2003

Diferencia %

Escuelas

          9 339

         15 871

           69.9

Matrícula

      558 779

    1 146 600

         105.2

Maestros

        26 636

         54 872

         106.0

Fuente: Elaboración propia con datos de la Telesecundaria en México (Cortés, 2004).

Con relación a los resultados obtenidos de este modelo educativo a nivel nacional frente a las secundarias generales, en la tabla siguiente se presentan datos estadísticos en los que se constata el rendimiento de telesecundaria con respecto a las secundarias tradicionales.

Cuadro 3. Comparativo entre indicadores estadísticos del nivel secundaria y de telesecundaria. Promedios nacionales. 1998-1999

Indicadores estadísticos

En telesecundaria  %

En secundaria general  %

Retención

               92.8

                 91.5     

Deserción

                 7.2

                   9.7

Aprobación

               94.4

                 78.9

Reprobación

                 5.6

                 21.1

Eficiencia terminal

               77.0

                 76.1

Fuente: Dirección General de Planeación, Programación y Presupuesto. Estadística básica de fin de cursos 1998-1999.

Como se refleja en estos resultados oficiales, el rendimiento del modelo de telesecundaria se sitúa por encima de la media nacional en todos los indicadores, en relación a las secundarias generales. Al parecer esta situación no ha cambiado, ya que la SEP (2000) en su informe de labores 1999-2000, hace referencia a estos resultados y precisa que es conveniente analizar qué elementos o circunstancias dentro de la estructura organizativa de esta modalidad (grupos pequeños, atención personalizada de un sólo docente, las clases televisadas, cursos programados, etc.) está permitiendo obtener un mejor desempeño de los estudiantes.

Sin embargo, existen fuera del marco de las instituciones otros trabajos sobre el desempeño de esta modalidad que divergen de lo anteriormente expuesto. Una muestra son los datos del comparativo nacional realizado al final del ciclo escolar 2002-2003 y analizados por Annete Santos en su trabajo “Reflexiones sobre Telesecundarias” (2004), donde se indica que el 35% de estudiantes de tercer grado que cursan sus estudios en telesecundaria tienen resultados desfavorables en el área de compresión lectora, proporción que es considerablemente menor en las escuelas técnicas (26%) y más baja aún en secundarias generales (23%). Los avances en las habilidades de razonamiento matemático son desalentadores  en todas las modalidades públicas, al menos la mitad de los alumnos del tercer grado obtuvieron porcentajes que los colocan en los dos primeros niveles de competencia. Es indudable que en este análisis, y con los indicadores que se manejan en la comparación, los estudiantes de telesecundaria tienen resultados inferiores a las otras modalidades. Pero cuando se confrontan los logros por grado escolar y se contrastan los resultados por modalidad, se encontró que al pasar de primer a tercer grado las distancias entre las modalidades se reducen.

Ello nos indica la necesidad de observar este sistema, no solamente desde la perspectiva de los datos cuantitativos, sino considerando otros aspectos que se vinculan a la deserción de estudiantes con menos posibilidades, o con escaso interés por continuar estudiando, muchas veces derivado de las escasas oportunidades que les ofrece la educación.

Esta situación ha tenido una reducción en los últimos años, especialmente en las comunidades beneficiadas con el Programa de Becas de Oportunidades implementado por el gobierno federal para el beneficio social de las zonas vulnerables o de extrema pobreza. En el ciclo escolar 2005-2006, a nivel nacional, el programa atendió a más de 5 millones de alumnos, donde el 54% correspondió al nivel primaria, 33% a secundaria y el 13% al medio superior (Sedesol, 2007), y con estos apoyos muchos adolescentes han tenido mejores condiciones para seguir estudiando, sin estar presionados o verse obligados a elegir entre la escuela o trabajar para ayudar a la economía familiar.

Pero al margen de la discusión de las cifras de logros y limitaciones, resulta innegable que las telesecundarias a nivel nacional juegan un papel importante dentro del proceso educativo, como última etapa de la instrucción básica. La principal misión de estos centros escolares es ofrecer la educación secundaria en zonas donde no había sido posible brindar este servicio, sin dejar de lado que esta enseñanza está ayudando a capacitar al alumnado para que pueda comprender e interpretar el mundo en el que vive de una forma más real y objetiva, además de poder contribuir con los conocimientos, habilidades y actitudes adquiridas y desarrolladas a través del proceso de formación educativa en los sistemas productivos, social y cultural.

El derecho a la educación en Guerrero y la Telesecundaria

Una de las características más evidentes del sistema educativo mexicano es su marcada desigualdad, tanto entre entidades federativas, como entre zonas urbanas y rurales. Los contrastes en su cobertura y calidad impiden hablar de un sistema consolidado y homogéneo, pero sobre todo dificultan la efectividad de los procesos educativos y un aprendizaje desigual entre los estudiantes con promedios inferiores a lo programado y demandado por una sociedad moderna.

