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2014 - Vol. 8, Núm. 2  
           
  Presentación: Investigando la inclusión: avanzando hacia la consolidación de comunidades de indagación colaborativa  
           
  Mauricio López Cruz  
     
 

La idea de dedicar una sección temática a investigaciones actuales sobre educación inclusiva surgió luego de uno de los encuentros de la Red Chilena de Investigadores en educación inclusiva, instancia que creamos un grupo de académicos de universidades chilenas el año pasado y que persigue propósitos similares al número que ahora presentamos. En ambos casos, lo que se pretende es visibilizar el trabajo y estimular el diálogo entre investigadores comprometidos con el avance hacia sistemas educativos y escuelas que contribuyan a la tarea de garantizar el derecho a la educación a todos los niños y jóvenes con base en los principios de justicia y equidad.

Aquella tarde calurosa de noviembre, Cynthia Duk y yo conversamos sobre cuánto ha crecido en el ámbito iberoamericano el interés y el trabajo de numerosos equipos que dedican sus esfuerzos a comprender la compleja trama de los fenómenos de exclusión-inclusión y a buscar formas de contribuir al pensamiento y la práctica de la educación inclusiva. La publicación de una sección temática de la revista era una buena oportunidad para conocer y difundir el trabajo de colegas de otras universidades pero sobre todo para discutir y avanzar hacia un marco de referencia común para compartir los avances de la investigación y explorar las nuevas direcciones que después de algunos años de crecimiento podrían estar surgiendo en el campo. En este punto coincidimos con Parrilla (2009) cuando sostiene que la creación de comunidades de investigación inclusivas es uno de los desafíos más relevantes de la comunidad académica en torno a esta temática. Esta revista constituye, sin duda, un avance importante en esta tarea.

Otras iniciativas de colaboración en las que hemos coincidido con la directora de la revista nos han mostrado los desafíos del movimiento de la inclusión en la región para los que resulta crucial fortalecer el desarrollo de la investigación. Una de ellas es el Diplomado en Inclusión educativa, iniciativa de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) que ya va en su 4ª versión. En esta instancia de actualización, en la que han participado docentes de diversos países de la región, se verifica la coincidencia de muchos problemas comunes, así como de la necesidad de difundir el conocimiento entre profesionales que se desempeñan en contextos educativos también diversos, pero que comparten grandes dificultades para la realización del ideal de escuela inclusiva al que aspiramos. En la labor de tutoría con los participantes ha resultado ser de gran apoyo compartir trabajos de investigación que ilustren casos, propuestas de intervención, instrumentos y metodologías que favorecen la inclusión. Esperamos que los artículos incluidos en este número puedan de igual manera llegar a aquellos profesionales dispuestos a mirar y revisar sus prácticas a la luz de nuevas perspectivas, ofreciendo orientaciones sobre formas de generación de conocimiento local y evidencias que estimulen el pensamiento y la práctica.

Y es que la investigación conlleva procesos de problematización y reflexión conjunta, resolución de temas éticos, superación de barreras entre investigadores y profesionales, búsqueda constante de métodos pertinentes para generación de conocimiento útil, entre muchos otros desafíos, todo ello en el marco de compromisos colectivos con la construcción de un conocimiento significativo. Esta actividad muchas veces supone, asimismo, el estímulo de valores tan esenciales como la búsqueda de la verdad, la belleza, la justicia y el bien común. Por ello, creemos que las iniciativas de indagación y generación de conocimiento estimulan la cooperación entre actores comprometidos con propósitos compartidos.

En este sentido, una contribución relevante de la investigación, tal como lo comprobamos a menudo, es iluminar con nuevas perspectivas los problemas a los que nos enfrentamos con frecuencia, de manera que nuestra labor de indagación nos permita, como señala Slee (2012, p.229), “alcanzar profundidad, detectar los matices y dar con las sorpresas que impulsan la investigación en nuevas direcciones”. Parrilla (2009) apunta hacia una dirección similar cuando destaca cómo el enfoque narrativo que busca dar voz a los jóvenes excluidos visibiliza “temas poco visibles” para el mundo académico propio de los investigadores.