En Guerrero, el sector educativo enfrenta serios retos en cuanto a la baja calidad y cobertura para la población en secundaria, pues la media nacional continua en 96.9% de primaria y 90.3% en secundaria de acuerdo a los datos del  Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEE, 2006). Así que aún cuando se ha contribuido a mejorar el acceso escolar para los pobres rurales, la cobertura en educación básica en Guerrero sigue mostrando rezagos, ya que la entidad en asistencia a nivel nacional ocupa el último lugar en enseñanza primaria y el 26 en secundaria; esta posición quizás se deba a la presencia de las telesecundarias en el contexto rural.

En cuando a cobertura en la educación básica, el Plan Estatal de Desarrollo 2005-2011 con los datos del INEGI (2000), señala que en Guerrero la población de 15 años sumaba más de 1,840,111 personas, de los cuales 394,583 no pueden leer ni escribir, con un mayor porcentaje entre las mujeres (61.9%) y el resto para los hombres (38.3%). En los datos destaca el municipio de Metlatónoc, de la Región de la Montaña, con un 60% de analfabetas.

Con respecto a la media de escolaridad de la población de 15 años y más, la entidad reporta un promedio de 6.1 en los años de estudios; los municipios con mayor promedio de  escolaridad son Acapulco, Chilpancingo e Iguala con 8.2 años. La población que se encuentra en edad escolar de 0 a 24 años  es de alrededor de 1,796,354 personas, de las cuales sólo se considera haber dado cobertura a 1,100,000.  Así que el sistema educativo estatal durante el ciclo escolar 2003-2004, según datos de la Secretaría de Educación de Guerrero (SEG) sólo alcanzó el 61.1% de estudiantes atendidos a través de los distintos niveles de enseñanza considerando desde la educación inicial hasta posgrado (Plan Estatal de Desarrollo 2005-2011). Esto da una idea del grave problema que vive Guerrero en materia de educación, en donde existe un rezago acumulado que se arrastra por años, y sobre todo habla de una realidad difícil de afrontar para responder a las necesidades educativas.

La situación es más seria en cuanto a lo que conlleva la privación del derecho a la educación para quienes por distintas causas son analfabetas. En Guerrero en el año 2000 se contabilizaban 305,381 adultos entre 15 y 64 años sin saber leer ni escribir, lo que  representaba un 18.2% del total, por encima de la media nacional que era de 7.6%. Para el 2005 la cifra de analfabetos bajó a 276,479, con un 15.8%, sin embargo, la entidad seguía ocupando el segundo lugar en el porcentaje de población sin saber leer y escribir, sólo superado por Chiapas  (INEE, 2006). Para el 2007, en su Primer Informe de Gobierno, Zeferino Torreblanca Galindo reconoció que para este año casi el 20% de la población de la entidad aún no sabía leer ni escribir.

En este marco opera en esta entidad del sur de México, desde 1982, el sistema de telesecundarias, orientado a dar servicio en áreas rurales  dispersas del estado, marcadas por la pobreza y la exclusión. Por lo que, si bien en un principio se enfoca hacia las áreas rurales, hoy se expande a la periferia de algunas ciudades. Con ello habrá que discutir que, si bien la necesidad de educación de ambos sectores es incuestionable, hay que revisar la viabilidad, funcionalidad, eficacia y problemática de esta modalidad concebida para zonas con particularidades específicas.

En la entidad, al igual que en todo el país, este subsistema de telesecundarias ha tenido un crecimiento importante. En su informe anual 2007, La educación para poblaciones en contextos vulnerables, el INEE señala que entre los ciclos escolares 1993-1994 y 2006-2007 hubo un incremento en la matrícula de alumnos de secundaria de 1,713 mil, del cual un 39.3% correspondió a aquéllos que ingresaron a Telesecundaria. En el mismo periodo, de las casi 12 mil escuelas que se crearon, el 64% fue de telesecundarias. Estadísticas de la SEP muestran que de 1970 a 2008 el número de escuelas secundarias pasó de 4,249 a 33,697; en términos relativos, la cantidad de escuelas Telesecundaria se incrementó en un 3,035%, al pasar de 571 escuelas en 1970 a 17 mil 330 en 2008.

Para el ciclo escolar 1990-1991 Guerrero ya contaba con 163 escuelas telesecundarias, para el periodo 2005-2006 la cifra ascendió a 735 planteles, la matrícula de 6,834 pasó a 38,614 alumnos, y la planta docente de 358 se incrementó a 2,060 (SEP, 2007), que significó un crecimiento en aproximadamente 15 años de 450%, 565% y 575% de los planteles, inscripciones y docentes respectivamente. Este crecimiento se mantuvo como lo muestra la siguiente tabla:

Cuadro 4. Evolución del sistema de telesecundarias en Guerrero en el 2000-2009

 

2000
2001

2001
2002

2002
2003

2003
2004

2004
2005

2005
2006

2006
2007

2007
2008

2008
2009

ALUMNOS

29669

32480

35134

36500

38367

39225

41711

44598

46868

DOCENTES

1648

1770

1881

1920

2067

2117

2314

2410

2467

ESCUELAS

593

637

667

677

722

753

796

828

846

Fuente: Datos estadísticos de la Secretaría de Educación Guerrero.

Sólo en el último año la propia SEG anunció la creación y operación de 40 planteles de esta modalidad en el ciclo 2009-2010. Ello también se vincula al programa de Reforma Integral de la Educación Básica en 2006, y que permitió el poner en marcha el Programa para el Fortalecimiento de la Telesecundaria (PFT), que tiene como propósito elevar la calidad del servicio educativo y atender sobre todo las zonas más marginadas, para lo cual se han destinado millonarios montos. Se habla de un promedio de 52 millones 865 mil 182 pesos en los tres primeros años, que han sido operados de forma descentralizada por los 38 sectores que conforman el sistema Telesecundaria en todo el país.

Los datos muestran el gran auge o expansión que ha tenido en el estado este modelo educativo, pero no basta con tener cifras elevadas de planteles, maestro y alumnos para establecer que se esta ofreciendo un buen servicio a los pobres; lo importante es revisar bajo qué condiciones operan estas instituciones. Muchas escuelas telesecundarias, a pesar de estos recursos económicos, funcionan a lo largo y ancho del territorio estatal de manera rústica, donde el aula o salones de clases y la dirección son galeras construidas con materiales típicos de la región, que no cuentan con servicios básicos esenciales, sin butacas, pizarrones en mal estado, sin televisión, sin señal satelital (principalmente en la operación de escuelas al momento de su creación, con uno o varios maestros que inician sus actividades docentes en forma idéntica a las secundarias tradicionales, en tanto se le dota de lo necesario para funcionar como tal); en estos casos se complica alcanzar buenos resultados de aprendizajes entre los estudiantes.  

Esta situación no se presenta de forma generalizada, hay instituciones que tienen lo necesario para su funcionamiento, debido quizá a su fácil acceso, cercanía a la cabecera municipal, al número elevado de alumnos y la capacidad de gestión y organización de padres de familias y directivos. Sin embargo, el porcentajes de centros escolares en estas condiciones es bajo, incluso hay escuelas en las periferias de los centros urbanos y próximos al municipio, que tienen muchas carencias; no se descarta la posibilidad que hay centros escolares privilegiados, estratégicos y que son atendidos oportunamente, probablemente debido a compromisos y acuerdos políticos.

En el otro extremo, y que es lo más grave, está la existencia de secundarias rurales que ofrecen educación básica en difíciles condiciones, sobre todo las más distantes y/o de reciente creación que, enfrentando su propia pobreza y la del medio en que se encuentran, tratan de cumplir con sus objetivos, educar y ofrecer resultados con casi nada. Ello nos lleva a la reflexión sobre la falta de sentido de seguir incrementando los espacios escolares con el propósito de tener mejor cobertura, sin hacerlo eficientemente. Con este propósito, en el año 2006 se inició un trabajo de investigación sobre la pertinencia de la educación secundaria, desde sus actores, tomando como caso de estudio dos secundarias rurales y suburbanas de la zona de Acapulco y Coyuca en el estado de Guerrero.

La acelerada expansión de este sistema educativo conlleva a la necesidad de analizar si esta mayor amplitud se apareja con un servicio de calidad en la enseñanza y de la aplicación correcta de las políticas en el sector.

Cuadro 5. Datos estadísticos de la educación secundaria en Guerrero, ciclo escolar 2004-2005


Modalidad

Control

 Alum.

 Mtro.

  Esc.

Relación Alumno-Maestro

Relación Alumno-Escuela

%
Escuela

%
Alumno

Sec. Gral.

Transferido

  70,007

 2,938

    196

      24

     357

    14.7

   37.1

 

 Estatal

    1,823

      79

        6

      23

     304

      0.5

     1.0

 

 Particular

    6,277

    522

      63

      12

     100

      4.7

     3.3

Sec. Tec.

Transferido

  69,734

 2,422

    274

      29

     255

    20.6

   37.0

 

 Estatal

       884

      38

        5

      23

     177

      0.4

     0.5

 

 Particular

       495

      26

        3

      19

     165

      0.2 

     0.3

Telesec.

 Estatal

  38,363

 2,067

    722

      19

       53

    54.3

   20.4

CONAFE

 Federal

       842

      63

      61

      13

       14

      4.6

     0.4

Totales

 

188,425

 8,155

1,330

      23

     142

  100

 100

Fuente: Elaboración propia con datos del Departamento de Estadística de la Secretaría de Educación Guerrero (SEG), Fin del ciclo escolar 2004-2005.