La posibilidad de mirar desde nuevos ángulos los problemas de exclusión educativa sería fundamental para lo que Echeita y colaboradores plantean, en el trabajo que abre la sección temática, debería ser el propósito final de la labor investigadora: la transformación de las culturas, las políticas y las prácticas escolares. Tras su amplia revisión de algunas de las líneas de investigación más sobresalientes del campo, finalizan con la reflexión respecto a que, en el contexto actual de abundante conocimiento, la investigación más necesaria apuntaría a esclarecer cómo romper las inercias y resistencias que inhiben que dicho conocimiento, en gran medida ya disponible, se lleve verdaderamente a la práctica.

Los trabajos que en este número han utilizado enfoques narrativos (López y cols; Ciénaga y cols.) muestran, a través de las historias escolares de jóvenes, cómo emergen significados desconocidos o pasados por alto, pero que permiten reorganizar nuestra comprensión de los procesos de inclusión y exclusión. En ambos casos, se visibilizan dimensiones relevantes de la experiencia personal y subjetiva de jóvenes víctimas de exclusión que ponen de manifiesto la necesidad de revisar los enfoques tradicionales de responder a colectivos con discapacidad o considerados con “necesidades educativas especiales”, y que aún siguen vigentes. Desde un análisis cuantitativo, el trabajo de Villalobos y cols. compara la experiencia de victimización que sufren estudiantes diagnosticados con y sin “necesidades educativas especiales” en el marco de la política de “integración escolar” en Chile. Sus resultados llevan a conclusiones similares.

Uno de los tópicos que parecen ineludibles al profundizar en el campo de la investigación inclusiva es la pregunta por la dimensión axiológica y su papel en la labor investigativa. Son muchos los autores que han insistido en el necesario posicionamiento explícito del investigador respecto a su ideología y valores orientadores, y los dilemas éticos que esto puede suponer (Dyson y Howes, 2009; Parrilla, 2009; Slee, 2012). En esta línea de trabajo, Moliner y St. Vincent indagan precisamente en el tipo de dilemas éticos a los que se puede enfrentar un equipo de investigación al interactuar desde su rol con los agentes educativos participantes en un proceso de indagación colaborativa en una escuela definida como intercultural.

Los trabajos que siguen (Calvo y Tabernero; Durán y Valdebenito) abordan experiencias basadas en la lectura y la escritura como estrategias que apoyan procesos de inclusión entre pares al favorecer el aprendizaje y la participación en comunidades escolares inclusivas.

Para cerrar la sección temática, los trabajos de Figueroa y Muñoz, por una parte, y de Amaro, Méndez y Mendoza, por otra, amplían la mirada hacia procesos de mejora organizacional en el nivel escolar y universitario, respectivamente. En ambos casos, lo que se destaca como principal “palanca para el cambio”, es la posibilidad de reflexión y desarrollo profesional del equipo docente sobre la base de unos valores inclusivos compartidos. En línea con estos proyectos, el artículo de Sierra y Parrilla, también se sitúa desde un paradigma organizacional, pero ampliando el foco al nivel comunitario y de colaboración entre escuelas, para examinar la problemática de la transición educativa a la etapa secundaria. Nuevamente, se pone de relieve la necesidad de implementar procesos participativos que involucren a la comunidad a la hora de hacer frente a un proceso que afecta a todo el alumnado.

Creemos que el conjunto de títulos que presentamos en esta sección temática aporta puntos de vista que conforman una buena muestra de las aproximaciones actuales al campo de la educación inclusiva en Iberoamérica, específicamente en Chile, España y México. Sin duda que aún no se resuelven varias de las cuestiones más espinosas de la puesta en práctica de los valores inclusivos: los dilemas intrínsecos a la inclusión, las resistencias de todo tipo, la pervivencia de la injusticia, la discriminación y la exclusión. Pero, tal como Mel Ainscow insiste en sus inspiradores textos, la inclusión se trata de un camino sin fin hacia la materialización de estas aspiraciones. La realización del trabajo editorial para este número nos ha convencido aún más de lo que ya estábamos en un comienzo en cuanto a lo provechoso que resulta el trabajo de revisión sistemática del conocimiento cuando se hace de manera colaborativa en torno a propósitos comunes. Por ello, reiteramos nuestra intención de que los trabajos que presentamos sirvan como incitación a continuar avanzando en este camino, sirviéndonos de las ideas y propuestas que vamos construyendo colectivamente.

 
     
 
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