En la actualidad, el sistema educativo estatal sigue un diseño de políticas centrales (nacionales) en materia de la planeación curricular o planes de estudios, por lo que estos no corresponden a las necesidades y realidades de la entidad De ahí que los logros y alcances en materia de educación no se reflejen en buenos resultados, pues están  ajenos al contexto social de las comunidades, como se muestra en el siguiente cuadro:

Cuadro 6. Población alfabeta y analfabeta, por género y menor a 15 años en Guerrero en el 2000

Concepto

              Total

                    %

Población alfabeta

          737 573

                  100 

Hombres

          351 125

                    48

Mujeres

          386 348

                    52

Población analfabeta

            75 827

                  100 

Hombres

            31 313

                    41

Mujeres

            44 514

                    59

Fuente: Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI, 2000) y Plan Estatal de Desarrollo de Guerrero 2005-2011

Los datos muestran que existe una gran cantidad de jóvenes guerrerenses menores de 15 años que no saben leer ni escribir, que representan el 9.3% de ese rango de población, y mientras se sigan ejecutando políticas educativas (y sociales) sin considerar las condiciones locales, en Guerrero difícilmente se podrán reducir los altos porcentajes de analfabetismo, por lo que la entidad seguirá ocupando los últimos lugares de alfabetismo a nivel nacional.

La pertinencia de la telesecundaria

Tratando de analizar la pertinencia de la telesecundaria en un estado pobre y con fuertes rezagos sociales como Guerrero, los primeros resultados que presentamos fueron realizados por los autores en el ámbito rural, como tesis de la Maestría en Desarrollo Regional de la Universidad Autónoma de Guerrero, elaborada por Blandino Bibiano Mendoza (2008). Los datos corroboran que, si bien no se puede negar que hay escuelas que paulatinamente han sido mejoradas y dotadas de infraestructura e inmobiliario en las zonas apartadas, tienen problemas de operación a los que se enfrentan a causa de sus múltiples necesidades de equipo y recursos humanos calificados.

Gran parte de las telescundarias rurales operan en comunidades que se encuentran geográficamente muy dispersas, distantes, de complicados accesos y pobres, lo que dificulta el flujo de recursos en sus distintas variantes (económicos, humanos, materiales, etc.), originando carencias que en muchas escuelas no han sido resueltas y que complican su funcionamiento, a pesar de contar con más de 5 años de operación.

Otra constante son los problemas de inseguridad al interior de algunas localidades, ya que algunas escuelas han perdido parte del equipo electrónico (Televisión, computadoras, impresoras, etc.), lo que se suma a la falta de maestros, aulas, laboratorios, canchas, etc.  Está vigente la necesidad de dotar y preparar al docente con conocimientos e instrumentos que le ayuden en su trabajo cotidiano, además de reconocer y comprender los cambios y carencias que se presentan en los educandos al paso por la escuela, sin dejar de considerar la realidad que afrontan.

Las telesecundarias, como parte integradora en zonas dispersa del campo de Guerrero, ha tomado gran relevancia a pesar de funcionar en un medio de precariedad y se les excluye en muchas ocasiones de beneficios que se requieren para realizar acciones educativas más eficaces. En muchas comunidades guerrerenses la escuela es aún el único foco de cultura y de desarrollo social; si la escuela desaparece (primarias o telesecundarias) en estos espacios, los niños y jóvenes ven reducidas sus esperanzas de seguir estudiando, tendrán que desplazarse diariamente al pueblo próximo con un número mayor de habitantes, con un poco más de comodidades sociales y culturales. En ocasiones la familia migra por completo en busca de oportunidades educativas, sociales y de trabajo mejores. Como producto de este desplazamiento se alteran sus tradiciones y cultura, su identidad se ve modificada al introducirse a grupos sociales con otras características a las cuales tendrán que adaptarse para poder incorporarse al nuevo escenario de su vida de forma social y productiva, que puede ser igual o mejor a la anterior, ya que generalmente  en los espacios semi-urbanos y rurales no hay muchas opciones de trabajo, condición que seguirá limitando económicamente a las familias para que sus hijos vayan o no a la escuela, según lo revelaron las entrevistas con alumnos, padres de familia y profesores de dos escuelas analizadas en la investigación.

En cuanto a la pertinencia que la telesecundaria tiene para los jóvenes de los espacios rurales, el estudio nos permitió constatar que el modelo de telesecundaria es uno de los instrumentos de más éxito para hacer llegar la educación secundaria a las localidades más apartadas y que, a pesar de sus propias limitaciones y las que el medio le provoca, cumple para que los beneficiarios se apropien de aprendizajes y de un cambio de visión sobre su futuro. Ello sin duda puede influir en que los jóvenes tomen una participación más activa en la búsqueda de mejores oportunidades educativas y de trabajo que le permitan desarrollarse individualmente y solidarizarse con la comunidad, como parte de su origen e identidad.

Con relación a las expectativas de los estudiantes de las telesecundarias sobre su desarrollo educativo, existen muestras de confianza para continuar estudiando y trabajar para lograrlo. Lo complicado es que las intenciones de los adolescentes tienen como contexto condiciones adversas de pobreza y marginación que imperan en sus comunidades. Sin embargo, ni esto, ni su arraigo familiar limita el deseo de salir de la comunidad para estudiar la preparatoria. Encontramos en ellos el firme propósito de alcanzar una vida diferente a la de sus progenitores, además de que su lucha y sus logros no sólo son aspiraciones particulares, sino que las comparten con sus padres y profesores, como revelaron alumnos y exalumnos de los planteles entrevistados.

Los alumnos de dos localidades de Coyuca Benítez, Guerrero, en donde se desarrolló la  investigación, expresaron su firme intención de estudiar y/o trabajar para alcanzar sus metas de superación y formación estudiantil y, al mismo tiempo, apoyar con algunos recursos económicos a sus familiares. Los estudiantes entrevistados, si bien presentan condiciones de ruralidad distinta (con distintos entornos en cuanto a dotación de servicios públicos y proximidad a zonas urbanas, en cada una de las escuelas analizadas), no manifiestan cambios en la forma de visualizar sus horizontes de superación personal. Se observa en ellos una búsqueda constante por superar su condición de pobreza, estableciendo estrategias para afrontarla, como la migración o el trabajo combinado con el estudio, las cuales se fortalecen al contar con una educación básica completa, gracias a la telesecundaria.

Por ello, se concluyó que las escuelas telesecundarias en el municipio de Coyuca de Benítez, han coadyuvado a resolver de manera directa los bajos porcentajes de cobertura que se tenían en este sector, especialmente en educación básica. Estas instituciones, situadas en las distintas comunidades, brindan oportunidad para que muchos adolescentes sean educados y terminen su formación básica, posibilidad que en décadas pasadas era remota.

Así, las secundarias rurales están contribuyendo a que se tenga una mejor cobertura y que muchos adolescentes terminen su educación básica y con ello se incremente el promedio de escolaridad en las diferentes regiones del estado. Ello, además de propiciar desarrollo de aptitudes y adquisición de conocimientos entre su alumnado, les ha permitido conocer y usar tecnologías como la computadora y sobre todo concluir su formación básica obligatoria con una mínima inversión económica.

Estas escuelas están generando la posibilidad de que los adolescentes rurales tengan mejores márgenes de certidumbre para cubrir su proceso de formación básica sin tener que salir de su localidad y sin separarse de su familia. Ahora, por lo menos la educación básica, está a su alcance a cortas distancias y esta proximidad les permite que al término de su actividad escolar, tengan posibilidades de ayudar a la familia en las tareas del campo o la casa.

Estos centros escolares son una fuente de ahorro familiar, pues al hacer un comparativo con las escuelas secundarias generales, ubicadas generalmente en centros urbanos, los padres de familias consideran que realizan menos gastos en la educación de sus hijos, lo que aminora las presiones sobre la precaria economía familiar y permite que los alimentos que se ofrecen a los adolescentes sean higiénicos y con cierto valor nutritivo al poder consumirlos en sus casas, lo que puede favorecer el desempeño académico, pero sobre todo resultan  más baratos.

Estas escuelas también han facilitado que los padres de familia estén pendientes de manera permanente del comportamiento y los avances logrados por sus estudiantes, acudiendo oportuna y puntualmente a las reuniones,  eventos y actividades escolares, algunas de las cuales pueden ser compartidas con sus hijos. Ello ha venido a vincular a la comunidad con estos espacios escolares donde padres de familia, maestros y alumnos se comprometen a participar, no sólo en asuntos del plantel, sino también en los comunitarios como las acciones concretas de cuidado del medio ambiente (campañas de recolección de basura, acciones de limpieza y descacharrización) lo que fortalece lazos de cooperación que les permiten atender conjuntamente sus dificultades.

En relación a la equidad de género, en el país y particularmente en Guerrero hay un largo camino por recorrer para reducir las diferencias entre los sexos, especialmente por la tradición de un sistema patriarcal ejercido en diferentes ámbitos y con distintas formas. Al ser este asunto una cuestión cultural, necesita ser atendida con procesos educativos, sobre todo en aquellos escenarios que presentan resistencia para aceptar la igualdad de género. En el caso de las telesecundarias, al estar llegando a zonas rurales de Guerrero, como el caso del Municipio de Coyuca de Benítez, está generando la posibilidad a muchas familias de enviar a sus hijos a la escuela. Esta cercana ubicación de los planteles con los hogares propicia oportunidades educativas a jóvenes de ambos sexos. De acuerdo a las versiones emitidas por los distintos actores, hay coincidencia en afirmar que ahora tanto hombres como mujeres tienen la misma oportunidad de estudiar, en éste y otros niveles superiores de enseñanza.

Las entrevistas con los jóvenes nos permitieron saber que los estudiantes rurales que asisten a estas escuelas tienen muchas ganas de superarse y crecer como persona, aunque no por ello dejan de percibir las fallas que existen en la calidad de la enseñanza que reciben. Reconocen que la telesecundaria les ha permitido concluir su instrucción básica, pero también admiten que tiene que ser mejorada para beneficio de los estudiantes. Coinciden en señalar que los conocimientos de inglés y computación son insuficientes y se convierten en un obstáculo cuando intentan ingresar a otro nivel educativo o tratar de incorporarse al mundo del trabajo, por ser uno de los requisitos primordiales de las actuales actividades productivas.

En estas realidades, si bien se cuenta con un servicio educativo de buena calidad, su funcionalidad y eficacia está limitada por las carencias de todo tipo, dentro y fuera de la escuela, que van desde falta de servicios básicos, hasta aulas, muebles, equipo, bibliotecas y maestros, entre otros. En sus testimonios, los actores de esta investigación consideran que resulta primordial dotar de recursos a estas instituciones que les resultan de gran utilidad; se trata no sólo de tener una escuela, sino de que éstas puedan ofrecer  un mejor servicio.

Los entrevistados visualizan que la telesecundaria es una estrategia educativa que beneficia a los adolescentes, pues al terminarla tienen más oportunidades de continuar estudiando hasta alcanzar una carrera profesional o técnica que les ayude alcanzar un bienestar social distinto al de sus padres, y así contar con mas posibilidades de tener una vida con menos presiones económicas.  

En el municipio de Coyuca de Benítez, particularmente en las realidades de las comunidades de El Terrero y El Zapotillo, se encontró que los adolescentes que asisten a la telesecundaria reciben apoyos económicos por medio del Programa de Becas de Oportunidades, hecho que está incidiendo en la permanencia de los estudiantes en estos planteles al tener cómo cubrir el gasto de uniformes y útiles escolares, que los motiva a terminar su instrucción elemental, con oportunidad de contar con alimentación y salud. En sus versiones, tanto los padres como los estudiantes refieren que lo importante no son los recursos que se les entregan, sino la educación y conocimientos que adquieren los muchachos al paso por la telesecundaria.

En lo referente al destino de los apoyos recibidos, los actores revelaron que una parte de los recursos de la beca de Oportunidades se utiliza para cubrir sus necesidades escolares y el resto es usado para atender las diversas dificultades económicas de las familias. Con ello se entiende que estos programas compensatorios de apoyo a la educación en situaciones de pobreza pasan a ser ingresos que vienen a paliar los problemas económicos familiares, lo que representa un riesgo de que estos recursos terminen para ser desviados de sus propósitos originales.   

El destino de los egresados de la telesecundarias es diverso: algunos deciden emigrar de manera temporal al interior del país, estado o municipio en busca de mejores opciones educativas y/o laborales (ello vinculado a sus posibilidades económicas), otros deciden seguir en las comunidades con sus familias, truncando así sus deseos de seguir estudiando, por falta de recursos o de interés por continuar preparándose Hay casos aislados de egresados que se atreven a buscar en la nación vecina del norte, opciones mejores de trabajo, que ayude a su precaria economía. Y es que en materia del derecho a la educación, no existe garantía de que estos egresados cuenten con posibilidades de seguir sus estudios una vez concluida la telesecundaria, por lo que su instrucción pasa a ser una forma de capacitación de mano de obra que cada vez en mayor número abandona los espacios rurales.

Si bien en sus narraciones los jóvenes que asisten a la escuela aseguran que al término de esta etapa escolar su objetivo no es emigrar sino tratar de continuar con su desarrollo educativo, los testimonios de los maestros y padres de familias revelan que la migración será un recurso por el que optarán más tarde, pues cuando los jóvenes alcanzan la mayoría de edad o cuando se ven influidos por las presencia de otros que se fueron de la localidad y regresan al pueblo bien vestidos, con dinero y hasta con camionetas, deciden salir de sus comunidades para buscar nuevas expectativas de desarrollo.

En materia de desarrollo regional, en los ámbitos rurales podemos señalar que las telesecundarias están incidiendo gradualmente en este proceso al acercar la educación a localidades y regiones con alta marginación. Pero sobre todo, al ofrecer herramientas a sus egresados para continuar estudiando, algunos hasta logran terminar una carrera profesional o técnica y acceder a un trabajo acorde a su preparación. El contar con esta instrucción les está permitiendo transformar sus expectativas de vida y han aprendido a tomar decisiones por sí mismos, a formarse una idea más clara del mundo y sobre todo a defender sus convicciones, su identidad, su cultura y tradiciones.

En este estudio encontramos que este modelo educativo en los distintos escenarios rurales de México, particularmente en Guerrero, resulta pertinente para cubrir las necesidades de educación de muchos jóvenes y que a pesar de que muchas de estas telesecundarias son pequeñas galeras carentes de servicios, materiales y recursos necesarios, está ofertando educación en las zonas pobres. Pero su utilidad va más allá de ofrecer enseñanza básica, es un componente de desarrollo personal que está incidiendo paulatinamente en el desarrollo de las localidades y regiones. 

La telesecundaria en ámbitos semiurbanos

En los últimos años, el crecimiento de las zonas urbanas a causa de la migración de la gente del campo que acude a las ciudades en búsqueda de mejores expectativas de vida, sumado al crecimiento demográfico natural, ha propiciado serios problemas en la demanda de servicios de la población que se asienta en las zonas que rodean las ciudades, entre los que se encuentra la educación.

La mayor parte de las familias que se ubica en la periferia de las grandes urbes vive en condiciones de marcada pobreza, con bajos niveles de escolaridad, pero sobre todo con escasas posibilidades de recurrir a otra opción que no sea la educación pública para sus hijos, además de que sus recursos no les permiten invertir en el traslado y demás gastos que conlleva enviar a sus hijos a escuelas apartadas del hogar. En su mayoría son familias jóvenes con hijos pequeños que demandan oportunidades para que asistan a la educación básica.

Frente a ello está la imposibilidad del Estado mexicano por atender esta demanda de servicios educativos y opta por poner a funcionar escuelas, sobre todo en el nivel básico, con infraestructuras deficientes y rodeadas de muchas carencias y problemas que dificultan su operación. Lo que se intenta es cumplir con el requerimiento de cobertura del servicio educativo, sin atender los principios de calidad, oportunidad y posibilidad. La intensión es dar el servicio que se reclama con el mínimo de inversión pública, y en ello la telesecundaria ha resultado ser una buena alternativa por los bajos costos de su operación.

Por ello, en los últimos años el crecimiento de la telesecundaria en espacios no rurales resulta notable, sólo en la ciudad de Acapulco más del 20% de las escuelas están ya dentro de la zona urbana, por lo que frente a la expansión de las telesecundaria, es fundamental observar la operación y funcionalidad de éste modelo creado y diseñado para los espacios rurales. Es importante, desde la perspectiva del derecho a la educación, saber si la telesecundaria realmente representa una opción de educación de calidad en otros espacios cuya dinámica está más sujeta a la vida citadina. 

Y es que, si bien una de las “Metas del Milenio” se liga a la posibilidad de que todos tengan acceso a un mejor desarrollo y una garantía a su derecho a la educación mediante un proceso continuo de inclusión de las minorías excluidas de esta garantía, ello debe estar enmarcado en una educación de calidad, que implica un diseño de la educación nuevo, basado en los derechos humanos de todos los actores principales: estudiantes, sus padres, y el personal docente.

Con estas consideraciones se realizó una segunda parte del análisis, a partir de los actores de dos telesecundarias ubicadas en la zona periférica de Acapulco considerando las expectativas y necesidades de los jóvenes que asisten a estos planteles en contextos distintos al ámbito rural. Se realizaron entrevistas con estudiantes, padres de familia, profesores, directivos y egresados, con lo cual se amplió la discusión sobre la orientación de este modelo como una alternativa remedial para la cobertura educativa.

Se encontró que en las telesecundarias ubicadas en estos contextos se enfrentan a una fuerte competencia con otras escuelas de otras modalidades de educación media básica que se ubican próximas a sus instalaciones; en uno de los casos la otra secundaria opera a unos 40 metros, lo que sin duda explica la reducida matrícula con la que opera la telesecundaria, a pesar de lo cual cuenta con una planta de profesores completa, lo que no ocurre en las zonas rurales, y que sin duda tiene mucho que ver con el interés de los maestros por laborar en escuelas urbanas cerca de la comodidad de la ciudad.

De hecho, los propios alumnos y profesores opinaron que la telesecundaria está en “desventaja con otras escuelas” y quienes deciden matricularse en ellas, lo hacen considerando que en este modelo no existe la limitante de una edad mínima (que en el caso de las otras instituciones es de 14 años para el ingreso), o bien quienes entran a la telesecundaria ya han sido expulsados de otros planteles o no encontraron cupo en esos, por lo que para muchos se trata de la única opción posible para terminar la secundaria. Esto, sin duda, refleja un sentimiento de discriminación por parte de los alumnos, pues consideran que el estar en estas escuelas es a lo único a que pueden aspirar, y se sienten en situación de desventaja.

Hay quienes comentaron que su ingreso a la telesecundaria fue decisión de los padres, al considerar que éstas tienen menos matrícula y, por lo tanto, existe menos riesgo de pandillerismo o drogadicción en los planteles; sin embargo, los testimonios de los alumnos y profesores desvanecen esta visión, pues los integrantes de las telesecundaria reportaron graves problemas de inseguridad, robo constante de equipo y mobiliario, asaltos en las inmediaciones de los planteles, presencia de pandillas y problemas en el consumo de drogas, dentro y fuera de las escuelas, situación que no fue considerada en los testimonios de los actores que asisten a los planteles de las áreas rurales.

Los profesores y directivos revelaron que existen algunas telesecundarias periurbanas de la zona que son reiteradamente despojadas de su equipo cada periodo vacacional, aunque las autoridades coloquen una y otra vez barrotes o candados en las instalaciones. Una salida ha sido que los directores y profesores en las vacaciones se lleven el equipo a su casa, por lo que los delincuentes, entonces, roban el cableado eléctrico, las antenas y lo que quede disponible. De hecho, una de las quejas que se encontraron en estos planteles es la escasa solidaridad de los padres de familia para colaborar con las acciones de vigilancia o apoyo que permitan enfrentar esta problemática.

Los directivos y profesores hablaron de altos niveles de deserción (casi de un 30% cada año), de altos índices de reprobación y bajos niveles de aprovechamiento escolar, lo que según ellos se vincula a problemas familiares o personales de los estudiantes. Sumado a ello, algunos jóvenes relataron situaciones de abuso y violencia dentro y fuera del hogar como uno de los principales problemas que tienen que enfrentar para asistir a la telesecundaria. Sobre esto, los profesores y directivos de los planteles manifestaron impotencia, pues el modelo de telesecundarias en su diseño no contempla personal de apoyo psicopedagógico, de orientación vocacional o de servicio médico que pueda dar servicio u orientación a los afectados.  

En las entrevistas, los estudiantes revelaron que, además de que gran parte de la beca que reciben como parte del programa de apoyos económicos que otorga el gobierno para mantener a los jóvenes en las escuelas, se destina a los gastos familiares, muchos tienen que contribuir con el sustento del hogar, al no tener un padre, una madre o un adulto que se haga responsable de esta tarea en su hogar. Su trabajo, obviamente, se desarrolla en actividades marginales, sin seguridad social u horario fijo que les permita atender los requerimientos de sus actividades educativas. Varios manifestaron su incertidumbre de poder seguir estudiando no sólo la secundaria, sino el ciclo escolar contiguo; no creen poder terminar su secundaria, pero no manifiestan coraje o frustración por este hecho, sino que lo visualizan como algo esperado pues no existen antecedentes de familiares que pudieran tener estudios superiores a la secundaria.

Las expectativas escolares de los jóvenes de la telesecundaria periurbanas resultaron muy contrastantes con respecto a los que asisten a los planteles rurales, ya que si bien cuentan con preparatorias y centros de educación medio superior cerca de sus hogares, no quieren o no les interesa seguir estudiando; sólo quieren el certificado de secundaria para poder acceder a un trabajo como empleado en una tienda, en un taller o en cualquier empleo de salario mínimo.

Los padres comparten esta poca ilusión por la educación como un proceso que puede ayudar a la movilidad social de sus hijos, pero además no manifiestan interés en participar de su formación educativa. Contrario a lo ocurrido en las telesecundarias rurales, en esta parte de la investigación sólo una mínima parte de los padres de familia pudieron ser entrevistados; de poco sirvieron los llamados que hace la dirección a participar en diferentes actividades extraescolares con los demás miembros de la familia, y que fueron aprovechadas por los investigadores para hacer las entrevistas. En las conversaciones manifestaron poco entusiasmo para hablar sobre el futuro de los estudiantes, y se quejaron de la falta de oportunidades para ellos, la escasez de empleo, la inseguridad, los embarazos en las adolescentes y muchos otros problemas que, como padres, les preocupan más que la posibilidad de que sus hijos tengan educación. 

Conclusiones

Uno de los principales problemas a los que se enfrenta el derecho a la educación en México y en otros países de America Latina, se encuentra vinculado a la prioridad que los Estados dan a la cobertura por encima de la pertinencia, la calidad, la equidad y la atención a las necesidades de los sujetos de este derecho. Por ello resulta importante generar procesos de análisis y discusión sobre la forma en que operan los sistemas educativos en cada uno de los países, y la forma en que los modelos propuestos están atendiendo a las demandas locales.

Esta investigación sobre la perspectiva de los estudiantes de secundaria representa una primera aproximación para analizar lo que está pasando con esta alternativa educativa en México; pero sin duda aporta elementos para discutir la orientación de este modelo creado para atender las necesidades educativas de los jóvenes de los ámbitos rurales y que luego pasa a operar en territorios periurbanos. La falta de planeación y de una buena administración de los recursos, sobre todo cuando se considera solamente el crear nuevos espacios sin atender las necesidades de los que existen, genera problemas que no están siendo atendidos, ni considerados y que, lejos de fortalecer las capacidades de la población, sólo genera frustración y discriminación en algunos sectores.

Este trabajo muestra algunos de los problemas de organización del sistema educativo nacional que, a pesar de los recursos humanos y económicos con los que cuenta, se manifiesta incapaz de adecuarse a las nuevas necesidades de la población  e insiste en tratar de igual manera a jóvenes que presentan problemáticas y necesidades diferentes, pero sobre todo es una muestra de cómo la cobertura educativa que el estado está buscando brindar, no considera como elemento primordial los resultados. Se considera que aulas, profesores y un programa educativo es lo que único que se necesita para dar educación, sin entender el verdadero sentido de ésta.

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{1} Desde 1996 se establecieron las bases para aplicar esta propuesta educativa de Telesecundaria en Centroamérica. Se atienden 16, 442 alumnos en 449 centros en El Salvador, Costa Rica, Panamá, Honduras y Guatemala. Se encuentra en prueba en los estados de California, Colorado, Pensilvania y la Florida, en Estados Unidos (Cortés, 2004), esto indica que el país en Centroamérica y en algunas partes de (EU) Norteamérica ha sido reconocida esta modalidad, y se ha convertido en el pionero de este modelo educativo En 1997 se realizan acciones idénticas de cooperación con República Dominicana, en 1998 también Colombia hace adaptaciones a esta idea educativa, y tiempo después se colabora de manera técnica con Bolivia para el establecimiento de un  programa piloto en algunas escuelas, (Buenfild, 2001).
 
     
 
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